ASESINOS INDEMNIZADOS, VÍCTIMAS IGNORADAS

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Yerba Buena: homenaje a los 45 años de la cobarde ejecución del Capitán  Viola y su hijita de tres años por el ERP | Tucumán Despierta
ASESINOS INDEMNIZADOS, VÍCTIMAS IGNORADAS
Ayer, con un reportaje a María Fernanda Viola publicado en “La Nación”, titulado “El
caso Viola” que lleva como subtítulo “Su padre y su hermana de 3 años fueron asesinados por
el ERP, ella quedó en coma”, se pone de manifiesto la ausencia de una mínima dosis de justicia
en esta Argentina destruida por sucesivos gobiernos y que culmina con el actual, al que
quedan pocos días de vida.
El 1° de diciembre de 1974, en la Ciudad de Tucumán, fueron brutalmente asesinados
el capitán Humberto Viola de 31 años y su hija María Cristina de tres años. La otra hija, María
Fernanda, de cinco años, resultó gravemente herida y según los médicos sobrevivió por “un
milagro”.
El ERP atacó a la familia entera, porque como bien dice María Fernanda, eligieron el
domingo, y si hubieran querido matar al uniformado solamente, lo hubieran hecho un día hábil
cuando él caminaba de ida y de vuelta al trabajo, próximo a su hogar. Ella tuvo que someterse
a ocho operaciones.
Como vivían en un departamento militar, asesinado Viola, dejaron de pertenecer a la
familia militar, tuvieron que dejarlo y se fueron a vivir a la casa de la abuela paterna.
Los asesinos fueron identificados, detenidos, juzgados y condenados algunos a prisión
perpetua, pero luego indultados por Menem y lo que es más grave indemnizados por el Estado
y si habían muerto, cobraban sus herederos. Los vivos cobraron $50.404.000.- y los herederos
$21.500.- (Pedro Güiraldes, Víctimas olvidadas de la violencia política”, “La Nación”
10/1/1919.)
El sofista-turista que oficia de presidente, ya mandó su pareja a España, donde piensa
radicarse para que su pequeño hijo no viva en un clima tan nocivo como el argentino. Y ante
tanta hipocresía, nos preguntamos: ¿quiénes fabricaron ese clima? Como último y todavía
presidente ¿no tiene nada que ver?
Volvamos a la masacre: la viuda de Viola, María Cristina Picón, conocida por Maby
recuerda a su pequeña inocente asesinada: “Cristina siempre va a tener tres años y medio.
Quedó congelada en el tiempo” (en el excelente libro de Jorge Martínez y Agustín de Beitía, “El
otro demonio” que tiene como subtítulo “Las víctimas olvidadas de la guerrilla de los ́70”,
Dunken, Buenos Aires, 2016).
En dicho libro, aparece la entereza de Maby, quien en el entierro de su marido clamó
ante el llanto de muchos asistentes: “No lloren. Yo estoy muy orgullosa de mi marido” (p.
140 ̈). Legítimo orgullo, distinto de la satánica soberbia de los asesinos.
Pasaron los años y un día Maby se movilizó para combatir las injusticias de un gobierno
partícipe de la misma ideología de los crueles asesinos y distinguió su memoria de la
proclamada desde el poder. Y se preguntaba “¿Dónde están mis derechos humanos? ¿Dónde
está mi derecho a tener una familia? ¿Dónde están los derechos humanos de mi hija, que
tenía tres años y medio y tenía derecho a la vida?” (“El otro demonio”, cit. p. 148)
Maby nunca fue recibida por los titulares de los derechos humanos de la Provincia,
pese a los numerosos pedidos de audiencia; tampoco se respetaron los lugares que
recordaban a las víctimas. La plaza “María Cristina Viola” de San Miguel de Tucumán se
convirtió en un basural. La diagonal “Humberto Viola” de Tafí Viejo un día cambió de nombre,
​porque ciertos recuerdos molestan, pero no hablar de los muertos, considera esta memoriosa
mujer, es “enterrarlos definitivamente”.
Entre tantos asesinados quiero recordar a Jordán Bruno Genta, a mis amigos Carlos
Sacheri y Ernesto Piantoni, el primero ultimado delante de sus siete hijos, el segundo, el día de
nacimiento del tercero. Ambos son destinatarios de la dedicatoria de siete ediciones de mi
“Curso de Derecho Natural” y el primero, tiene su sala en el Instituto de Filosofía Práctica,
inaugurada por su fundador Guido Soaje Ramos.
Esta es la Argentina en la cual vivimos hoy. Como escribe San Isidoro de Sevilla: “La
vida humana se rige por el premio y por castigo, durante muchos años estamos regidos por
gobiernos que premian a los victimarios y castigan a las víctimas en sus deudos, incluso el de
Macri que prometió “acabar con el curro de los derechos humanos” e hizo después todo lo
contrario.
Que se acabe con ese “curro”, que se acabe con el aborto, la ideología de género, la
educación sexual y tantas otras malas hierbas, que se deben arrancar de cuajo. Que Dios nos
ayude.
Bernardino Montejano
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