4 comentarios en “Artículo de Wanderer que convendría que algunos se lo pensaran”
Me parece que no dice nada nuevo. El catolicismo postconciliar es un catolicismo reformado, que tolera malamente el catolicismo tradicional. Si preguntáramos a cualquier feligrés de cualquier parroquia católica actual qué es lo que es, lo más correcto sería que nos respondiera que es un «católico reformado». La idea no es mía sino de Benedicto XVI, cuando hablaba de la famosa «hermenéutica de la reforma en la continuidad». Ahora bien, de ahí a decir que hay «dos Iglesias» pues como que no. Iglesia solo hay una, la fundada por Cristo.
El autor, como en el fondo es un romántico, es un manojo de contradicciones. Condena a Juan Pablo II pero de Ratzinger, cuya responsabilidad histórica objetiva en el desaguisado no es menor, no dice ni pío. No está dispuesto a aceptar que su querido Newman sea el verdadero precursor del Vaticano II, ni que las supuestas anécdotas que tanto le gusta repetir de Pío IX pisando la cabeza de un cardenal o diciendo «la Tradición soy yo» sean apócrifas, inventadas en su día por quienes se oponían a la proclamación del dogma de la infalibilidad.
Todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias, pero tenemos que tratar de ser un poquito ecuánimes. Y sobre todo poner siempre a la verdad por encima del relato.
En los siglos de Adrianos y Nerones,
se enfrentaban los Cristianos a leones.
Hoy,siglo de traidores y avestruces,
los persiguen los que al pecho lucen Cruces.
A bote pronto,resulta muy cuestionable la afirmación de que «practican las virtudes».
Cuáles,pregunto.
No niego que practiquen alguna,pero sí la mayoría;y hasta las más importantes.
Si mi esposa no me pone los cuernos ni en sueños…,pero vive en un permanente estado de «imbecilitas» que la conduce a no dar un palo al agua ,y a hacer dejación de sus sacrosantas obligaciones familiares,laborales, sociales….,pues qué queréis que os diga?
Resulta aleccionador el machacón «el que tenga oídos…,el que tenga ojos..» en Boca de Nuestro Señor. Él, como nadie,Sabe lo obtusos que somos.El quid no está en esa e-videncia que recalca el articulista,sino en que los receptores de la misma (oídos,ojos)-bien, maliciosamente;bien, bobaliconamente-optan por ponerse en off.
Como tan acertadamente reseñada Gustave Thibon hace unas décadas,»no es la Luz la que falta a nuestros ojos;es que nuestros ojos se cierran ante la Luz.
Yo no veo dos Iglesias. Veo la Iglesia y la anti-Iglesia, organismo parasitario que ha invadido la Iglesia desde el Desconcierto Vatimierda II y la está carcomiendo y taladrando sus columnas a fin de derribarla. Dicho organismo fue comunicado por las apariciones marianas (entre otras) de La Salette y Fátima. Si la anti-Iglesia no se va es porque sabe que el mejor modo de destruir algo es la técnica de la carcoma. No recuerdo de quién eran estas palabras (cito de memoria): «El derrumbe de una civilización nunca sucede por culpa del enemigo externo, sino porque el enemigo interno la ha derruido antes». Pido disculpas por no poder recordar las palabras exactas.
Me parece que no dice nada nuevo. El catolicismo postconciliar es un catolicismo reformado, que tolera malamente el catolicismo tradicional. Si preguntáramos a cualquier feligrés de cualquier parroquia católica actual qué es lo que es, lo más correcto sería que nos respondiera que es un «católico reformado». La idea no es mía sino de Benedicto XVI, cuando hablaba de la famosa «hermenéutica de la reforma en la continuidad». Ahora bien, de ahí a decir que hay «dos Iglesias» pues como que no. Iglesia solo hay una, la fundada por Cristo.
El autor, como en el fondo es un romántico, es un manojo de contradicciones. Condena a Juan Pablo II pero de Ratzinger, cuya responsabilidad histórica objetiva en el desaguisado no es menor, no dice ni pío. No está dispuesto a aceptar que su querido Newman sea el verdadero precursor del Vaticano II, ni que las supuestas anécdotas que tanto le gusta repetir de Pío IX pisando la cabeza de un cardenal o diciendo «la Tradición soy yo» sean apócrifas, inventadas en su día por quienes se oponían a la proclamación del dogma de la infalibilidad.
Todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias, pero tenemos que tratar de ser un poquito ecuánimes. Y sobre todo poner siempre a la verdad por encima del relato.
En los siglos de Adrianos y Nerones,
se enfrentaban los Cristianos a leones.
Hoy,siglo de traidores y avestruces,
los persiguen los que al pecho lucen Cruces.
A bote pronto,resulta muy cuestionable la afirmación de que «practican las virtudes».
Cuáles,pregunto.
No niego que practiquen alguna,pero sí la mayoría;y hasta las más importantes.
Si mi esposa no me pone los cuernos ni en sueños…,pero vive en un permanente estado de «imbecilitas» que la conduce a no dar un palo al agua ,y a hacer dejación de sus sacrosantas obligaciones familiares,laborales, sociales….,pues qué queréis que os diga?
Resulta aleccionador el machacón «el que tenga oídos…,el que tenga ojos..» en Boca de Nuestro Señor. Él, como nadie,Sabe lo obtusos que somos.El quid no está en esa e-videncia que recalca el articulista,sino en que los receptores de la misma (oídos,ojos)-bien, maliciosamente;bien, bobaliconamente-optan por ponerse en off.
Como tan acertadamente reseñada Gustave Thibon hace unas décadas,»no es la Luz la que falta a nuestros ojos;es que nuestros ojos se cierran ante la Luz.
Yo no veo dos Iglesias. Veo la Iglesia y la anti-Iglesia, organismo parasitario que ha invadido la Iglesia desde el Desconcierto Vatimierda II y la está carcomiendo y taladrando sus columnas a fin de derribarla. Dicho organismo fue comunicado por las apariciones marianas (entre otras) de La Salette y Fátima. Si la anti-Iglesia no se va es porque sabe que el mejor modo de destruir algo es la técnica de la carcoma. No recuerdo de quién eran estas palabras (cito de memoria): «El derrumbe de una civilización nunca sucede por culpa del enemigo externo, sino porque el enemigo interno la ha derruido antes». Pido disculpas por no poder recordar las palabras exactas.