Anatomía del horror: las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936

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Matanza de clérigos de 1936

Como es solo  para suscriptores no he podido  leerlo pero lo supongo miserable.

https://elpais.com/ideas/2024-12-14/anatomia-del-horror-las-razones-ocultas-de-la-matanza-de-clerigos-de-1936.html

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Un amable lector nos envía el artículo en cuestión.

Veo que la suposición era acertada.

Con su permiso, reproduzco el artículo en cuestión, usted decida si dejarlo aquí, si quitarlo o si quiere reproducirlo (en ese caso, si desea puede borrarlo). Por supuesto que lleno de grandes mentiras como «que solo mataron a religiosos vinculados con la política». Estos con tal de intentar lavar su imagen cuentan lo primero que les viene a la mente.

Con Dios. Bendiciones.
Feliz Domingo de Gaudete

Anatomía del horror: las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936
Una investigación contradice la tesis de la explosión de odio como causa principal y detecta un carácter “estratégico” en los asesinatos de religiosos de la Guerra Civil
Cuatro investigadores se han adentrado en un oscuro rincón del siglo XX español para intentar explicar lo inexplicable. ¿Cómo fue posible la inusitada violencia contra el clero durante la Guerra Civil? El resultado, tras examinar más de 4.000 municipios que estuvieron en zona republicana, contradice el relato dominante hasta ahora, según el cual la causa principal es que la impunidad de la guerra dio rienda suelta al odio anticlerical. Pero no, las cosas no fueron tan simples. La respuesta es más fría, técnica, racional.
Si los periodistas saben que en un caso de violencia el qué, el quién, el cuándo y el dónde son escurridizos, Paloma Aguilar (UNED), Ignacio Sánchez-Cuenca (Universidad Carlos III, UC3M), Francisco Villamil (UC3M) y Fernando de la Cuesta (Complutense), académicos de la rama de Ciencias Políticas, saben que el porqué puede ser aún más esquivo. Sobre todo cuando el grado de violencia fue tan extraordinario. Su artículo Capacidad de movilización y violencia contra los líderes locales: violencia anticlerical durante la guerra civil española, con financiación de la Secretaría General de Memoria y publicado en Comparative Political Studies, es resultado de más de 10 años de trabajo.
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Nuestra guerra, por Santos Juliá
Su punto de partida son las investigaciones de Antonio Montero y Ángel David Martín, que cuantifican en más de 6.000 los asesinatos de religiosos durante la guerra, más del 90% en 1936. Los autores compararon datos de todos los municipios para averiguar qué impulsaba la violencia. ¿Qué encontraron? La represión contra el clero fue superior allí donde la Iglesia tenía “mayor capacidad potencial” de movilización de enemigos de la izquierda y era por tanto vista como una mayor amenaza bélica.

La “variable más potente” para explicar la violencia es la presencia de patronales agrarias católicas, entidades estrechamente conectadas con la Iglesia y otras fuerzas derechistas, explica Paloma Aguilar, catedrática de Ciencia Política y autora de ensayos como como Políticas de la memoria y memorias de la política y El resurgir del pasado en España, este último junto a la profesora de Sociología en Oxford Leigh Payne. El motivo es que en las poblaciones con patronales el clero era considerado en mayor medida una amenaza para la izquierda y por eso se ejercía más violencia contra sus miembros. Frente a la teoría del odio desatado como factor principal, esta explicación presenta una imagen más cerebral de la represión. Los clérigos “no eran vistos como civiles puros, sino como figuras con capacidad de movilización, lo que apunta al carácter estratégico de la violencia”, explica Francisco Villamil. Todo esto “no significa que no hubiera milicias descontroladas ni odio contra la Iglesia, pero ese odio no explica por qué en unos sitios mataban más que en otros”, subraya Sánchez-Cuenca, catedrático en la misma universidad.
Un patrón sistemático
“Mientras las explicaciones anteriores se han centrado en el odio (…) y en la presencia de milicias, demostramos que lo primero no es suficiente y lo segundo solo está correlacionado [con la violencia] cuando existen objetivos estratégicos”, concluyen los autores del estudio, que señalan que matar religiosos era “dejar parcialmente sin líderes” a algunos grupos críticos y detectan un “sistemático patrón de violencia”.
En contra de lo que cabría suponer con la teoría de la represión irracional fundada en el odio y la superioridad de fuerzas, en los municipios con mayor voto al Frente Popular en 1936 hubo una violencia similar al resto. Al examinar todos los datos se comprueba que hubo asesinatos de clérigos en un 29,9% de las poblaciones de la cuarta parte con más voto al Frente y un 30,5% en el resto. Es decir, la violencia no era mayor donde la izquierda era más fuerte. En cuanto a los municipios con milicias de la UGT o CNT, hubo asesinatos en el 38%, frente al 24% cuando no las había. Hay una diferencia, sí, pero correlacionada con la condición del clero como objetivo, según los autores.
El factor diferencial es la presencia de patronales. De los municipios con este tipo de entidades implantadas, el 55% fue testigo de violencia. En el resto, el porcentaje baja al 27%. Comparando los datos de 30 provincias, en 29 el porcentaje de municipios con violencia fue superior donde hubo patronales activas. Hay contrastes drásticos. En Asturias, el 85% de las poblaciones con patronales fueron testigos de represión, frente a un 36% de las que no las tenían. En Toledo, la relación es 75-49.
Todos los hallazgos confluyen en la misma explicación: al margen de casos concretos, la violencia anticlerical obedeció sobre todo a una voluntad de “impedir la formación de resistencia”, en la que los clérigos eran vistos como una pieza clave. La mayoría de las muertes (70%) tuvieron lugar entre julio y septiembre de 1936, “cuando los grupos de izquierdas tenían más incentivos para asegurar el control local”, señalan los autores. La represión fue más dura contra el clero masculino que contra el femenino, que a pesar de representar en torno al 60% del total supuso el 5% de las víctimas, algo que los autores atribuyen a su menor capacidad de movilización.
El artículo se detiene en un ejemplo que ilustra cómo la violencia no era ciega ni indiscriminada, sino que obedecía a cálculos políticos. Se trata del contraste entre los casos de Domingo Villegas y Cándido Rial, sacerdotes en Ciudad Real y Madrid, respectivamente. El primero, colaborador de Acción Católica y secretario de un partido derechista local, fue asesinado por milicias izquierdistas en agosto de 1936 tras ser considerado un “peligroso” agente del enemigo. En cuanto al segundo, y a pesar de que las milicias encontraron pruebas de conexiones con la derecha en la sacristía de su iglesia, salvó la vida “porque fue capaz de persuadir a sus interrogadores de su falta de lealtad partidista”. Al recoger el episodio en sus memorias, el religioso recordaba cómo un miliciano le explicó que los republicanos solo atacaban a los clérigos “que se dedicaban a la política”.
Conclusiones extrapolables
Aguilar, la investigadora que arrancó el trabajo, es consciente de que sus conclusiones pueden resultar “chocantes”, ya que hasta ahora han prevalecido explicaciones que “presentan la violencia anticlerical como fruto, fundamentalmente, de un odio ancestral”. Sus resultados, señala, pueden no ser “fáciles de asimilar” para quienes, sobre todo desde la Iglesia, “en los martirologios que ha publicado”, han presentado a las víctimas del clero como testigos neutrales que, “desvinculados de cualquier inclinación política antes y durante la guerra”, sufrieron la ira irracional de uno de los bandos. “No cabe duda de que hubo violencia indiscriminada y asesinatos con saña, pero también existió un catolicismo político que tomó partido, que había demostrado gran capacidad de movilización y que nos obliga a mirar en otras direcciones para comprender en profundidad los porqués de lo ocurrido”, señala Aguilar, que recuerda cómo Vicente Enrique y Tarancón, en sus memorias, reconocía que “las sacristías se convirtieron [durante la República] en centros de conspiración”.
El artículo se detiene en conexiones y actividades proselitistas y antirrepublicanas que acreditan el activismo de “una parte importante” del clero en los años treinta, lo que explica que “muchos de sus miembros fueran vistos a nivel local, por su autoridad moral, las redes derechistas a las que pertenecían y su capacidad de movilización, como líderes potencialmente dañinos para la causa republicana, sobre todo allí donde el terreno les era propicio”, señala Aguilar. Y concluye: “Más allá de las motivaciones personales y comportamientos irracionales propios de todo conflicto, los expertos en violencia política nos han enseñado que siempre existen explicaciones estratégicas, porque el fin último es ganar la guerra. Por eso pensamos que estos resultados podrían extrapolarse. De hecho, presentamos ejemplos de otros países que apuntan a que la violencia se dirige contra quienes tienen capacidad de movilización y liderazgo”.
Acompañan el artículo las siguientes fotografías (solo pongo el pie de las mismas):
1.Un pelotón de fusilamiento republicano apuntando al Monumento del Sagrado Corazón durante la Guerra Civil Española, agosto de 1936.WIKIPEDIA.
2. Saqueos en una iglesia de Barcelona en julio de 1936.DAVID SEYMOUR (MAGNUM PHOTOS / CONTACTOPHOTO) Aparece la fotografía de una imagen del Corazón de Jesús boca abajo apoyado en una Columna.
3. La foto muestra a anarquistas incendiando el mobiliario, libros y otros equipos del colegio religioso Los Ángeles en Madrid, 7 de mayo de 1936.ALBUM / TOPFOTO

 

Comentarios
16 comentarios en “Anatomía del horror: las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936
  1. No hacía falta copiar el artículo, ya sabemos cómo miente el País antes de leerlo. Los mataron por su culpa. Cualquier psicópata asesino dirá que le provocó, o que fue culpa del asesinado. Por poco, después de leer el artículo, tienen que pedir perdón por dejarse matar poco.

  2. No me descubran el Mediterráneo. De siempre se ha sabido que todas las ideologías pretenden la exclusiva y el monopolio absolutos del mundo y barren literalmente a la competencia real o imaginada. El peor enemigo de la izquierda revolucionaria en el 31, el 34 o el 36 era una Iglesia dedicada a la acción social, sanitaria o intelectual y educativa. Y la destruyeron sistemáticamente. Paso todos los días por el Mercado Maravillas de Madrid y recuerdo las ruinas humeantes del Colegio Maravillas sobre las que se asienta. El crimen intolerable para los incendiarios del Colegio Maravillas era que éste acogía en el Barrio de Cuatro Caminos a alumnos pobres gratuitamente.
    Seamos serios: el nacionalcatolicismo se comportará igualmente con todo lo que olía a no católico durante el franquismo. El cura de mi pueblo quemaba sin paliativos las ediciones protestantes del NT que ocasionalmente caían en manos de sus feligreses.

  3. Ayuntamiento de Fuenmayor
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    DESPEDIDA A LAS HIJAS DE LA CRUZ.
    Tras 107 años de presencia en Fuenmayor, las Hijas de la Cruz se despiden de nuestro pueblo.
    Mañana domingo a las 13 h en la Iglesia parroquial nuestra queridas Monjas se despiden públicamente de Fuenmayor, el lugar que ha sido su casa durante 107 años.
    El 23 de febrero de 1917 llegaron a Fuenmayor. Durante más de un siglo han compartido la vida, las alegrías y las penas de nuestro pueblo, de cada vecino y vecina…
    Han dado su vida en la educación, en la atención a los enfermos y a las personas vulnerables, pobres, inmigrantes, trabajadores de la vendimia…
    Han sido muchos años de cariño mutuo, de entrega recíproca, de feliz convivencia.
    Parten llenas de agradecimiento por la acogida, el cariño, la presencia cercana de todo el pueblo de Fuenmayor.
    Siempre continuarán presentes en nuestra memoria y en nuestro corazón.
    Eternamente agradecidos.

  4. Vaya por delante que los de las facultades de políticas están formados por su inmensa mayoría por marxistas, véase como ejemplo al Sr Iglesias. Trabajo financiado por la Secretaría General de Memoria. Así que blanco y en botella. Y fueron algunos más de 6000.

    Asociar a los clérigos con las patronales agrarias está muy traído por los pelos, puede que en algún caso, algún cura se dejara ver por la patronal, pero sería, de ser, un caso excepcional. ¿Y cómo explican el asesinato de mojes de clausura? Porque esos no salían del monasterio.

    Entiendo que pensaran, la incultura y la ignorancia son muy atrevidas, que los curas podían encabezar la resistencia y los mataran para evitarlo, pero eso tampoco es una explicación porque podían haberse limitado a encerrarlos y por otra parte, no se libraron los clérigos de edad avanzada, ni muchas monjas.

    Y si era por motivos estratégicos, ¿a qué venían las torturas y en el caso de las monjas, las violaciones y en algún caso, tortura? Si los consideraban como combatientes o presuntos combatientes, debieron convertirlos en prisioneros de guerra o en caso extremo fusilarlos, pero no torturarlos. Matar mujeres, por muy monjas que fueran, quedaba feo y lo que hicieron fue la muerte lenta, echarlas de los conventos y que se buscaran la vida.

    Claro que obedecía a cálculos políticos, los jefes incitaron a las masas a cometer los asesinatos, inculcándoles previamente el odio. Y claro, cuando los nacionales fusilaban al mismo número de sindicalistas y políticos que estos habían fusilado, se apaciguaron mucho o no quedaría ningún marxista y ya cuando vieron que la cosa se les ponía fea, dejaron los asesinatos. En ese sentido sí fueron cálculos políticos, pero los autores materiales se guiaron por el odio.

    ¿También fueron órdenes políticas la quema de los libros de bautismos, matrimonios y demás?

    La foto muestra a anarquistas incendiando el mobiliario, libros y otros equipos del colegio religioso Los Ángeles en Madrid, 7 de mayo de 1936. A eso le llamo premonición o que algún anarquista era vidente.

  5. La prueba de que no mataron a los curas por su actividad política es que eliminaron también archivos, bibliotecas, cantorales, libros sagrados, vestiduras, esculturas, pinturas, retablos, iglesias, etc. ¿O me tengo que creer que una vestidura litúrgica del XVII o un libro de devoción del XIX eran «peligrosos enemigos» de la asesina Segunda República? Y una mierda.

  6. Tema II República,guerra civil y periodo (felizmente para España y los españoles) franquista está siendo más que sangrante .Si el año 2025 se nos despierta con loas a la criminal proxeneta «Pasionaria» y al verdugo sediento de mil odios el «seráfico «Santiago Carrillo (por cierto que se hizo «pepsicola»en los gayumbos ,si usaba esa prenda,cuando el 23-F) y con horrores y furias contra el GENERALISIMO,mal año podemos augurar para esta «democracia «.Tapar sus grandes latrocinios, su mucho odio a nuestra Patria ,seguir promoviendo el enfrentamiento entre los españoles ,a la vez que favorecen desde décadas (más con Sánchez – Feijoo) a los inmigrantes (NO MIGRANTES ) descontrolados y provocando por órdenes de instancias superiores,la miseria política, económica y moral ,conducirá al fin que desean los vencidos : ROMPERNOS ,ARRUINARNOS Y ENVILECERNOS .Un buen objetivo para este FELIZ AÑO NUEVO,si señor!

    1. El héroe de Paiporta va a intentar distraer al personal hablando de Franco y del franquismo y es una oportunidad de oro para dar a conocer al personaje y la época. Los jóvenes se hacen muchas preguntas al respecto, por eso pusieron lo de la memoria, para evitar que se descubrieran cosas feas para ellos.

      ¿Tendremos unos políticos y periodistas capaces de contar la verdad y llegar a una audiencia amplia? Porque o se tiene audiencia y no se cuenta o se cuenta pero no se tiene audiencia.

  7. El sectarismo militante de los «académicos» del estudio roza la bajeza, la mentira y la mala voluntad. Por tomar un solo ejemplo: dominicos de Calanda. Una casa de estudios con noviciado. Entre los profesores, un tal Tirso Manrique, hoy beato. Este había dictado unas famosas conferencias de marcado signo social. Creía el inocente que, cuando lo cogieran, le iba a servir de salvoconducto esa fama de «predicador social». La verdad es que no hubo familia que lo quisiera esconder, y los milicianos lo mataron. De ese convento de Calanda murieron varios profesores jóvenes y numerosos estudiantes y novicios, con algún hermano lego. La influencia partidista de esos frailes era nula. Sólo una mente servil puede retorcer la verdad para su causa asesina. «Algo habrán hecho» decían los vascos complacientes con ETA. Ahora los aplaudidores de la traición de Sánchez contra España quieren sumarse, una vez más, a una mendaz memoria histórica. «Como chinches» los mataban, me comentaba un testigo directo que luchó con Líster. Cuánta desvergüenza envuelta en presunto rigor histórico con un manejo torticero de unas estadísticas elaboradas ad hoc y con un criterio sesgado.

    España está atravesando unos momentos cruciales en su historia. No sólo es Sánchez el traidor a la patria. En esa traición está arropada por muchos, altos y bajos. Desde el Constitucional a la fiscalía beneficiada por intereses bastardos, los asesores que cobran pingües bicocas (monetarias y académicas), los periódicos que beben de la mentira pertinaz y del señalamiento infame sacrificando la deontología más elemental. El número de los sinvergüenzas y traidores en España es parecido al de los tontos de la Escritura. Vuelve a repetirse la historia. Abundaban en la República jueces y juristas que prevaricaron en aras de su ideología sectaria. Muchos de éstos formaban el grueso de las logias, con militares y profesores. Conocí a alumnos de Antonio Tovar que le ayudaron en la confección del Archivo de Salamanca. Hoy es fácil el acceso a las actas judiciales del bando de Franco, y de hecho se utilizan y publican. ¿Por qué no se publican los movimientos, actos y pronunciamientos recogidos en el Archivo de Salamanca? De vivaz voz, uno de esos «archiveros» me comunicó cosas espeluznantes de determinadas figuras allí recogidas. No soy partidario de revelar detalles de la vida privada de nadie, pero no estaría de más conocer sus andanzas con repercusión pública, desde matanzas de clérigos a aberraciones pederastas.

  8. Aviso legal de El País “…En virtud de lo dispuesto en la Ley de Propiedad Intelectual quedan expresamente prohibidas la reproducción, la transformación, la distribución y la comunicación pública, incluida su modalidad de puesta a disposición, de la totalidad o parte de los Contenidos cualquiera que sea su finalidad y el medio o soporte que se utilice, sin la autorización de EDICIONES EL PAIS. El usuario se compromete a respetar los derechos de Propiedad Intelectual e Industrial titularidad de EDICIONES EL PAIS. ” No robarás, dice uno de los Mandamientos. Esto lo añado yo.

    1. ANACLETO,agente secreto , qué oño quiere ud decir ? Vamos de «buenismo»? Si es así ,vaya a las fuentes de quienes saben H I S T O R I A !!!

  9. ¿Y dónde queda el «furor antidivino», y no sólo anticlerical, engendrado necesariamente por las fuerzas sociopolíticas marxistas de la época?
    El artículo de El País -siempre usando la mentira como arma revolucionaria- se limita a hacer un resumen de las conclusiones de este artículo tendencioso, pero con pretensiones de objetividad científica:

    https://www.researchgate.net/profile/Paloma-Aguilar-2/publication/382987443_Mobilization_Capacity_and_Violence_Against_Local_Leaders_Anticlerical_Violence_During_the_Spanish_Civil_War/links/66d72bfdfa5e11512c5160c2/Mobilization-Capacity-and-Violence-Against-Local-Leaders-Anticlerical-Violence-During-the-Spanish-Civil-War.pdf

  10. Con su permiso, reproduzco el artículo en cuestión, usted decida si dejarlo aquí, si quitarlo o si quiere reproducirlo (en ese caso, si desea puede borrarlo). Por supuesto que lleno de grandes mentiras como «que solo mataron a religiosos vinculados con la política». Estos con tal de intentar lavar su imagen cuentan lo primero que les viene a la mente.

    Con Dios. Bendiciones.
    Feliz Domingo de Gaudete

    Anatomía del horror: las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936
    Una investigación contradice la tesis de la explosión de odio como causa principal y detecta un carácter “estratégico” en los asesinatos de religiosos de la Guerra Civil
    Cuatro investigadores se han adentrado en un oscuro rincón del siglo XX español para intentar explicar lo inexplicable. ¿Cómo fue posible la inusitada violencia contra el clero durante la Guerra Civil? El resultado, tras examinar más de 4.000 municipios que estuvieron en zona republicana, contradice el relato dominante hasta ahora, según el cual la causa principal es que la impunidad de la guerra dio rienda suelta al odio anticlerical. Pero no, las cosas no fueron tan simples. La respuesta es más fría, técnica, racional.
    Si los periodistas saben que en un caso de violencia el qué, el quién, el cuándo y el dónde son escurridizos, Paloma Aguilar (UNED), Ignacio Sánchez-Cuenca (Universidad Carlos III, UC3M), Francisco Villamil (UC3M) y Fernando de la Cuesta (Complutense), académicos de la rama de Ciencias Políticas, saben que el porqué puede ser aún más esquivo. Sobre todo cuando el grado de violencia fue tan extraordinario. Su artículo Capacidad de movilización y violencia contra los líderes locales: violencia anticlerical durante la guerra civil española, con financiación de la Secretaría General de Memoria y publicado en Comparative Political Studies, es resultado de más de 10 años de trabajo.
    Más información
    Nuestra guerra, por Santos Juliá
    Su punto de partida son las investigaciones de Antonio Montero y Ángel David Martín, que cuantifican en más de 6.000 los asesinatos de religiosos durante la guerra, más del 90% en 1936. Los autores compararon datos de todos los municipios para averiguar qué impulsaba la violencia. ¿Qué encontraron? La represión contra el clero fue superior allí donde la Iglesia tenía “mayor capacidad potencial” de movilización de enemigos de la izquierda y era por tanto vista como una mayor amenaza bélica.

    La “variable más potente” para explicar la violencia es la presencia de patronales agrarias católicas, entidades estrechamente conectadas con la Iglesia y otras fuerzas derechistas, explica Paloma Aguilar, catedrática de Ciencia Política y autora de ensayos como como Políticas de la memoria y memorias de la política y El resurgir del pasado en España, este último junto a la profesora de Sociología en Oxford Leigh Payne. El motivo es que en las poblaciones con patronales el clero era considerado en mayor medida una amenaza para la izquierda y por eso se ejercía más violencia contra sus miembros. Frente a la teoría del odio desatado como factor principal, esta explicación presenta una imagen más cerebral de la represión. Los clérigos “no eran vistos como civiles puros, sino como figuras con capacidad de movilización, lo que apunta al carácter estratégico de la violencia”, explica Francisco Villamil. Todo esto “no significa que no hubiera milicias descontroladas ni odio contra la Iglesia, pero ese odio no explica por qué en unos sitios mataban más que en otros”, subraya Sánchez-Cuenca, catedrático en la misma universidad.
    Un patrón sistemático
    “Mientras las explicaciones anteriores se han centrado en el odio (…) y en la presencia de milicias, demostramos que lo primero no es suficiente y lo segundo solo está correlacionado [con la violencia] cuando existen objetivos estratégicos”, concluyen los autores del estudio, que señalan que matar religiosos era “dejar parcialmente sin líderes” a algunos grupos críticos y detectan un “sistemático patrón de violencia”.
    En contra de lo que cabría suponer con la teoría de la represión irracional fundada en el odio y la superioridad de fuerzas, en los municipios con mayor voto al Frente Popular en 1936 hubo una violencia similar al resto. Al examinar todos los datos se comprueba que hubo asesinatos de clérigos en un 29,9% de las poblaciones de la cuarta parte con más voto al Frente y un 30,5% en el resto. Es decir, la violencia no era mayor donde la izquierda era más fuerte. En cuanto a los municipios con milicias de la UGT o CNT, hubo asesinatos en el 38%, frente al 24% cuando no las había. Hay una diferencia, sí, pero correlacionada con la condición del clero como objetivo, según los autores.
    El factor diferencial es la presencia de patronales. De los municipios con este tipo de entidades implantadas, el 55% fue testigo de violencia. En el resto, el porcentaje baja al 27%. Comparando los datos de 30 provincias, en 29 el porcentaje de municipios con violencia fue superior donde hubo patronales activas. Hay contrastes drásticos. En Asturias, el 85% de las poblaciones con patronales fueron testigos de represión, frente a un 36% de las que no las tenían. En Toledo, la relación es 75-49.
    Todos los hallazgos confluyen en la misma explicación: al margen de casos concretos, la violencia anticlerical obedeció sobre todo a una voluntad de “impedir la formación de resistencia”, en la que los clérigos eran vistos como una pieza clave. La mayoría de las muertes (70%) tuvieron lugar entre julio y septiembre de 1936, “cuando los grupos de izquierdas tenían más incentivos para asegurar el control local”, señalan los autores. La represión fue más dura contra el clero masculino que contra el femenino, que a pesar de representar en torno al 60% del total supuso el 5% de las víctimas, algo que los autores atribuyen a su menor capacidad de movilización.
    El artículo se detiene en un ejemplo que ilustra cómo la violencia no era ciega ni indiscriminada, sino que obedecía a cálculos políticos. Se trata del contraste entre los casos de Domingo Villegas y Cándido Rial, sacerdotes en Ciudad Real y Madrid, respectivamente. El primero, colaborador de Acción Católica y secretario de un partido derechista local, fue asesinado por milicias izquierdistas en agosto de 1936 tras ser considerado un “peligroso” agente del enemigo. En cuanto al segundo, y a pesar de que las milicias encontraron pruebas de conexiones con la derecha en la sacristía de su iglesia, salvó la vida “porque fue capaz de persuadir a sus interrogadores de su falta de lealtad partidista”. Al recoger el episodio en sus memorias, el religioso recordaba cómo un miliciano le explicó que los republicanos solo atacaban a los clérigos “que se dedicaban a la política”.
    Conclusiones extrapolables
    Aguilar, la investigadora que arrancó el trabajo, es consciente de que sus conclusiones pueden resultar “chocantes”, ya que hasta ahora han prevalecido explicaciones que “presentan la violencia anticlerical como fruto, fundamentalmente, de un odio ancestral”. Sus resultados, señala, pueden no ser “fáciles de asimilar” para quienes, sobre todo desde la Iglesia, “en los martirologios que ha publicado”, han presentado a las víctimas del clero como testigos neutrales que, “desvinculados de cualquier inclinación política antes y durante la guerra”, sufrieron la ira irracional de uno de los bandos. “No cabe duda de que hubo violencia indiscriminada y asesinatos con saña, pero también existió un catolicismo político que tomó partido, que había demostrado gran capacidad de movilización y que nos obliga a mirar en otras direcciones para comprender en profundidad los porqués de lo ocurrido”, señala Aguilar, que recuerda cómo Vicente Enrique y Tarancón, en sus memorias, reconocía que “las sacristías se convirtieron [durante la República] en centros de conspiración”.
    El artículo se detiene en conexiones y actividades proselitistas y antirrepublicanas que acreditan el activismo de “una parte importante” del clero en los años treinta, lo que explica que “muchos de sus miembros fueran vistos a nivel local, por su autoridad moral, las redes derechistas a las que pertenecían y su capacidad de movilización, como líderes potencialmente dañinos para la causa republicana, sobre todo allí donde el terreno les era propicio”, señala Aguilar. Y concluye: “Más allá de las motivaciones personales y comportamientos irracionales propios de todo conflicto, los expertos en violencia política nos han enseñado que siempre existen explicaciones estratégicas, porque el fin último es ganar la guerra. Por eso pensamos que estos resultados podrían extrapolarse. De hecho, presentamos ejemplos de otros países que apuntan a que la violencia se dirige contra quienes tienen capacidad de movilización y liderazgo”.
    Acompañan el artículo las siguientes fotografías (solo pongo el pie de las mismas):
    1.Un pelotón de fusilamiento republicano apuntando al Monumento del Sagrado Corazón durante la Guerra Civil Española, agosto de 1936.WIKIPEDIA.
    2. Saqueos en una iglesia de Barcelona en julio de 1936.DAVID SEYMOUR (MAGNUM PHOTOS / CONTACTOPHOTO) Aparece la fotografía de una imagen del Corazón de Jesús boca abajo apoyado en una Columna.
    3. La foto muestra a anarquistas incendiando el mobiliario, libros y otros equipos del colegio religioso Los Ángeles en Madrid, 7 de mayo de 1936.ALBUM / TOPFOTO

    1. No se trata de El País sino de un artículo publicado en una revista, contrastado por pares, fruto de un trabajo que expone una hipótesis que cree probada. Me parece lamentable que en esta página se desprecien contenidos sobre nuestra ultima guerra civil porque no coinciden con su ideología. Una pena. Así jamás avanzaría la investigación sería, solo los panfletos.

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