Acto insólito del obispo de Mallorca

El obispo Salinas es personaje conocido en este Blog. Y no precisamente por ponerle bonito. Pero hoy me encuentro con una actuación suya que le honra y por ello vuelve una vez más aunque en esta ocasión en elogio de su persona. Hubo recientemente una acusación contra un conocido sacerdote mallorquín que atentaba gravísimamente a su honor sacerdotal. Investigados los hechos tanto por el Estado como por la Iglesia, ambas potestades llegaron a la conclusión de que nada había verdadero en los cargos contra el sacerdote. Parece ser que detrás de la acusación estaba otro sacerdote también muy conocido y del que no tengo ningún buen concepto. Fue muy comentado en la isla el par de sopapos que el presunto instigador de las acusaciones recibió en pleno rostro y en plena calle por parte del injustamente acusado. Y a lo que íbamos. El obispo, consciente del injusto calvario que tuvo que pasar un sacerdote inocente de tan graves acusaciones, ha querido dejar testimonio de su cercanía y comprensión al sacerdote inocente con una actitud y una carta que no es frecuente en los obispos. http://www.religionenlibertad.com/el-obispo-de-mallorca-pide-que-recupere-su-buena-fama-un-42770.htm Y que deja en muy buen lugar tanto al sacerdote calumniado como al mismo obispo. Que no es un monterilla de tres al cuarto, insensible al dolor de sus sacerdotes sino que quiere mostrarse como padre. No suelen los obispos mostrar comprensión con sus sacerdotes  en momentos de dolor o preocupación. Incluso ha habido quien dio por verdaderos suicidios inexistentes, aireados curiosamente por otro sacerdote estúpidamente crédulo o envidiosamente malvado, sin preocuparse ni siquiera de preguntar donde estaba el inexistente cadáver. Pues para algo que encuentro bien en el obispo Salinas no lo voy a callar. Y no me cabe duda que tal carta habrá hecho mejorar algo, tampoco exageremos, el concepto que el obispo se ha ganado, en lo poco que lleva de pontificado, que no es precisamente de entusiasmo. Y fácil lo tenía sustituyendo a aquella calamidad episcopal que fue Murgui.