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Ayer no fue un día malo

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Detienen a Pedro Castillo tras ser destituido por el Congreso como  presidente de Perú

Pese a la derrota de España el día anterior.

Que echaran al presidente del Perú y condenaran a la vicepresidente de Argentina me parecen dos excelentes noticias. Incluso eclesiales. Aunque francisquistamente puedan ser malas.

A mí el fracaso de Luis Enrique, no el de España, aunque pudieran ir unidos, tampoco me parece mal.  Pero eso no tiene nada que ver con la Iglesia. O, como mucho, en una cuarta o quinta derivada.

Comentarios
12 comentarios en “Ayer no fue un día malo
  1. Pues la que ha quedado como presidenta, Doña Dina 4, es mucho peor que el señor Castillo. Es la mano derecha del malvado Klaus Suaz, del Foro Económico Mundial; así que con esto, está dicho todo.

  2. Es sorprendente el olfato gubernamental, para el dinero del pueblo que desaparece en manos de progres. No es extraño que además del dinero desparezca el delito de malversación.

    1. Vaya una afirmación temeraria, uno debería dejar de lado las palabras ociosas y esas lo son mucho. Ese hombre está tan cerca de la Iglesia, como el administrador que se embriagaba y golpeaba a sus compañeros, diciéndose mi señor tarda en llegar.

  3. Además, seguro que ahora sacan del trullo al presidente del Perú, recupera su cargo y acaba de destruir el país. Y el otro Castillo, el Matasuegras, aplaudiendo a rabiar… en una iglesia sin fieles, ni seminaristas, ni nada, vendiendo parroquias y cerrando conventos. Juerga total.

    1. Son la caviarada que han retomado el poder, Castillo no era lo suficientemente inteligente para comprender que todos tenían que llevarse su parte y su cacareado provincialismo, que era muy corto, reducido a sus coterraneos, quienes eran los que cobraban las coimas y se llevaban los negocios, hasta para ser corruptos hace falta inteligencia o por lo menos prudencia y de paso saber algo de ajedrez.

  4. Seguro que ahora vendrá otro presidente para Perú aún peor que éste. Los últimos presidentes de Perú están todos en la cárcel. Y en Argentina no digamos.

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