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El algodón no engaña. Con motivo de la muerte de una mujer muy cercana a Dios según algunos

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Se llamaba María Victoria Gómez y debió morir a una edad avanzada. No sabía nada de ella y si alguna vez supe algo ahora no lo recordaba. Falleció después de pertenecer muchos años a una congregación que abandonó por voluntad propia siendo ya mayor, y vivió desde entonces como consagrada a Dios en el mundo impresionando notable y religiosamente a las personas que tuvieron trato con ella. Al parecer siempre con muy mala salud y mucha entrega personal en lo que creía, con mayor o menor acierto, que era a lo que debía entregarse. Entre otras cosas, que desconozco, al colectivo LGTB. Según leo.

También me encuentro que fue religiosa redentorista, la congregación que terminó dejando, y que tampoco me suena. En España deben ser muy pocas.

http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2017/04/26/maria-victoria-gomez-el-brinco-de-dios-iglesia-religion-dios-jesus-papa-rouco-madrid-santa.shtml

Tampoco tengo nada que objetar a que sus amigos le recuerden con entusiasmo con motivo de su fallecimiento. Son momentos que  mueven a la exageración, o suelen mover, y tampoco lo critico. Cada cual es muy dueño de sus elogios y sus admiraciones. Yo, al saber de su muerte, encomendé su alma a Dios, como lo hice al saber la de Carmen Chacón, Palomo Linares, Utrera Molina o cualquier otra persona de cuya muerte me entero por los medios. Suelo leer los nombres de las esquelas de ABC y concluida la lectura pido que Dios les de el eterno descanso.

Pero de la lectura del encomiástico artículo que os enlazo saqué alguna conclusión, acertada o equivocada, que comparto con mis lectores. Y que de ningún modo pretendo que ellos compartan. Todos podemos tener las que queramos.

La primera fue la de un notable fracaso existencial que es el abandonar lo que muchos años fue una entrega ilusionada. Aunque hubiera importantes razones para ello. Bien en el  colectivo que se abandona o en la persona que se va. Pero sin duda es un hecho doloroso. Y un cambio notable en lo que se deja o en quien lo deja. Porque sin duda hubo una entrega  generosa que pasa a entenderse equivocada. Y a este respecto, punto.

Luego está posiblemente una personalidad extremada. Leo que María Victoria Gómez, por el año 2010, debía estar muy quejosa de ciertas personas muy destacadas de la jerarquía española y que quiso poner sus inquietudes en conocimiento del Nuncio de Su Santidad. Pues tampoco nada  que objetar al hecho aunque hay algo que me parece, como poco, desaforado. La carta, informe o lo que fuere tenía más de 400 páginas. Contra los arzobispos Rouco, García Gasco y Sebastián. Uno recibe todos los días comentarios,  alabanzas o críticas sobre determinados hechos o personas. De un párrafo, una página o como mucho dos. Pero… ¡más de cuatrocientas! Como para desistir inmediatamente de su lectura, tirarlas a la papelera y considerar no favorablemente la personalidad del remitente ante tanta desmesura. Puede ocurrir que se haga una excepción cuando  el informante es persona informadísima, relevante por sus cargos o su historia, conocedor por ello de muchas cosas de interés… y que entonces se lean diez o veinte páginas pero… más de cuatrocientas.

Su protesta, denuncia o lo que fuere tuvo tanto éxito que el cardenal García Gasco, ya arzobispo emérito de Valencia, murió en esa condición sin el menor problema y rodeado de general aprecio, el cardenal Rouco fue mantenido por el Papa Francisco hasta pasados los 78 años y el arzobispo Sebastián fue creado cardenal por el mismo Papa bastantes años después. Tampoco tenía esa señora simpatía alguna por el obispo de Alcalá y así parece que lo manifestaba no en ese montón de páginas sino años después. Trabajo pues que podemos juzgar tan inútil como desmesurado.

Por último se dice también que su funeral fue concurridísimo. Asistieron más de trescientas personas «de todas las edades y condiciones». Y el algodón no engaña. Porque se publica la fotografía del funeral y no se ven más de cincuenta. Me extrañaría que en el fondo de la iglesia hubiera más de doscientas cincuenta apretujadas de pie alrededor de la puerta con tantos asientos libres como había. No puedo decir de las «condiciones» de los concurrentes porque por el cogote no se pueden apreciar. Pero lo «de todas las edades» sí. Sólo de una: la provecta. Uno, por su edad, ha asistido a muchos funerales, la mayoría de personas sin especial relevancia social. Amigos, familiares de amigos…, poquísimos con tan escasa concurrencia como este.

Entiendo el afecto de las personas que la querían, el reconocimiento de sus virtudes que aunque yo las ignorara estoy dispuesto a aceptar que fueran muchas o que a algunos se lo parecieran, pero las exageraciones no suelen favorecer a nadie.

Descanse en paz.

Comentarios
7 comentarios en “El algodón no engaña. Con motivo de la muerte de una mujer muy cercana a Dios según algunos
  1. Estimado Paco Pepe

    Te tengo que decir que también tuve el «honor» de aparecer en aquel escrito de 400 páginas. Decía de mí esto que sigue:

    «Un autor de este sitio, Eleuterio Fernández Guzmán, con frecuencia reinterpreta los escritos de Masiá para hacerle decir cosas contrarias a las que realmente dijo y así justificar sus ataques contra él.»

    Es decir que no se puede decir nada de tan desnortado jesuita como es Masiá. En fin…

  2. Pues que el Señor, seguramente después de un buen «lavado» en el purgatorio, la acoja en su gloria. Me da la impresión que pertenece a tantas buenas mujeres, religiosas o no, deshabitadas como suele decir el blogger, y muchas veces engañadas por falsos profetas sacerdotales, que han cogido y creido caminos equivocados. El afán de singularidad, los experimentos «romanticos» y el cambiar no se sabe para qué y en qué, muy en boga hoy y más especialmente femenino, aunque no exclusivamente, encandila a muchos . Una buena comunidad religiosa depende mucho de buenos sacerdotes y de buenas superioras, sensatas y centradas, es decir maduras humana y religiosamente. Esto ha faltado mucho y seguramente no se ha recuperado todavía.

  3. Bueno, si lo de los 400 folios es lo mismo que lo de los 300 asistentes al funeral, quizá no sea para tanto. Al amigo Vidal habría que enseñarle que aunque 2+2 es lo mismo que 2×2, esa regla ya no se cumple para los demás números, que 3+3 no es igual a 9 y que 10+10 no son 100. Por cierto, entrañable expresión esa de «teólogos creativos y abiertos». Y por muy convencido que esté Vidal de la salvación de esta señora, no sé qué me hace pensar que lo del «brinco de Dios» debió ser el que dio Él hacia atrás cuando la vio acercarse.

  4. Esto no lo pillo muy bien:

    Hay que encomendar el alma de una mujer que traicionó a Dios y dedicó su vida a trabajar por un colectivo contra Natura, que ofende a Dios permanentemente…

    Cada uno destine sus oraciones según su conciencia, pero el que sepa contar que no cuente conmigo.

    El redto es cosa de Dios y Su Justicia.

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