Y cuando lo hace en gallego, más. Pienso, desde mis carencias linguísticas, que José Manuel Carballo es una cumbre da nosa lingua nai, aunque no sea la mía pero a la que tanto amo. Él la usa, donde procede, la mezcla o utiliza perfectamente el castellano. Con esa amabilidad gallega, tan genética en nuestra tierra, sin la menor oposición a nada ni ninguna crítica acre o improcedente. En su hablar, hoy tan costoso pero también tan nada contenido, se da a todos, se da todo, falen o que falen, hablen lo que hablen. Porque estoy convencido que lo que lleva en sus genes es darse. En sus genes y en su ministerio sacerdotal.
No es una paradoja. Creo que conozco a José Manuel, cerna de carballo, muchísimo aunque la realidad, o sus observadores, podrían decir que es muy poco. Empezamos muy mal, él es de tecla rápida y yo también, pero enseguida llegamos a una aproximación notable. Desde la distancia internáutica. Hasta que llegó el día del encuentro que ambos queríamos. Creo que ya sin la menor preocupación en ninguno. Eso iba a salir bien. Mi mujer y yo quedamos enamorados de su personalidad. Y creo que él no quedó descontento de nosotros. Tan tocado por la disminución física y tan gigante sobreponiéndose a ella. Verdaderamente cerna de carballo.
Como es, entre otras muchas cosas, escritor de raza, hoy nos relata un cuento, la primera parte de un cuento, sobre un bastón. Que vive en sus palabras dejándonos un hermoso relato de una amistad más que de una dependencia. Porque José Manuel, Xosé Manuel, que en él eso no es problema, sólo lo es para los mediocres, se hace amigo de todos, hasta de un bastón. Ahora lo es de una silla de ruedas, que nada tiene que ver con la primera necesidad de aquel bastón. Viene impuesta por otros motivos y también es su amiga. Pero alma independiente, como es la suya, en ocasiones la abandona y hasta sube con energía asombrosa unas cuantas escaleras. Aunque al final de ellas precise un tiempo, no unos instantes, para recuperarse de su gesto gallardo. Que yo lo vi.
Y todo ello sin el menor enfado con Dios, con expreso agradecimiento por lo que le da aunque aparentemente sea tan poco. O tan malo. El sacerdote sui generis que es queda siempre de manifiesto en sus palabras. Verdaderamente sacerdotales.
Queda para una segunda entrega el relato del otro bastón. Que mi mujer y yo conocemos. Y cuya lectura esperamos impacientes. Porque no nos cabe duda de que también será muy hermosa. Y también agradecida. Al bastón y al Dios que se lo envía. Dos sacerdotes distintísimos en todo. Empezando por el tamaño. El de José Manuel aparentemente tan desvalido aunque todo el mundo se dé cuenta, nada más conocerle, de todo el enorme valor que hay en él. De valer y de valentía. El de su bastón sobreabundante. En todo. Tamaño ciertamente y sobre todo amistad, entrega, afecto… De eclesiologías distintas. Y de temperamentos. Uno es extraordinariamente sociable y extrovertido. Le cuesta notablemente hablar y no para. El bastón es tímido e introvertido. Apenas dice algo. Uno ha rebasado los setenta años y el otro es bastante más joven. Pero ambos hacen evidencia aquello tan evangélico del ved como se aman.
Compartir unas horas con los dos, como hemos hecho María del Carmen y yo, fue un auténtico gozo. Que estamos deseando repetir dentro de seis meses o antes si fuera posible. Tal vez a mitad de camino en la casa de un gran amigo de José Manuel y que en cierto modo ya lo es mío. Y no por lo de que los amigos de mis amigos son mis amigos sino por reciente y muy grato conocimiento personal. Curioso caso el mío en el que curas que antes de conocerles tenía por trabucaires y que se terminan metiéndoseme en el corazón. Si va a ser que no es tan fiero este león como lo pintan. O que es bastante más cigüeña que león.
http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2017/01/28/mi-baston-y-mi-amigo-iglesia-religion-sacerdote-dios-jesus-amigos-ancianos.shtml
no hay que ser tan duros con el padre José Manuel Carballo, caridad para un hombre que ha entregado su vida a DIOS con sus aciertos y desaciertos. en verdad es un hombre agradable con un sentido del humor inigualable y a pesar de sus problemas de salud sigue estando tan lleno de ese sentido del humor inigualable que mencione. DIOS le bendiga.
Por lo que yo he leído de D. Jose Manuel, rojillo no es, tiene mucha retranca gallega, eso sí.
Y evidentemente es postconciliar 100% está clarísimo.
Ahora, me parece a mí que él sí es un enamorado de Cristo y de su Iglesia y fiel.
A pesar de los desatinos del Papa le defiende a machamartillo.
Jesús.
Rojillo
Por la foto de sacerdote camuflado de paisano en desobediencia, debe de ser don Xose Carballo, que desapareció del blog, lo note perdidisimo con su sicología evolutiva y otras chorradas que a su edad ya no pegan. Bueno a destacar, su comentario sobre el bigote del nuevo jefe de los jesuitas. Le iba a preguntar por su nariz, pero se fue del blog. En suma, rodillo.
http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2017/01/28/mi-baston-y-mi-amigo-iglesia-religion-sacerdote-dios-jesus-amigos-ancianos.shtml