A Omella le salió el tiro por la culata

La asistencia a misa es, casi, el final de una concatenación de desaciertos. Pasamos por el espíritu del concilio que ridiculizó la piedad y aborreció el magisterio, a partir de ahí sólo los sacerdotes de un determinado perfil pudieron gozar de la aquiescencia del poder de la iglesia en Cataluña. Las consecuencias llegan ahora en forma dramática, aunque ya hace muchas décadas que la dirección apuntaba al barranco. El tema cabrea, porque las vacas sagradas de entonces son las mismas de hoy, esas vacas o cabestros recibieron de sus antecesores iglesias abarrotadas, no contentos con eso se dedicaron a criticar todo lo anterior, sólo ellos iban bien, solo ellos sabían gestionar y custodiar el espíritu conciliar e insertarlo en las ansias patrias de un estado independiente. Y ahora que pretendemos? la mayoría de los templos aparecen vacíos, la sociedad no incluye a Dios en su vida, y Omella, en todo caso, es el encargado de bajar el telón. No, ciertamente no me gusta el aragonés, pero reconozco que con los bueyes heredados es imposible arar.

Hay que enfrentarse a la jerarquía sin miedo. Sus intereses no son los nuestros en numerosas ocasiones, así que hay que dejarles claro que no les pasamos ni una.

Hay que pedir a la Virgen para que no salga adelante este plan de reducir las parroquias. Hay movimientos religiosos que se podrían hacer cargo de parroquias pero estableciendo cautelas para que no les echen cuando refloten esas parroquias. Si no veremos mexquitas en lo que fueron iglesias.