A la diócesis de Cádiz le sale un grano

Ha hecho una cosa bien. Comunicar a la opinión pública la situación del problema. Con lo que queda clarísimo que la mala no es la diócesis que lo único que pretende es que unos okupas dejen el inmueble okupado para poder destinarlo a servicios propios de la diócesis y no a beneficio de una asociación que no tiene nada que ver con la Iglesia aunque parece ser que juega a la ambigüedad en su propio beneficio. http://www.revistaecclesia.com/comunicado-del-obispado-de-cadiz-y-ceuta-sobre-un-local-arrendado/ Esperemos que lo ocurrido en Cádiz haga que espabilen en otras diócesis pues el ir de pardillos sólo crea más problemas. Y en Cádiz la diócesis fue de pardilla. Si cede un inmueble de su propiedad a Cáritas una vez concluida la cesión Cáritas tiene que devolverlo desocupado, como desocupado lo recibió. Porque de otro modo Cáritas queda muy bien ante una opinión desinformada y el obispado muy mal. La Iglesia no es la casa de todos para lo que a cada uno le dé la gana. Es la casa de todos para adorar a Dios y del modo en el que la Iglesia prescribe esa adoración. No el sitio para que los jóvenes monten su botellón, los obreros afectados por el cierre de la fábrica de boinas y sombreros reclamen su reapertura o los indignados por la corrupción política, curiosamente sólo con la del PP, establezcan un campamento de protesta. Y los desahuciados por no pagar el alquiler de su vivienda no tienen el menor derecho a okupar la vivienda del párroco de forma que el que se quede en la calle sea él y su anciana madre. Y además la caridad se da de modo voluntario y no reclamada por la fuerza porque eso no sería caridad. Aunque a este paso se va a terminar defendiendo el derecho del ladrón a despojar de su cartera al transeúnte, a punta de navaja si se quiere, en base a los intangibles derechos del ladrón. Hora es ya de que la Iglesia aprenda dos asignaturas que lleva muchos años suspendiendo. No dejarse amilanar por la fuerza, acudiendo en esos casos, a la policía y los tribunales, y comunicando inmediatamente sus actuaciones para que la comunicación de los otros no sorprenda a los católicos hasta llegar a pensar que no teniendo ninguna razón, okupas, coaccionadores, violentos, chantajistas o simples caraduras, la tienen.