El aval del Papa a la interpretación de los obispos argentinos a la AL

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Pues, qué quieren que les diga. Y lo hace quien no es evidentemente un francisquista declarado. Más bien con notables reservas aunque la mayoría de ellas me las calle.

Hace algún tiempo expuse en el Blog una solución que permitiera comulgar a divorciados. Creo que el Papa Francisco la avala en este escrito.

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Está, y es indiscutible, el hecho de vivir como hermanos la nueva situación. No hay pecado en ello. Y si lo hubo en el divorcio, o en las causas que lo motivaron, se resuelve en una confesión. Tampoco hay en este caso una obligación de restituir, como en el robo o la calumnia pues es imposible en muchísimos casos. Y tampoco tiene obligación de restituir el ladrón arruinado para que se le perdone su pecado.

¿Qué restitución cabe en un matrimonio roto, generalmente hace mucho tiempo, con odio no pocas veces de la otra parte y en otros con un nuevo matrimonio de la misma? Cabe aquí, pienso yo, tal vez equivocadamente, pero que alguien lo argumente, y en los escasísimos casos  que se den de divorciados católicos que querrían acudir a los sacramentos, lo que todos los días se da, infinitas veces, en los confesonarios. El perdón de los pecados repetidos. El joven católico que se ha confesado cien veces o más de masturbación, los novios católicos que se han confesado cien veces o más de haberse propasado. Los hombres católicos casados que se han confesado cien veces o más de haberse ido de pilinguis. O las mujeres católicas casadas que se han confesado, aquí el número tal vez sea menor, de adulterio. Un estricto criterio del propósito de la enmienda haría imposible la tercera o cuarta confesión pero los confesores, en su inmensísima mayoría, después de recomendar la no repetición son generosos en la absolución una vez que advierten un reconocimiento de la culpa y un débil propósito de la enmienda.

¿Eso está vedado a los divorciados? Pues que me expliquen por qué. Ya sé lo de la ocasión de pecado que en los divorciados es próxima. Pero también en los novios y es rarísimo el confesor que exija que abandonen el noviazgo. Y al joven que se masturba le reclamen la castración porque la ocasión de pecado va con él.

Yo entiendo que unos divorciados, que comprenden su relación de adulterio, y que manifiestan alguna voluntad de no cometerlo pero que terminan incurriendo en él, pueden confesar su pecado y acudir a la comunión. Y cuantos más sean sus años con más motivo. Porque los pecados son menos.

Eso podría deducirse de las palabras del Papa a los obispos argentinos con buena voluntad. Incluso extremándola. Y su advertencia de evitar el escándalo cabría interpretarla en este sentido.

Dicho esto, que me gustaría que alguien me lo rebatiera fundadamente y estoy abiertísimo a reconocer mi error si hubiera incurrido en él, debo añadir que me ha parecido un gran error el del Papa Francisco sacando a la luz pública y con considerable escándalo, un tema que es de confesonario. Y además muy minoritario. La inmensa mayoría de los divorciados no tienen el menor interés en la práctica sacramental ni pisan una iglesia. Los confesores se apañan como pueden ante los casos que se les presentan con mayor o menor acierto. Conozco algún caso de divorciados que comulgan y creo que en gracia de Dios. También conozco otros de profanación total del sacramento. Pero uno u otros son cosa de su conciencia.

La AL me perece un inmenso error. Porque propicia lo que no puede ser. En pecado no se puede recibir el Cuerpo de Cristo. Pero la carta a los obispos argentinos, con esfuerzo, podría entenderse. Pienso yo. Es posible que muy equivocadamente. El problema, a mi parecer, no está en la comunión de los divorciados sino en el propósito de la enmienda de los mismos una vez confesados sus pecados. Que lo son. Y por supuesto sujeto al dictamen de la Iglesia en cuyo seno quiero vivir y morir.

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=27335

 

 

 

Comentarios
44 comentarios en “El aval del Papa a la interpretación de los obispos argentinos a la AL
  1. Padre Canali, como Vd sabe yo soy católico y por tanto el Papa Francisco es mi verdadero y legítimo Papa.

    En cuanto a listo o tonto, de acuerdo con Vd. no creo que el Espíritu Santo vaya a inspirar volubtades para elegir a un Papa tonto.

    Pero siendo fieles a la Escritura me parece a mí que Papa Francisco pudiera cumplir lo de ingenuo como paloma, pero lo de prudente como serpiente, va a ser que no.

    Padre Canali:

    Qué Dios le guarde!!

  2. Bueno, como ejercicio de reflexión personal, me resulta interesante la propuesta del Sr. de la Cigoña.
    Y mi opinión queda sujeta al juicio de la Santa Madre Iglesia, a la que en ningún caso quiero prevenir.

    1. Es difícil juzgar la culpa en cada caso concreto, por tanto creo que la imputabilidad de cada pecado corresponde juzgarla sólo a Dios, Nuestro Señor, que escruta los corazones.
    2. Lo cual no quita para que el confesor y el penitente sean capaces de distinguir lo que pueda haber de objetivo en cada situación.
    3. Hay que ser conscientes de la situación de vulnerabilidad en la que deja una ruptura.
    4. Pero su razonamiento no parece correcto: «…también en los novios y es rarísimo el confesor que exija que abandonen el noviazgo. Y al joven que se masturba le reclamen la castración porque la ocasión de pecado va con él.» Y ¿al drogadicto habría que exigirle que se se arrancara la nariz o los brazos? ¿Y al ludópata? O no, como ya tienen la costumbre adquirida y la abstinencia para ellos es un mal, pues la única opción sería mirar hacia otro lado.
    5. Hay una cosa objetiva, que no se encuentra en estos otros ejemplos: la persona que decide irse a vivir con otra que no es su legítimo esposo/a. Eso es lo que delimita. Y por supuesto que los habrá que sin vivir juntos tengan muchísima peor intención que los que sí que lo hacen. Pero si el ludópata se va a vivir a las vegas, el que se masturba comienza a trabajar en la industria del porno o el drogadicto se convierte en camello, lo primero que hay que exigir es que dejen esto. Es decir, el confesor, salvo inspiración divina que queda entre Dios, él y el penitente, sólo puede decidir sobre lo objetivo y sobre lo que le manifiesta el penitente: si un chico se masturba 7 veces y 7 veces pide perdón y dice estar arrepentido, pues 7 veces recibe el perdón de Dios, porque no hay nada objetivo que haga al confesor negárselo. Si un hombre comete adulterio 7 veces y 7 veces pide perdón, pues, no se le puede negar: habrá que ver que es lo que lo propicia, como afrontarlo, como evitar lo que conduce a esas ocasiones de pecado, como crecer en la vida espiritual etc. etc. Pero si un hombre dice que comete adulterio (o lo dice con otras palabras) porque duerme cada día en la misma cama con otra que no es su mujer; pues habrá que decirle que se vaya a dormir a otro sitio, ¿no? Y si no quiere, pues sólo podremos ayudarle a verlo en un proceso que normalmente es lento.
    Y lo mismo pasa con una mujer.
    6. Y ¿cuándo hay hijos de por medio? Y ¿Cuándo uno de los dos no es culpable de la separación? Pues entonces se inicia ese proceso de acompañamiento que, dicho de nuevo, es lento (y doloroso). De hecho hay casos de divorcios y separaciones en los que sólo uno de los dos llevó la iniciativa, «rehizo» su vida con otra persona y se olvidó de la primera y legítima; casos en los que ésta ha continuado viviendo su fe de manera íntegra, rezando por su cónyuge, desde la distancia, y ofreciendo a Dios su matrimonio herido.
    7. No hay solución fácil y hay que evitar dos extremos: juzgar como culpable a nadie y llamar bueno a lo que no lo es (que incluye dejar de llamar malo a lo que sí lo es). Habría que trabajar antes, desde las familias y la propia Iglesia, con los novios para que toda nuestra voluntad e inteligencia, iluminadas, precedidas, acompañadas, sostenidas, por la gracia de Dios fuesen conscientes del Bien al que acceden: «Yo N. te recibo a ti N. como esposo/a y me entrego a ti en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida»

  3. El Papa Honorio no era tonto, al contrario, tenía gran preparación intelectual. Esto no le libró de ser condenado como hereje por el Concilio III de Constantinopla.
    No se trata de ser listos o tontos -lenguaje inapropiado- sino de ser dóciles a la Sagrada Escritura, al Espíritu y a la Tradición de la Iglesia.

  4. D. Francisco explica muy bien usted que la AL es un documento confuso e innecesario. Usted explica que ya existía la posibilidad de vivir more fraterno para los amancebados, aunque también con la posibilidad de pecar, y de arrepentirse siempre que no sea un cachondeo. Pero es que usted mismo explica que esos son cuatro gatos, los que de verdad tienen algún interés por vivir cristianamente a pesar de una amancebamiento, hasta el punto de intentar la castidad absoluta.
    Si es que esto ya lo sabíamos todos y la Iglesia ya lo preveía. Y si esto era algo que ya se ejercía, discretamente y sobre todo excepcionalmente dados los pocos que lo intentan, ¿a que viene poner este problema minoritario como uno de los principales de la Iglesia?
    Si usted que no es obispo ni cardenal, y yo que tengo menos experiencia que usted nos damos cuenta de todos esto, ¿No cree que en Roma los obispos y cardenales lo saben de sobra? ¿Piensa usted acaso que la AL se le ha escapado al Papa como a quien se le escapa una ventosidad sin querer? Usted sabe que eso es imposible. Ese documento se mira y se remira, se corrige y se recorrige antes de sacarlo. Ha sido elaborado a conciencia. No se trata de un error, sino de un acierto para según que fines.
    En Roma malos puede, pero tontos ninguno que ya tenemos todos una edad como para creernos ciertas cosas.
    Dice usted que el Papa no ha dicho que se pueda comulgar en pecado mortal. Ni lo dira, no le hace falta, ya lo dice el cardenal de Filipinas, y Kasper y otros. Y yo le pregunto, ¿Ha oído usted algún tipo de corrección del Papa hacia esas afirmaciones tan ofensivas para la Tradición, la Doctrina y el Evangelio? Yo no, lo único que he visto y oído son elogios, que si usted mira en You tuve también puede verlos. En You tuve, usted puede ver como el Papa afirma que Kasper es un gran teólogo (en el sentido de teólogo católico y no protestante que es lo que en realidad es) y luego el mismo Papa es incapaz de explicar a una alemana luterana porque no puede comulgar en una misa cuando acompaña a su marido católico. Es de traca.
    ¿De verdad cree usted que se han equivocado con la AL? Para nada, han acertado, el problema es para que.
    Además mira que ha hablado el Papa. Dice usted que no ha dicho que se pueda comulgar en pecado, pero ¿y lo contrario, que no hay que comulgar en pecado? yo no lo recuerdo. Y teniendo en cuenta el lio que ha montado me parece algo urgentemente necesario en la Iglesia. Bien esta el reciclaje, pero moralmente es mucho mas prioritario lo otro. ¿Sigue pensando que estas carencias son errores, o falta de capacidad, porque se equivoca o no entiende? Bergoglio no será Ratzinger, pero no es tonto y sabe muy bien lo que hace. El problema es para que hace lo que hace.

  5. Su Santidad el Venerable Pío Pío XII condenó la moral de situación en el Radiomensaje a los educadores cristianos, del 23 de marzo de 1952 (AAS, nº 44, 1952, pág. 273). Item en el Discurso a los delegados de la Federación Mundial de las Juventudes Femeninas Católicas (AAS, nº 44, 1952, pág. 414). Item en el Discurso con ocasión del quinto Congreso Mundial de Psicología Clínica, del 13 de abril de 1953 (AAS, nº 45, 1953, pág. 278). Como remate, el Santo Oficio promulgaba, respecto a la neomoral, un decreto fechado el 2 de febrero de 1956 (AAS, nº 48, 1 956, págs. 144-145).

  6. Pues sí, tras leer atentamente la argumentación del blogger, me parece que es lo más correcto y que el documento en cuestión era innecesario y es suprimible.

    Respecto al daño que se le pueda producir a los hijos del arrejuntamiento por la separación de los padres, acaso se tiene en cuenta ese mismo daño que se produjo a los hijos del verdadero Matrimonio.

    La Iglesia debe velar por no sugerir acciones que creen más mal objetivo que bien objetivo, los hijos del arrejuntamiento tienen derecho a tener padre y madre, pero tal como sugiere Catholicvs pueden hacer vida en común de día y por la noche el padre irse a la casa de al lado.

    Eso garantiza que no vaya a haber coyunda? No, pero quien pone medios eficaces reduce la tentación.

    Hay un caso bastante conocido de un periodista y escritor que lo ilustra bastante bien, aunque aquí afortunadamente no había hijos del primer matrimonio.

    Voy a ver si lo puedo enlazar.

  7. Don Francisco, es sorprendente que no entre a valorar el punto 6, en el que se admite, como causa válida para comulgar pese a persistir en adulterio, el potencial daño que causaría la separación a los hijos habidos de la segunda unión. Las consideraciones que usted expone son generalidades que no se ciñen al documento de los obispos argentinos ni entran a analizarlo.

  8. Pregunto, no es una desobediencia a la Iglesia por parte del sacerdote, dar la comunion cuando no ha habido declaración de nulidad? El sacerdote debe discernir que el implicado tiene conciencia recta, contra la opinión del tribunal de la Iglesia? Juego parecido al cambio de procedimiento en el proceso de nulidad, que no inmuto a nuestro anfitrión pero tanto ha alarmado a muchos.
    Al final todo lo mismo, se trata de abrir oficialmente la puerta a que el cura sea quien dicte sentencia juzgando sobre la rectitud de conciencia del adultero, y señores, eso tiene siempre solución fácil, ya lo djjo Francisco a la adultera Argentina: cambia de parroquia. Siempre habrá algún cura progreso q te juzgue de recta conciencia. Menos tomaduras de pelo.

  9. Juan Nadie; A mí AL me parece un documento penoso, que induce a la confusión, innecesario, impropio del magisterio, que ha armado un lío de proporciones inmensas, que ha dejado al Papa en mal lugar… ¿Quiere más? Ojalá no se hubiera escrito. Pero se ha escrito. Y ya vela que ha montado. No pocos lo han considerado contrario a la moral de la Iglesia, otros intentan salvarlo y los hay entusiasmados con él porque entienden que el Papa propone otra Iglesia distinta a la que ha existido dos mil años. El Papa no ha dicho, al menos de momento, que se puede comulgar en pecado mortal. Sería gravísimo.
    Yo quiero pensar, es posible que equivocadamente, que en ese lenguaje confuso que utiliza tantas veces y susceptible de tantas interpretaciones, y que me parece impropio de un Papa, que los divorciados vueltos a casar si no están en pecado mortal pueden comulgar. Cosa que todo el mundo sabía y que no precisaba documento alguno. ¿Y cómo no se está en pecado mortal? Pues de dos maneras que también todo el mundo conocía antes y después de la AL. La primera no cometiéndolo, viviendo como hermanos. La segunda cometiéndolo y confesándose. Y recibiendo la absolución del pecado. Este segundo camino es el más complicado pero está, y estuvo, siempre abierto. ¿Cuál es su problema? El propósito de la enmienda que de algún modo debe existir. Y aquí entra la `prudencia, y también la ciencia del confesor. Que siempre los hubo más rigoristas, más «misericordiosos» y más laxos. Y sobre su conciencia queda la absolución.
    Es doctrina común que el propósito no requiere una firmeza tal que excluya un nuevo pecado. Y puse numerosos ejemplos de ello. El joven que se masturba, los novios que se sobrepasan, los solteros, la palabra recoge ambos sexos, que faltan al sexto mandamiento, los casados, naturalmente de ambos sexos, que adulteran.. Pues no veo en ningún sitio que eso no se pueda aplicar a los divorciados que quieren acercarse a la comunión, tienen un cierto propósito de la enmienda, y al mes, a los tres meses o al año vuelven a acercarse al confesonario porque han vuelto a cometer un pecado. Por supuesto que siempre evitando el escándalo.
    Entiendo que esa es doctrina común y comúnmente aplicada por los confesores. Aunque no sea abundantísima porque los divorciados que desean vivir la práctica sacramental son un minimísimo porcentaje de los divorciados pues la inmensa mayoría de ellos jamás pisan una iglesia ni tienen la menor intención de hacerlo.
    ¿Para eso la AL? Me parece una enorme equivocación. Y si da a entender, que es posible que lo dé rizando el rizo, que se puede comulgar en pecado, o que el adulterio no es pecado, pues el Papa se lució con ello.
    Queda un último caso que también puede darse. El de personas convencidas, con conciencia recta y formada, de que su primer matrimonio ha sido nulo y que la Iglesia no lo ha reconocido como tal. Que el juicio de los tribunales de la Iglesia, unas veces por exceso u otras por defecto no es palabra de Dios. Cuántas nulidades se han conseguido con mentira, testigos falsos y hasta en ocasiones mediante precio. Esa nulidad oficial es inexistente en el fuero interno de los anulados y sus comuniones, tras un nuevo matrimonio por la Iglesia serían sacrílegas y sus relaciones sexuales, adúlteras. Me refiero a aquellos casos en los que hay un convencimiento serio de que no existió el primer matrimonio, pese a que la Iglesia no lo anuló, y que procurando asesorarse por buenos sacerdotes se confirman en esa inexistencia. ¿Cabe aquí el caso de necesidad? ¿Cómo en el caso de hombre y mujer náufragos en la isla desierta que deciden casarse ante Dios pues no hay otro medio? ¿Para siempre y en oración? ¿Serían pecado sus relaciones? ¿Cabe extender a este caso el anterior que hemos mencionado?
    El asunto es complejo y entiendo que requiere más meditación y conocimiento que el de las respuestas propias de un Blog. O de no pocas de ellas. A mí me parece, puedo estar equivocado, que es tremendo delito ante Dios profanar su Cuerpo en el pecado. ¿Pero, si no hay pecado…? ¿Por inexistencia o absolución del mismo?
    Creo que resulta evidente mi nulo entusiasmo por la AL. Me parece un documento papal desdichado. Más por lo que dice, que también, por sus consecuencias. Pero dicho esto, no veo que nadie haya entrado a desmontar, desde la doctrina católica, lo que he manifestado. Que, vuelvo a repetir, quiero en comunión con la Iglesia y, si no lo estuviera desde ya mismo lo doy por retractado.

  10. Qué significa la expresión -no haber podido obtener la nulidad-?Sí tras un proceso se deniega, entiendo que sí la ha podido obtener, pero se deniega. Qué supuestos serían, no se me ocurre ninguno.

  11. Como dice CATHOLICVS: «Quienes se lo señalamos no pretendemos hacerles la vida imposible, sino que deseamos su salvación eterna, que es mucho más importante que su bienestar material y efímera -y falsa- felicidad terrena. Eso es caridad: desear su mayor bien… Su salvación eterna, frente a las componendas humanas que algunos pretenden so pretexto de una “misericordia” que no es tal».
    ¿Es tan difícil entender esto?
    Bendiciones

  12. Cuanto rizar el rizo para no llegar a ninguna conclusión. la confusión sobre la confusión. resulta que hay que interpretar sobre lo que diga el cardenal de Austria; ahora aclaraciones a los obispos argentinos que parece algo más restrictivo que lo que se dijo al principio. Esto es un lío padre y al final como nadie sabe lo que hacer ocurre lo mismo que antes de publicarse la AL que unos sacerdotes dan de comulgar a los divorciados y otros no o sea que la situación se queda igual. para eso tanto ruido.

  13. Aarvend, los que Ud. llama rigoristas queremos que los que viven en adulterio se reconcilien plenamente con Dios. Para eso necesitan dejar de vivir en adulterio. Como ve, la solución es sencilla.
    No es solución hacerles creer que pueden continuar viviendo en adulterio sin problemas.

  14. «Los amores de leticia» es una desgracia de documento. Absolutamente impropio del magisterio pontificio, que debe caracterizarse por la fidelidad a la doctrina, la claridad y la precisión.
    No se me ocurren más que las siguientes alternativas:
    O «los amores de leticia» no ha cambiado nada en cuanto a la doctrina y la práctica anterior, y entonces es un documento innecesario y basta remitirse a la doctrina tradicional que recogía por ejemplo la Familiaris consortio. Entonces, así debería decirse claramente.
    O los amores de leticia ha cambiado la disciplina de la Iglesia, y entonces debe explicarse también claramente en qué ha cambiado y cuáles son las razones del cambio.
    Ya se entiende que cuando hacen falta tantas interpretaciones, exégesis, comentarios y retruécanos para que «los amores» pueda ser aceptable para un católico es porque el documento adolece al menos de una ambigüedad inaceptable que permite interpretarlo «a gusto del consumidor», en una suerte de «todo cabe». Creo que esto es lo que busca con toda intención y plena conciencia, en una suerte de antimagisterio.
    Una vez más, me parece acertadísimo el análisis del Wanderer:
    http://caminante-wanderer.blogspot.com.es/2016/09/criterios-para-el-sacrilegio.html
    «Criterios para el sacrilegio». Magnífico.

  15. Catholicvs:

    Ese individuo que Vd. antes motejaba de t..l, lo sigue siendo.

    No va a cambiar, va a piñón fijo, verborrea y más verborrea para tapar la Verdad.

    Qué Dios le guarde Catholicvs.

  16. «Esa es la interpretación de un tal “catholicvs”» (sic).

    Discúlpeme, pero el «tal» catholicvs no interpreta nada -para eso ya está usted, aunque yerre-. El tal catholicvs se limita a subrayar la «interpretación» que el Papa Francisco, que no le necesita a usted como intérprete, hace de sí mismo. Y en el caso que nos ocupa, lo hace en un documento oficial: la exortación apostólica «Amoris laetitia», en la que, por si a alguien no le quedaba claro este punto, se lo aclara él mismo con una nota -para eso sirven las notas: para aclarar el texto principal-. Me estoy refiriendo, naturalmente, al escandaloso punto 305 de la exhortación, con su polémica y aún más escandalosa nota al pie nº 351, en la que el Papa habla explícitamente de la administración de los sacramentos a los adúlteros -y no sólo a ellos, sino que puede ser extensible a cualquier otro pecador no arrepentido o sin propósito de enmienda-: «En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos» (sic). Como la Iglesia ha enseñado siempre, cualquier pecador -y un adúltero lo es- que no se arrepiente de todos y cada uno de sus pecados desde su última confesión bien hecha, ni tiene propósito de enmienda ni intención de evitar las ocasiones de pecado, no puede acceder a los sacramentos, ni éstos serían «ayuda» alguna, contra lo que dice el Papa. No sólo no le ayudarían, sino que le condenarían. La absolución así recibida sería inválida y sacrílega, y, si además comulgara, añadiría otro sacrilegio más a la lista. ¡Menuda ayuda!

    Naturalmente que no puede decir que yo sea un embustero. Si tal hiciera, el embustero lo sería usted. Y no, tampoco estoy manipulando nada: ya ve que cito literalmente lo escrito por el Papa, sin interpretación alguna.

    Por último, decirle que los adúlteros que no quieren vivir como adúlteros, sino reconducir sus vidas en la Iglesia ante Dios (sic) no recurren a confesiones y comuniones sacrílegas «como ayuda», pues saben perfectamente que eso no les ayuda, ni les lleva a Dios, sino que les aleja de él.

  17. DON FRANCISCO me sorprenden sus comentarios, porque usted tiene una edad para ver mas alla de las cosas aparentes.
    ¿Si usted quisiera protestantizar la Iglesia Católica y le nombrasen Papa, como lo haría para que fuese eficaz y no se le sublevasen los fieles?
    ¿Diría de repente que cualquiera que considere en su fuero interno que puede comulgar, que lo hiciese o mas bien, provería un LIO, para que otros lo dijesen, y luego haría un sínodo y trataría de manipularlo con sus complices, para poco a poco ir presentando excepciones doctrinales que muchos pudiesen tomar como norma? ¿Y si el sínodo no le saliese todo lo bien que hubiera querido que haría usted, sacaría un documento doctrinal claro donde dijese que se cargaba la necesidad del arrepentimiento para confesar y comulgar o haría una Amoris Laetitia premeditadamente oscura y ambigua para que los heterodoxos encontrasen justificación a sus excepciones imposibles a la vez que cuando los ortodoxos denunciasen su falta de concordancia con la Fe y el Evangelio, poder justificar sus propuestas como excepciones o malentendidos? Por cierto malentendidos que se entienden muy bien por un sector de protestantes que formalmente se dicen católicos.
    ¿No le da que pensar todo esto? ¿No se da cuenta que mientras discutimos lo que en realidad esta muy claro ellos siguen avanzando en su tarea de demoler la Iglesia?
    ¿Que necesidad había de la AL o de lo que usted propone, si eso ya lo contemplaba la Iglesia?

  18. amoris laetitia-los amores de leticia, un culebron latinoamericano que sirve para justificar la fornicación y el adulterio bajo la excusa del discernimiento de caso por caso. bergoglio tendrá que dar cuentas a DIOS por esta horrible vergüenza.

  19. “Lo que antes estaba mal, ahora sigue siendo malo. De o que ase habla es de la “epiqueya”: la aplicación a casos concretos“; típico lenguaje modernista para decir que la fornicación y el adulterio siguen siendo malos, pero que aplicando a casos concretos ya la fornicación y el adulterio dejarían de ser malos.
    “No se trata de dar la comunión a cualquiera y en cualquier circunstancia, sino de discernir caso por caso“; esa es la tramposa casuistica. se habla de caso por caso para así terminar dándole la comunión a todos aquellos que viven en fornicación y adulterio.
    “Habría que ver cuántos de los que se escandalizan porque el Papa habla de integrar a los adúlteros, llevan una vida pura y casta“; falacia bastante ridícula. pero bueno al menos se reconoce que los adúlteros son adúlteros y que por ende no pueden comulgar mientras sigan siendo adúlteros.

  20. no señor: no se trata de ninguna «epiqueya», que es una interpretación moderada y prudente de la ley, según las circunstancias de tiempo, lugar y persona, según el DRAE, sino de «casuismo», que es la aplicación de la doctrina casuística, es decir, de los principios morales a los casos concretos de las acciones humanas. En este caso, el falseamiento de la moral, intentando «puentear» el Decálogo, para adaptarla al deseo de aquellos adúlteros que no tienen ninguna intención de dejar de cometer el pecado de adulterio, pero que pretenden comulgar en ese estado. Vamos, justo lo que hacían los fariseos en tiempos de Jesús, sobre todo en lo referente al repudio, y que Él condenó expresamente.

  21. Sergio Arias: la misericordia de Cristo para con toda la humanidad no se tradujo en la salvación automática de ésta, sino en la posibilidad que Cristo abrió para que cada cual, individualmente, aceptase o rechazase dicha salvación. Cuando Nuestro Señor perdonaba a algún pecador le exigía siempre que no volviese a pecar. Es inconcebible que se pretenda otorgar en su nombre un perdón sin exigir previamente el arrepentimiento y propósito de enmienda que Él mismo exigía. Eso sería una falsa misericordia que falsea la voluntad de Cristo, expuesta de forma expresa e inequívoca en los Santos Evangelios, tal y como siempre ha enseñado la Iglesia.

    Dice, además, que Cristo jamás justificó el pecado de los adúlteros ni de las prostitutas, pero que jamás trató a ninguno de ellos de “adúltero” o “meretriz”. Bueno, es cierto; pero los actuales sacerdotes tampoco se dirigen a los adúlteros como tales cuando se dirigen a ellos. Lo cual no quita que Uno y otros sean conscientes, así como el mismo pecador, de ser, en cada caso, un adúltero o una meretriz. El propio evangelista ya se encarga de poner en situación al lector para que sepa que lo es, y por tanto que sepa qué es lo que Cristo está perdonando en cada caso, y qué pecado está exigiendo que abandone a cada pecador (vete y no peques más).

    «Integrar a los adúlteros» no significa absolutamente nada si lo que uno pretende -como es obligación de los pastores- es que se integren a la vida de la gracia. Formar parte de la Iglesia ya lo hacen, como el resto de los pecadores. Pero engañarles haciéndoles creer que pueden vivir objetivamente en pecado -con riesgo de escándalo, para más inri- y estar en gracia al mismo tiempo, es sencillamente un imposible moral y un flaco favor que se les hace. Eso es ser un mal pastor, muy diferente al ejemplo dado por el mismo Cristo, que es el Buen Pastor y con quien no pueden compararse -algunos se creen más misericordiosos que el mismo Cristo, pretendiendo no sólo perdonar, sino hasta promover lo que Él mismo condenaba-.

    Por último, ignoro por qué cita la parábola del hijo Pródigo -muy mal traída-, argumentando que algunos se enojan (según usted) porque se pretenda dar la Comunión, sacrílegamente, a los adúlteros, insinuando que el buen hijo también se enojaba porque el Padre hiciera fiesta cuando el mal hijo vuelve. No ha lugar: ¿qué fiesta va a hacer el padre si el hijo ni siquiera vuelve? Pues eso. No engañe al mal hijo haciéndole creer que el padre va a dar una fiesta por su regreso incluso si no regresa, porque es una falsedad.

    Aunque usted u otros lo consideren «hipócrita», no hay falta de caridad en corregir al que yerra, sino una obra de misericordia, pues lo que se pretende no es demostrar o exaltar la propia «perfección», sino lograr el bien espiritual de un hermano en la fe que se encuentra en peligro. Engañarle para que oiga, no la verdad, sino lo que quiere oír, entraña justo lo contrario: una completa falta de misericordia, pues se pone en riesgo la salvación de su alma inmortal, que es lo que de verdad, y en última instania, importa, y no su felicidad material -sobre todo si se trata de un sucedáneo de felicidad, como la que representa la aportada por una relación adúltera que en primer lugar ofende a Dios, al cónyuge legítimo en segundo lugar, así como a los hijos legítimos que pudiera haber, y que produce escándalo-.

    Resulta paradójico que quienes hacen gala de no juzgar conductas pecaminosas públicas como el adulterio, juzguen con tanta alegría, condenándoles, a quienes sólo pretenden ayudar a otros pecadores -pues todos lo somos- en la medida de sus posibilidades, que en este caso es exponiéndoles la verdad. Los fariseos -hipócritas- actuales no son quienes aman la Ley de Dios y la exponen, sino quienes, como los fariseos, recurren al casuismo farisaico sobre el repudio, que Cristo condenó explícitamente, para intentar saltarse la Ley de Dios de acuerdo con su propia voluntad. Está claro que algunos no tienen reparo alguno en enmendar la plana al mismo Cristo y, encima, llamar hipócritas a quienes sólo se limitan a recordar Sus palabras al respecto, que es lo que la Iglesia siempre ha hecho y por lo que la odian sus enemigos.

  22. No hay más ciego que el que no quiere ver. Ese documento Amores Laetitia y el escrito aclaratorio posterior está permitiendo comulgar en pecado mortal. Debemos obediencia al Papa Francisco, pero no al punto que nos lleve al infierno.
    ¡Ay del Papa Francisco! ¡Ay de la Iglesia Católica!

  23. Yo ya no se que pensar de nuestra querida Cigüena: se explaya y re-explaya en el punto 5, que no presenta ningún problema y lo preludia con la objetividad de que él no es precisamente francisquista, para darle mas credibilidad al argumento; pero se calla el punto 6, que no hay por donde agarrarlo.
    Al menos AL esta sacando a flote a todo kasperiano, aunque digan lo contrario, en el fondo en el fondo…. kasperianos. Bueno, pues limpieza general AL, para algo sirve.

  24. Gracias Catholicvs es exactamente lo que yo pensaba pero quería que me lo confirmara alguien de su nivel.

    Sigo pensando que en parejas jóvenes es imposible vivir bajo el mismo techo como S. José y Sta. María, excepto que ya hubieran alcanzado la santidad, cosa harto improbable.

    De hecho el vivir bajo el mismo techo es ocasión permanente de peligro.

    Yo amo a mi esposa con locura y la deseo todos los días, resoeto sus tiempos, pero no me imagino años y años sin tocarla. Simplemente no podría hacerlo.

    Muchas gracias Catholicvs, siempre defiende la Verdad y practica la Misericordia.

    Qué Dios le guarde!!

  25. Tal cual lo dice Javier el problema principal es el punto 6, porque admitiría la recepción de sacramentos sin continencia; esto es, viviendo plenamente como esposos (incluida la dimensión sexual) quienes no lo son, y sin necesidad de arrepentimiento y de propósito, dado que es distinto del supuesto previsto en el punto 5. El referido punto 6., usando un lenguaje poco preciso, da los siguientes requisitos:
    a) Que existan circunstancias más complejas que las descriptas en el punto 5: de difícil interpretación.
    b) Cuando no se pudo obtener una declaración de nulidad: esto significa que el proceso de nulidad se comenzó, pero no hubo resolución declarando la nulidad. Sin embargo, tengo mis dudas de que se exija el trámite del proceso como requisito previo. Comentario aparte merece el lenguaje usado: habla de obtener o no obtener una sentencia de nulidad.
    c) Que de hecho no sea factible: esto es, que sea imposible mantener la continencia en los hechos. Es obvio que no se trata de dificultad, que existiría también en el caso del punto 5., sino de imposibilidad (algo «no factible»). Este requisito creo que convierte el caso en inaplicable, también de hecho. Si existe imposibilidad (no dificultad) de continencia, es porque se carece de libertad. El argumento de la dificultad extrema y la exigencia de heroísmo no es válido. Hay gente que se ve obligada a ofrendar heroicamente la vida, que es mucho más grave que abstenerse de relaciones sexuales.
    d) Que haya limitaciones que atenúen la responsabilidad y la culpabilidad: el lenguaje es claramente confuso. No se dicen en que consisten las «limitaciones»; tampoco cual/es sería/n el/los acto/s pecaminoso/s cuya culpabilidad se vería atenuada. Un caso particular de este requisito se daría en el supuesto de daño a los hijos de la nueva unión. Estimo que les asiste razón a los comentaristas: no se ve cómo puede ser posible este daño.
    Después de la lectura de los requisitos todo indica que se agrega más confusión. El sacerdote, con total razón, debería negar la absolución a quien mantiene su libertad. Sin embargo, es lógico que existan muchos sacerdotes que, amparados en la confusión del lenguaje, puedan adoptar una interpretación «flexible» de estos requisitos, permitiendo que haya gente que viva en adulterio y acceda a los sacramentos mientras dure su supuesta imposibilidad de continencia. Es bueno reiterar que no se trata del punto 5. Todo indica que para el punto 6. no es necesario arrepentirse de una eventual incontinencia (adulterio), ni hacer propósito de enmienda.

    En síntesis, un caso que carece de aplicación para quienes son libres ante el impulso sexual, pero que agrega más confusión a la que venimos sufriendo.

  26. Solanelles, desde ya que es una comparación poco adecuada. Es comprensible en la Parábola el disgusto del hijo «fiel», y hasta podríamos justificar su accionar; cosa que jamás se puede justificar en un hijo de la Iglesia que critica un documento del Vicario de Cristo.

    Por otro lado, la Misericordia que enseña el Santo Padre no es falsa, sino que es, justamente, la Misericordia de Cristo para con toda la humanidad, que no esperó a que nadie se convierta para dejarse crucificar, sino que lo hizo sabiendo que, a lo largo de toda la historia, iba a ser rechazado por aquellos por los que sufrió.

    No sé en qué parte el documento oculta que la fornicación y/o el adulterio sea pecado mortal. No es un documento doctrinal, sino pastoral. No se está planteando la materia, que como sabemos no admite parvedad, sino el grado de culpabilidad, que tiene que ser puesto bajo el atento acompañamiento de un pastor, para discernir si la persona puede, eventualmente, acercarse a la Eucaristía.

    Un saludo en Cristo y María Santísima.

  27. Sergio Arias, es injusto que compare a quienes criticamos este documento con el hermano mayor del hijo pródigo. A mí me llena de alegría que las ovejas perdidas vuelvan al rebaño, entre otras razones porque soy un pobre pecador como todos y porque en su tiempo fui también una oveja descarriada. El problema es que, bajo una falsa idea de misericordia, se oculta que mantener relaciones sexuales consentidas fuera del matrimonio es un pecado mortal en todo caso, sin excepciones. Flaco favor haría la Madre Iglesia a sus hijos si no les recordara una verdad tan elemental para el bien de sus almas. Un saludo en Cristo.

  28. Aarvend, el problema no es la convivencia como hermanos (que, como usted dice, puede ser en determinados casos una solución razonable). El problema es que el punto 6 del documento acepta que las parejas irregulares puedan mantener relaciones sexuales de forma regular (no como caídas que todos podemos tener y que quedan perdonadas en la confesión) y comulgar por ser la continencia «una opción no factible». En este caso, no veo por qué no debería poder aplicarse el mismo razonamiento a la homosexualidad (que he citado como mero ejemplo, sin pensar ni tan siquiera en las palabras del Papa), a la adicción a la pornografía, etc. Un saludo y que Dios le bendiga.

  29. Lejos de los que algunos comentaristas expresan aquí, el documento plantea una perspectiva pastoral excelente. No se trata de dar la comunión a cualquiera y en cualquier circunstancia, sino de discernir caso por caso, cosa que la Iglesia, en mayor o menor medida, siempre hizo.

    Cristo jamás justificó el pecado de los adúlteros ni de las prostitutas, sin embargo jamás trató a ninguno de ellos de «adúltero» o «meretriz». A los únicos a los que siempre llamó por su nombre fue a los «HIPÓCRITAS». Habría que ver cuántos de los que se escandalizan porque el Papa habla de integrar a los adúlteros, llevan una vida pura y casta. Miramos mucho la paja en el ojo ajeno, hermanos. La Iglesia es Madre y no quiere que ninguno de sus hijos se pierda. Hay que saber acoger con respeto y humildad los caminos que nos va proponiendo.

    Es clarísimo el documento y plantea, doctrinalmente, las cosas como siempre fueron. Sólo intenta salir a buscar a las ovejas perdidas. No seamos como el hijo de la Parábola del Hijo Pródigo, que se enoja porque el Padre hace fiesta porque el mal hijo vuelve.

  30. Zas: pregunta usted qué hacemos con los divorciados y arrejuntados que se han convertido después de arrejuntarse y que en algunos casos tienen hijos. Creo que nadie tiene nada que hacer -ni puede hacerlo- que no sea exponerles la verdad del Evangelio, la Doctrina y el Magisterio de la Iglesia, instarles al arrepentimiento y cambio de vida, y orar por ellos. La decisión es sólo suya y son ellos quienes deben aceptar y adherirse a la verdad, no pretender «adaptar» ésta -lease, falsearla- para adaptarla a ellos. Que tengan hijos o no de una u otra relación no implica la comisión del pecado de adulterio; ni como obligación (faltaría mas), ni como excusa. Si son capaces de vivir como hermanos, pueden compartir el mismo techo evitando el escándalo -cosa harto difícil-. Pero si les es ocasión de pecado, tendrán que poner los medios en función de lo fuerte que sea la tentación: camas separadas, o cuartos separados, o viviendas separadas. Y si nada de eso funciona, definitivamente habrá que romper todo contacto. Nadie dice que sea fácil, pero está en juego la salvación de sus almas. Hay que entrar por la puerta estrecha, no hay otro camino. La puerta fácil, cómoda y ancha, como nos previno Nuestro Señor, conduce a la perdición. Quienes se lo señalamos no pretendemos hacerles la vida imposible, sino que deseamos su salvación eterna, que es mucho más importante que su bienestar material y efímera -y falsa- felicidad terrena. Eso es caridad: desear su mayor bien… Su salvación eterna, frente a las componendas humanas que algunos pretenden so pretexto de una «misericordia» que no es tal.

  31. Es un hecho verdaderamente gravísimo y que confirma lo que ya era una evidencia: el apoyo del Papa a las tesis heréticas de Kasper. Como dicen Javier y Hermenegildo, es un ataque frontal a la moral católica en su integridad. Se equivocan quienes crean que la cosa se va a quedar en el ámbito relativamente restringido de los divorciados vueltos a casar. ¿O es que acaso no podría alegar un homosexual activo que, dadas sus circunstancias, la continencia es una «opción no facible»? El daño causado es gravísimo y será muy difícil de reparar. Todo ello lo digo no con rabia, sino más bien con profunda tristeza. ¿Qué pensarán los católicos divorciados que han vivido castamente, a veces con gran dolor, convencidos de que era su deber como cristianos? Kyrie eleison.

  32. Y ahora a mi admirado y no siempre ponderado Catholicvs.

    Por supuesto que yo no entro en tema del pecado con alguien con el nivel que vd. tiene, pero mi pregunta es:

    Qué hacemos con los pocos, poquísimos divorciados y arrejuntados que se han convertido después de arrejuntarse y en algunos casos, muy pocos, tener hijos?

    El hecho de que sean poquísimos, que es la realidad, no creo que nos autorice a pasar de ellos. O sí?

  33. Además, este documento admite que el fin justifica los medios. Es decir, un fin bueno (la atención a los hijos de la segunda unión) justifica un medio malo (mantener el adulterio) y por ello, al quedar justificado el adulterio, es posible acceder a la comunión. Un nuevo disparate mayúsculo. Me extraña que La Cigoña no se haya percatado. Esto socava toda la teología moral de la Iglesia porque, evidentemente, estos mismos razonamientos son aplicables por analogía a todo tipo de pecados. Bastará perseguir un fin bueno para que el pecado quede justificado.

  34. El documento de los obispos argentinos es totalmente reprobable por contrario al magisterio de la Iglesia.

    En efecto, reconoce como «limitaciones» (?) (serán eximentes o atenuantes) que atenúen la responsabilidad el hecho de que una persona tenga hijos de una nueva unión y el divorciado pudiera incurrir en «nuevas culpas» al dañarlos. En tal caso –se añade expresamente– AL abre la pos8ibilidad de acceder a los sacramentos.

    Esto supone una ruptura clara y nítida con el magisterio de la Iglesia, confirmada por el papa, por cierto.

    Lo que se viene a decir es que las personas con hijos de una segunda unión pueden comulgar aunque mantengan la situación adúltera y no tengan ningún propósito de convivir como hermano y hermana. Así se reconoce expresamente al principio del punto 6, en el que se dice que «cuando la opción mencionada [vivir como hermano y hermana] no sea factible», será posible acceder a los sacramentos cuando, por ejemplo, existan hijos y posible daño para ellos.

    Este párrafo contiene numerosos errores. En primer lugar, afirma que cumplir un mandamiento («no cometerás adulterio») puede suponer una «falta». Qué disparate, por favor, esto es casi herético. Por otra parte, nunca en la doctrina de la Iglesia se ha reconocido como circunstancia eximente de culpa el hecho de tener hijos de una segunda unión. Además, cabría preguntarse también qué pasa con los hijos de la primera unión, ¿o esos dan igual?

    En definitiva, ese documento confirma que los divorciados y casados de nuevo pueden comulgar y confesar, siempre que tengan hijos, aunque no exista el más mínimo propósito de enmienda en lo que respecta al adulterio. El cisma está cada vez más cerca y lamento decirlo, pero es evidente que muchos no van a soportar que el papa cambie arbitrariamente el magisterio de la Iglesia.

  35. Se deja abierta la caja de Pandora. Se quiere»acompañar» a los adúlteros. Y darles la comunión, aunque tengan toda la intención de seguir en la crápula. Si ya no siguieran teniendo sexo, no habría problema. Pero lo van a seguir practicando, no hay sinceridad.
    Lo sospeché desde un principio. Que la línea media iba a encontrar la forma de rizar el rizo y justificar de alguna manera esta profanación del Cuerpo de Cristo. Triste es ver que tenía razón y que esta no es la Iglesia católica. Ya no. Se ha metamorfoseado en una iglesia protestante universalista, inter-religiosa y ecumaníaca. Les deseo que tengan un feliz jubileo en el festejo de Martin Lutero el mes que entra. Que se la pasen bomba.

  36. Pregunta el blogger: «¿Eso está vedado a los divorciados? Pues que me expliquen por qué».

    Pues con mucho gusto se lo explico: eso no sólo está vedado a los divorciados, sino a todos los fieles católicos. Lo que no se puede es consentir el sacrilegio de los divorciados que no se permite a nadie más. Lo que usted dice sobre el perdón de los pecados repetidos es una mala interpretación de la doctrina católica sobre el sacramento de la confesión y los requisitos para que sea válido -y no sacrílego-: aunque un pecador tema volver a caer en un pecado concreto, su arrepentimiento tiene que ser universal y no un «débil propósito» (sic), es decir, repudiar de una vez y para siempre todos los pecados cometidos, incluido ése, y hacer el firme propósito de no volver a cometerlo jamás. Aunque recayera en él, su propósito era no hacerlo nunca y éso sólo lo demuestra evitar toda ocasión de pecado. Lo que no tiene lógica es comparar el abandonar una relación adúltera, que es algo totalmente factible, con la posible mutilación de las manos o la castración de alguien que recae habitualmente en la masturbación, porque en este último caso se pone en riesgo la integridad física y la salud de la persona, mientras que en aquél no: nadie se muere ni se le cae ningún órgano corporal por abandonar a su barragana -o concubina-.

    Si alguien, desde el momento en que pretende ir a confesarse, no tiene ningún propósito de abandonar una relación adúltera, es que le falla, o bien el arrepentimiento, o bien el propósito de la enmienda -o ambos-, por lo que la confesión será inválida y sacrílega y no se le perdonará ningún pecado, sumando otro mayor aún. Por lo cual, mejor que ni se acerque a la Confesión hasta cumplir los requisitos para que ésta sea válida.

    Por otra parte, en cuanto a lo que señala Javier, vuelve la burra al trigo con el escandaloso punto 298 de «Amoris laetitia», en el que el Papa recurre a la tergiversación manifiesta de la Exhortación Apostólica «Familiaris consortio» de San Juan Pablo II, así como de un texto del Concilio Vaticano II, para justificar el mantenimiento de algunas relaciones adúlteras basándose en su duración, la «fidelidad» -pese a que uno o ambos miembros de la pareja adúltera están siendo infieles a sus legítimos cónyuges-, o la existencia de hijos, y dice que en estos casos los adúlteros no pueden separarse «sin contraer nuevas culpas», como si los adúlteros tuvieran obligación de seguir cometiendo adulterio -de pecar contra el sexto Mandamiento del Decálogo, por tanto-. A quien quiera leer una explicación más detallada de lo inaceptable y escandaloso de esta sugerencia, aquí les dejo este enlace:

    http://catholicvs.blogspot.com.es/2016/04/analisis-de-la-exhortacion-apostolica_19.html

  37. Pues mire de la Cigoña, en si hay pecado o no, ni entro ni salgo, Doctores tiene la Iglesia que sabrán dirimir tan elevada cuestión.

    Pero eso de vivir como «hermanos» con la mujer que deseas y que darías tu vida por ella, desde mi punto de vista, que puede estar errado, no tiene ni pies ni cabeza.

    Entre santa y santo, pared de cal y canto.

    Y cuanta razón lleva.

    Por otra parte recuerdo el tema de los pastores anglicanos, convertidos a la verdadera Fé y habilitados como sacerdotes católicos, sin renunciar a familia y esposa. Sé que les han puesto unas condiciones matrimoniales que más que devoción causa risa. Pero bueno, ahí lo llevan.

    En lo que sí coincido con vd. De la Cigoña es en que son poquísimos los divotciafos rearrejuntados que les preocupa el tema sacramental.

    Esto es una táctica de las muchas que usa el enemigo para atacar a la Única y santa Iglesia de Dios.

  38. Totalmente de acuerdo con Javier. No veo que esta aclaración aclare nada; si acaso que «Amoris laetitia» viene a subvertir la Moral católica en lo referente a la moral sexual.

  39. Lo que usted cuenta es el punto 5 del documento de los obispos argentinos.

    El problema es el punto 6, que viene a decir que hay casos en los que es legítimo seguir teniendo sexo en el «nuevo matrimonio» para no dañar a los hijos de la nueva relación…

    Que alguien me explique cómo esa falta de sexo puede dañar a los hijos y que dicho argumento no pueda extenderse a cualquier enseñanza moral de la Iglesia, como por ejemplo a los anticonceptivos o el aborto.

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