A un supernumerario del Opus Dei

por La Cigüeña de la Torre | 18 septiembre, 2023

Ante una afectuosa interpelación;

«Querido don Paco Pepe.
Soy un asiduo lector de su blog. Permítame dirigirme a usted con todo cariño, para recriminarle una apostilla que siempre utiliza cuando comenta algo referido al Opus Dei. Ya sabemos que usted no pertenece al Opus Dei y que no le caemos bien «per se» sino porque lo tolera la Iglesia; bien, es usted muy libre de opinar lo que crea conveniente, pero a mi juicio no hace falta repetirlo cuando habla para bien, o para mal de la Prelatura, sobre todo cuando habla para bien. Yo soy un fiel supernumerario, y no me considero, como usted dice un opusino; yo soy un fiel de la prelatura del Opus Dei, que además reza por usted, así, sin conocerlo. Ante las calumnias, las difamaciones, las persecuciones etc. San Josemaría nos enseñó a perdonar y rezar, a trabajar y sonreír y créame, sabía de lo que hablaba. Muchísimas gracias por su comprensión y un fuerte abrazo».

Viéndome tan interpelado creo que debo manifestar mi relación, personalmente muy escasa, con la Obra. Pero escasa no quiere decir enemiga. Ni mucho menos. Creo que ante la embestida actual contra el Opus, les llamo como me da la gana, y si alguno se pica que se rasque, mis intervenciones han sido siempre muy favorables a la Obra. Y en lo de Torreciudad sin la menor duda. ¿Qué alguien quiere más? Pues que se lo encarguen a otro. A mi nunca me han encargado nada. Seguramente porque saben que no tengo la menor obediencia. Digo lo que me parece. Y. vuelvo a repetir, pienso que debería estar más satisfecha la Obra que el obispo conmigo.

Aunque también debo decir que entre el actual ex rector y el obispo me quedo con el obispo. Vaya maricomplejines opusístico. ¿Que hay otros intereses en juego? Vale. Pero yo no soy árbitro de esa contienda. Y si la hubiere, que la resistan. Como hombres.

Lo he dicho varias veces. Y en mi Blog me repito cuántas veces me dé la gana. Mis críticos son solo los lectores. Y a ellos les hago caso o no.

Y a repetir una vez más. El Opus, con el que he tenido escasísima relación, más bien nula, confesarme en san Miguel algunas veces cuando hacerlo allí o en los jesuitas de Serrano era casi imposible en otro lado, y poco más. O más bien nada más. Apenas he conocido a un par de sacerdotes del Opus Dei pata negra. Y vaya si conozco sacerdotes. Centenares. Pues opusístico casi ninguno. Aunque por uno de esos dos tengo una admiración y un afecto notabilísimos.

En cambio conozco a muchos sacerdotes Santa Cruz. Todos buenos y la mayoría de ellos excelentes. Creo que hoy es una garantía sacerdotal ser Santa Cruz. A todos mis amigos de esa clase grandísimo abrazo. Que les odie Arana es un motivo más de admiración.

También he conocido a muy pocos numerarios. Seguramente pensaron, con mucha razón, que yo no valía la pena. Y no la perdieron conmigo.

Supernumerarios a más. Todos excelentes católicos. Alguno incluso muy próximo familiarmente. Gozaron siempre de mi admiración. Ojalá la mayoría de los católicos fuera como ellos.

Pues esa es mi relación con el Opus. Curiosamente mucho más cercana con lo más licuado. Por decirlo así. Que ya sé que  es un modo de hablar.

Creo que han hecho mucho bien a no pocos católicos y a un muy notable número de sacerdotes. Por ello todo mi reconocimiento.

Más no se me puede pedir. Ni yo estoy dispuesto a darlo.

Pero con un canto en los dientes se podría dar el Opus Dei si todos sus enemigos  fueran como yo.

Y utilizo la expresión en su sentido habitual.