A Su Cagarruta Ilustrísima

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Hace muchos años un cura andaluz escribía una página sobre la Iglesia de aquella región como jamás volvió a existir desde que él la dejó. Informativamente inmejorable. Sabía, escribía muy bien, tenía cataplines… No había nada semejante en ninguna otra provincia eclesiástica de España. Desde otra orilla, quizá el término no sea afortunado pues más bien era desde la misma aunque estuviéramos. él y yo, a diferentes alturas de la misma, era lector asiduo de lo que escribía

Para mí fue un maestro en la información religiosa aunque el discípulo haya salido tan poco aventajado. Tal vez por superarle no poco en años aunque nada en bien decir.

Cura progre, lector carca y a mi petición, encuentro. En Andújar. Hace ya no se sabe cuantos años. Y amistad para toda la vida. Algo raro tendremos él y yo que no somos como el agua y el aceite. Pero amistad también rara. Mucho más sabida que encontrada. Poquísimos encuentros, no ya presenciales  sino incluso telefónicos o internáuticos, aunque siempre desde el afecto y por mi parte la añoranza de aquel de Andújar repetido en Madrid una o dos veces. Que algún día espero se repetirá.

Pues hoy me ha llamado para decirme que su obispo, ese que posiblemente tiene el entorno más rosa de España, le ha recriminado el ser mi informador sobre Jaén al tiempo que le gritaba que él no era ningún cagarruta. Mi interlocutor, sorprendido y divertido. Pasta la de los curas a los que las broncas episcopales hasta les divierten, Aunque haga falta mucha personalidad para ello. La de mi amigo. Que le sobra. Como le falta a su obispo. Pienso que la falsedad de sus informadores se debe a la ignorancia de los mismos, más que a su tonalidad rosa pues esa no hace al caso, aunque haga a otros. No faltará quien piense, acertadamente o no, que nunca hubo en España obispo mejor servido de gays que este.

Tras todo esto, sin embargo, creo que me he pasado con lo de cagarruta pues, en su nadedad, tal vez lo propio sea cagarrutilla pues su nivel no da para más. Así lo despidieron en Plasencia y así lo harán en Jaén con el del nombre de las dos mentiras: Amadeo y Magro. Del pisazo que se ha preparado tal vez hablemos otro día.

 

 

Comentarios
10 comentarios en “A Su Cagarruta Ilustrísima
  1. Qué verdad que es que heredó vicios anteriores.
    Qué verdad que es lo del tono rosa aunque él se ha preocupado al menos de variar el rumbo
    Qué verdad que es que los pesos pesados le perjudican sobremanera.
    Jaén cambiará cuando se le dé un Obispo joven con narices,
    Jaén cambiará cuando destierren a secundarios con vocación de principales (encima del Obispo) que dejen de dañar a la Iglesia y a las personas.
    Jaén cambiará cuando el nepotismo de los segundones tapen a «cristianos» que con su vida dan ejemplo de escándalo y son protegidos incluso por nepotismo ideológico franquista. Y si no indaguen sobre el diputado de cultos de la Cofradía de la Virgen patronal de la ciudad y sus últimas fotos tapadas por la Iglesia.
    Jaén cambiará cuando reaccione la jerarquía de la Iglesia nacional.

  2. Estimado Don Francisco José: Lo ignoro casi todo, y a lo mejor usted tiene datos que yo no tengo para tener el concepto que tiene de este obispo. Desde luego no será ningún florón del episcopado español, pero tampoco uno de sus peores ejemplos.
    En Plasencia poco pudo hacer. Es una diócesis que desde la famosa “conjunta” ha estado manejada en la sombra por los clérigos más ideologizados de aquella asamblea, que se han ido imponiendo a los obispos que han pasado por ella; hoy la mitad del clero en activo es de origen extranjero, tiene dos seminaristas en el teologado de Ávila en Salamanca, y no funciona ningún movimiento eclesial con vitalidad. Hay que reconocerle a Amadeo que, utilizando mucha mano izquierda, y aliado con el tiempo que no perdona a nadie, fue “dando esquinazo” a algunos de los “pesos pesados”, con los que sus predecesores no tuvieron más remedio que contar en todos sus equipos. Quizás su error estuvo en rodearse de una guardia pretoriana, en un gusto por el culto a la persona del obispo, y en la influencia nefasta de los rasputines presentes tras los cortinajes de todos los palacios.
    Cinco años son muy pocos para conocer algo tan grande en todos los órdenes como es una diócesis, que como todas las instituciones tiene sus “vicios” heredados, que ni han nacido todos en su corto pontificado, ni pueden resolverse todos en el mismo, porque vienen de una larga trayectoria de miedos, renuncias, insuficiencias mitrales y complejos de obispos anteriores.
    Asumió la diócesis como un discreto “ascenso”, ya con setenta años, con solo cinco “oficialmente” por delante; no creo sinceramente que, en ese corto tiempo y a esa edad, se puedan pedir muchos milagros a nadie, menos cuando te encuentras con una figura del peso de la que él se ha encontrado, porque en las diócesis cambian los obispos, que son aves de paso, pero se mantienen en sus puestos los pesos pesados, que son los que marcan tendencia cuando la personalidad del obispo no es arrolladora. El lo sabe, porque es listo, y conoce al personal, lo que da de sí, y en lo que anda metido; pero sabe también que él se irá, y Jaén seguirá siendo Jaén, como Plasencia ha seguido siendo Plasencia; y que en una Iglesia, en la que se puede retar, por ejemplo a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe -y en el fondo a la doctrina inmutable de la misma, sin que pase absolutamente nada, no merece mucho la pena meterse en berenjenales que le amargan a uno la vida y le quitan la salud.

    1. «Achaques al viernes por no ayunar».
      «Si puertas,para qué abiertas;
      si abiertas, para qué puertas».
      Sabiduria popular pura y dura,mijo.

  3. D.Amadeo en Plasencia,
    y en el Santo Reino luego,
    no llegó ni a fatuo fuego
    con su enorme negligencia .
    Pero es que eso es lo normal
    en el obispo hodierno:
    Ser un gestor de Lo Eterno,
    actuando siempre…¡mal!
    Tal vez así El Señor Quiere
    matar el clericalismo.
    Y Mostrarnos que Es Él Mismo
    Quien, por su Rebaño…. Muere…
    Y Deja que una caterva
    de asalariados tunantes
    -cobardisimos,bastantes;
    otros,de vida proterva-,
    se revistan de oropeles
    y de excelsas dignidades,
    y oculten sus nadedades
    bajo morados cordeles…
    ¿Los Quiso Dios?….Ahí están.
    Para-pacientes-sufrirlos.
    Sabiendo que no son mirlos
    blancos,pues tan negros van.
    Y cuando llega un Lahiguera
    o un Guerra,es por confirmar
    que esta regla es de fiar;
    que,sin los tal,no lo fuera…
    Los fariseos,al menos,
    tenían un bien decir.
    Y El Señor Enseñó a ir
    tras unos dichos tan buenos.
    Éstos…,en cambio,emparejan
    su mal decir con su obrar:
    Llamando bueno,a pecar.
    Y así…¡del Señor alejan!
    La sal se ha tornado sosa;
    e inerte,la levadura…
    ¡Cuánto dura esta impostura!
    ¡Cómo nos pesa esta losa!

    1. A destacar:

      1. Sí, ciertamente, la nadedad nadea en el mundo, y la necedad tonta y atónita deja a la Iglesia. Como dijo Heidegger, la nada hace una acción, nadear: la nada nada por el mundo y todo lo reduce a una acción eficiente y eficaz de dejar todo reducido nada más que a la nada.

      2. Quizás, sí, la incompetencia e incapacidad de los obispos es un antídoto contra el clericalismo…

      3. Hermosa ceguera la del Vaticano, cuyas gafas multicolores le permiten que nada vea si hay elementos multicolor por su entorno. A ver si han descubierto el portentoso camuflaje arco iris para pasar paradójicamente desapercibidos incluso vestidos con sotanas negras…

      1. HONRANDO EL CONCEPTO HEIDEGGERIANO DEL SER COMO «NO MENESTEROSIDAD»
        (Que viene a ser una puesta al día del ASEISMO escolástico).
        Cierto:La nada,nadea.
        Y el mundo…., es me-nes-te-ro-so.
        Tan sólo Dios Es Coloso
        pues que su Esencia Es QUE SEA.
        Y si a Heidegger seguimos
        buscando EL-NO-MENESTER,
        Ése podrá sólo ser
        el Dios Vivo en Quien creímos…

  4. Para desgracia de la excelente gente jiennense, don Amayó se comerá las uvas en la ciudad que tiene la catedral (bellísima) de Vandelvira, única en España en su estilo.

  5. Su paso por Plasencia fue una decepción elevada a la enésima potencia.
    Con un final vergonzoso del que,cervantinamente,»no quiero acordarme»…

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