Bien en esta ocasión por Omella

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Un homosexual, con opiniones que no voy a calificar pero que son suyas, y muy acordes, o bastante, con la doctrina de la Iglesia, al menos hasta hoy, ha querido ser vetado, muy «democráticamente», por quienes se arrogan el monopolio de la verdad. Ante eso el arzobispo de Barcelona estuvo a la vez prudente y claro. Como debía estar.

Cada uno tiene el derecho en el mundo de hoy a tener las ideas que quiera aunque sean equivocadas para otros. Y a expresarlas. Respetando unos mínimos que son muy escasos. Todos los días presenciamos declaraciones políticas, literarias, religiosas, deportivas… que otros no comparten. Están en su derecho  manifestarlas. Aunque fueren peregrinas. También sobre el colectivo gay. Que es tema que todos verán no es obsesivo en el Blog. Pues apenas aparece.

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Si alguien piensa que la homosexualidad es una enfermedad o que tiene tratamiento, será acertado o no pero no entiendo que se pueda prohibir expresarlo. Manifiéstense todos los argumentos en contrario que se quieran, también acertados o no, pero prohibir a quienes piensen así su libertad de expresión me parece totalitario. Y si se hace desde una hipócrita vestidura democrática, peor.

Todos los días leemos a quienes opinan que es demencial  ser  seguidores del PP o de Podemos. Pero a nadie se le quiere impedir que se manifiesten en ese sentido. De Rajoy o de Iglesias, de Sánchez o de Puigdemont, y de sus correspondientes alineaciones políticas se puede decir lo que se quiera, del Real Madrid o del Barcelona. de Belén Esteban o de Trueba, de Trump, Obama o Putin, de la Iglesia y del Papa… ¿Sólo el mundo gay es intocable?

Omella ha estado donde debería estar. Al menos de momento.

Uno es muy respetuoso con las tendencias sexuales de cualquiera. Son cosa suya mientras no vulneren los derechos de otro. Aunque tenga mi opinión sobre las mismas. Pero es cosa mía y tengo derecho a expresarla aunque ese sea un tema en el que no suelo entrar. Porque no me da la gana.

Pienso que el arzobispo de Barcelona ha estado donde debía. Me es muy grato reconocerlo.

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=28533

http://www.periodistadigital.com/religion/diocesis/2017/02/11/omella-pide-dialogo-y-comprension-ante-los-que-quieren-vetar-la-charla-de-un-homosexual-que-defiende-la-castidad-religion-iglesia-barcelona.shtml

 

Comentarios
5 comentarios en “Bien en esta ocasión por Omella
  1. PERDIDOS EN LA SELVA

    Fray Hyacinth Grubb OP

    Bob es Bob, y Dan es Dan: Estos juicios son tautologicamente ciertos. Pero, también se dice que hoy Bob no es el mismo, y esto nos remite a algo profundo. Podemos, de alguna manera, ser más o menos «nosotros mismos.» ¿Pero qué significa eso, exactamente?
    Esto no quiere decir que con los cambios de comportamiento la persona desaparece, o que alguien se convierte en otra persona. Más bien, es una declaración acerca de la integridad, y concretamente, la integridad de vida, o …la falta de integridad, a causa de la ausencia de un orden de vida adecuado, derivándose de ello la dispersión, y la fragmentación. Y, en última instancia, sólo una cosa puede destruir la integridad: el pecado.
    El pecado hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. (Catecismo de la Iglesia Católica 1849)
    El pecado no es un delito contrario a una norma arbitraria inventada por una divinidad tortuosa. Es una ofensa a la razón y la verdad. Como tal, sus efectos no son solamente externos: Quebrando el orden de la ley divina y eterna, se produce una fractura interna. El pecado hiere la naturaleza humana mediante la destrucción del orden adecuado de la vida, torciendo la naturaleza con las falsificaciones pervertidas del bien que se busca. El pecado nos hace perder en gran medida, nuestra identidad.
    Todo pecado y el nos llevan al extravío, pero unos más que otros. Esto no sólo depende de la gravedad de la infracción, sino también sobre del cometido que cada virtud y vicio tienen en la vida humana.
    Hay una virtud particularmente importante, muy descuidada en nuestro tiempo. Se trata de la castidad. La castidad es especialmente importante porque los cristianos no están obsesionados por el control particular y personal de la vida de las personas, sino porque refleja e informa la integridad y el dominio de sí misma a través de todas las facetas de la vida.
    La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la integralidad de la caridad, que es el alma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo. (CCC 2337, 2346)
    El ordenamiento correcto de la vida es, en última instancia, un dominio de sí mismo y un autorregalo, para «el hombre, que no puede encontrarse plenamente a sí mismo sino en la entrega sincera de sí mismo.» (Gaudium et spes, 24). La castidad es una virtud que ejemplifica el dominio de sí mismo y unautorregalo. El dominio de sí, ya que «la alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado» (CIC 2338). Un don de sí mismo, ya que «algunos profesan la virginidad o el celibato consagrado que les permite entregarse exclusivamente a Dios con un corazón indiviso, y en la integración de la relación de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer. (CCC 2349, 2337). La castidad, por lo tanto, merece que le dediquemos una atención especial.
    En la época actual, en una cultura en la que reina la impureza explícita y desenfrenada y casi inevitable, el pecado nos ha dañado a cada uno de nosotros, distorsionando nuestra integridad de una manera drástica. No es de extrañar que haya tanta gente que «no son ellos mismos» y se sienten incapaces de reunir los fragmentos dispersos de la vida. Nos puede tentar la desesperación, pero tenmos el consuelo de Nuestro Salvador y la confianza de que «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.» (Rom. 5:20). Por la gracia, hemos sido redimidos a un precio muy elevado: la Preciosísima Sangre del Señor, por la que ha sido expulsado el pecado, se nos ha adquirido la virtud, y ha sido salvado todo nuestro ser.

  2. Echenique: A los del pensamiento único les va a parir la burra en el camino.
    Respecto a esa absurda votación me asombra que Ciudadanos esté en esas historias. Han perdido el Oremus.

  3. Los cristianos terminaremos no ya amordazados, como se ve cada vez mas ahora, sino perseguidos, y no en Oriente. Tiempo al tiempo, todo se andará.

  4. Sí, son intocables, pues ya están integrados en el pensamiento único politically correct gender. De perseguidos han pasado a perseguidores, hasta el punto de que una conferencia del catedrático de salud pública de la Universidad de Navarra ha sido suspendida en la de Cadiz por presiones del colectivo gay, que le acusan de homofobia, pero son incapaces de contradecir sus tesis con argumentos. Algunos no saben o no quieren distinguir entre personas y conductas, que pueden ser incluso, al margen de su calificación moral, de muchísimo riesgo para su propia salud, con o sin condón. Bien por Omella y bien por la Cigüeña.

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