| 16 noviembre, 2024
Aunque ahora comparezca de clergyman.
A un tipo así hay que echarle de la dirección de un seminario. Porque de no hacerlo tendremos a la zorra en el gallinero. Nombrado por los obisspos.
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Pues ya me dirán que confianza merecen esos obispos. ¿Santiago, Mondoñedo-Ferrol y Tuy-Vigo? Que a ese Lodeirp no lo he nombrado yo.
https://infovaticana.com/2024/11/16/el-rector-del-seminario-interdiocesano-galicia/
Como en numerosas ocasiones ha reconocido Ud., D. Francisco José, el que un presbítero u obispo diga, permita o haga una majadería eso no empaña una vida eclesial pues el mejor escribano echa un borrón.
Conozco desde hace tiempo a este sacerdote pues fue mi profesor de Sagrada Escritura (A.T.) y solo puedo decir cosas buenas de él, pues es un magnífico docente, muy bien preparado y con amplio conocimiento de la materia y entregado a sus alumnos.
Además ha tenido el aprecio de los feligreses de Santiago del Burgo en Culleredo (La Coruña) donde ha desarrollado parte de su labor pastoral.
Y en cuanto a lo de las “puntillas” una vez ordenado cada presbítero hará lo que quiera y puede que busque y rebusque en los armarios y cajoneras de su parroquia de destino para vestir la ropa litúrgica que más le guste.
He visto que varios de los sacerdotes párrocos más jóvenes de la archidiócesis compostelana usan habitualmente la sotana y se ponen albas y roquetes con puntillas. E incluso en la misa y en los entierros se cubren con el bonete. Así que eso no es un problema.
Esta mañana he asistido a la Asamblea Diocesana en Santiago de Compostela y uno de los intervinientes fue D. José Antonio Castro Lodeiro. Presentó su programa para el seminario interdiocesano rodeado de sus seminaristas. Creo que su formación está en muy buenas manos.
A mí lo que me parece es que hay que leer la entrevista. Quedarse en la entradilla puede ser a veces una opción para decidir si seguir leyendo un artículo, pero yo suelo saltarme la entradilla porque ya he visto en cientos de entrevistas de todo tipo que esa entradilla puede ser un intento de orientar al posible lector sobre las bondades (o maldades) del entrevistado. Y en esta ocasión se cumple. El sr. Gurpegui pone en la mente del entrevistado cosas que no dice, lo cual es como mínimo aventurado y muy poco periodístico.
El interdiocesano es el mismo pero con distinto collar: Queiruga, Queiruga y Queiruga… hasta han celebrado la fiesta de San Martín como si ahora no se llamaran Apóstol Santiago… y los de Mondoñedo y Tuy a tragar que no son nadie en el tinglado.
Igual es que la sede del Seminario Interdiocesano es, casualmente, el Monasterio de San Martín. Me pregunto si tendrá algo que ver con eso.
He leído el titular y no he podido seguir: no estoy dispuesto a que un fulano me amargue el día. Por cierto: ¿el apellido «Lodeiro» vendrá de «lodo»? Porque si es así, le viene como anillo al dedo.
Por otra parte, el Papa pidió a los obispos recientemente que controlasen el acceso de homosexuales a los seminarios, a la vez que ha nombrado un predicador de la Casa Pontificia que es prohomosexualista, ¿cabe mayor contradicción?
Supongo que el nombramiento del rector fue promovido por el Arzobispo de Santiago y los otros dos obispos lo han aceptado. Una muestra más del progresismo de Francisco José Prieto, quien ya enseñó la patita al mostrar su aprecio por Torres Queiruga.
El Rector del Seminario de Santiago dice: » Si por ejemplo se presenta un candidato que no está dispuesto al celibato, sea el heterosexual u homosexual, lógicamente este no es su sitio. Si se presenta un candidato que no tiene claro las cuestiones afectivas, aunque diga que puede tener vocación, habrá que comprobarlo y discernirlo. Probablemente este no sea su sitio, porque no es el modelo ni el perfil del seminarista que la Iglesia busca»
En definitiva y resumiendo: no dice que haya que buscar seminaristas homosexuales. MÁS BIEN LO CONTRARIO.
En lo de la manera adecuada de vestirse un sacerdote dice cosas de sentido común: hacer lo mismo que hacía Juan Pablo II ; antes de ser Papa Juan Pablo II visitaba las montañas cercanas a su Wadowice natal e iba vestido de montañero. Le traían recuerdos de su juventud clandestina como sacerdote cuando se amparaba en la naturaleza para encontrarse con otros sacerdotes. Recordaba su juventud, siendo ya sacerdote , mientras pescaba durante horas en sus ríos gélidos. Allí le sorprendió la noticia de su obispado de Cracovia. Añoraba sus paseos por la acogedora Zakopane, la capital de los Tatra, parando en alguna de las pastelerías a tomarse su pastel preferido. Iba vestido acorde a las montañas en que estaba.