| 25 mayo, 2022
Francisco ya no mueve a nadie. Hasta el punto de que esos actos deberían suspenderse pues ese colosal vacío es bochornoso. Una plaza desierta.
Y es absurdo molestarse con Specola o conmigo por la inasistencia a los actos del Papa. En todo caso moléstense con quienes no van o con Francisco por haber desinteresado al personal.
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Y que triste final de un pontificado que nos vendían como popularísimo y multitudinario. Nadie.
Soledad de soledades,
que allí no van ni los vientos.
Los «sanpietrinis»,por cientos,
dan hierba en sus oquedades…
El Pueblo Santo que ,otrora,
saciaba allí sed y hambre;
y acudía como enjambre
con frecuencia,a cualquier hora…,
no corre a pisar las losas
-varias veces seculares-,
en las que oía Verdades
sobre Dios;sobre las cosas…
Hoy nadie pisa esas piedras,
testigos de tanta historia;
hoy ya no tienen más gloria
que ver que les crecen hiedras…
Soledad de soledades
cosecha el que es tan idiota
que deja la Iglesia rota
con sus muchas necedades.
¿Cómo va nadie a acudir
a escuchar los chascarrillos
que no harían ni los chiquillos
y que intentan siempre herir?
Para escuchar boludeces,
descartes y balconeos,
periferias,conejeos,
pontones y otras memeces…,
la gente se queda en casa,
rebusca en la biblioteca,
lee a aquél que asó la manteca;
y, al menos,…,obtiene «grasa».
Mas no va a esa inmensa plaza
que perfiló el gran Bernini
a ver cómo un barbarini
le da jesuitismo en taza.
Que acudan los Spadaros
-serviles y complacientes-,
y rindan allí sus frentes;
más dóciles que «sobaros»…
La plaza… mejor vacía
con Soledad elocuente.
¿Quién acudirá allí?…¡Niente!
La gente ya no se fía…
La plaza volverá a llenarse el triste día en que muera el Papá Benedicto.
Yo veo demasiada gente…
Y todavía sigo furioso con los que lo eligieron. Hizo todo lo esperable… O peor… Pobre su sucesor… Deberá comenzar respondiendo los «dubbia» que el porteño maleducado ignoro.
el show de bergoglio, el comediante mayor del vaticano, se esta quedando sin publico. que pesar!
Paco Pepe,por Dios.
¡Qué caían chuzos del cielo!
¡Qué aguacero,Señor!
Parecía el segundo diluvio universal…