| 30 noviembre, 2021
Una buena noticia:
Y lo que ha caído la adoración y el respeto al Santísimo. Pasa ante personas piadosas, que acuden al traslado, hasta con velas, y no se arrodilla nadie.
Consecuencia, aunque se nieguen a creerlo, de comulgar en la mano, hacerlo de pie, no arrodillarse en la consagración…
Pues sí, no se prosterna ni el tato, como en casi en todas partes. Ante el nombre de Jesús, toda rodilla se doble, menos la mía. Otro «fruto» del Concilio Vaticano II y su aplicación.
Estoy sorprendido porque ante una noticia tan extraordinaria, como es la apertura de una capilla de Adoración permanente al Señor, nadie, excepto yo, indigno cristiano, haya puesto un comentario para alabar y bendecir este proyecto maravilloso que tantisimo bien hará a muchas almas. Es significativo que se corra a criticar a tal obispo o sacerdote, o cardenal, o a Francisco, o incluso insultar a esta u otra persona, y rebosen los comentarios, etc. etc. ; y no se diga una sola palabra, de agradecimiento siquiera, no solo a Don Francisco José, que amablemente ha puesto la noticia, sino, sobre todo al Señor, que ha querido quedarse con nosotros hasta el fin del mundo, y puesto un nuevo trono de Amor y Misericordia para todos. A mi me duele que, no se haya tomado nadie la molestia de decir nada al respecto. Cada cual puede hacer lo que le plazca y es libre de hacerlo, pero han perdido una oportunidad de plasmar su amor y devoción a Jesús Sacramentado. El Evangelio nos narra que de los diez leprosos curados, solo uno, y además samaritano, volvió a dar gracias a Dios. El Corazón de Cristo Jesús se quejó entonces… Y hoy, ¿ Qué diría?
Muy buena noticia y felicidades para los granadinos. Al leer la crónica de la noticia gozosa, me he emocionado cuando el sr. arzobispo ha nombrado varias veces a Jesucristo diciéndole el Señor… Y es que un corazón que ama y trata con familiaridad a Jesús, cuando en la oración se le dice, Señor, necesito esto o lo otro, uno siente como algo especial, íntimo… muy profundo. El Evangelio está lleno de ejemplos, con súplicas a Jesús llamándole el Señor. «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo…» «Señor, sálvanos, que perecemos…» «Señor, dile a mi hermana que me eche una mano…» «El Señor está aquí y te llama…» «Señor, si hubieras estado aquí , no habría muerto mi hermano…» «Señor, que vea…» «Señor, el que amas, está enfermo…» Y otros muchos ejemplos. Invito -por si hay alguien que no lo sabe- a tratar al Señor con este afecto y cariño y verá los resultados. Quedará amplia y profundamente sorprendido; Hasta puede cambiar totalmente su vida, ¿ Que, no ? Si; ya lo creo…Espere y verá.