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Los Sacramentos de la Iglesia

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Mons. En­ri­que Be­na­vent

El tiempo litúrgico de la Pascua tiene un carácter eminentemente sacramental. La celebración de la Vigilia Pascual, que constituye el momento más adecuado para la administración de los sacramentos de la iniciación cristiana, inaugura un tiempo de gracia que se prolonga durante cincuenta días, durante el cual muchos niños y jóvenes de nuestra diócesis recibirán los sacramentos de la incorporación a Cristo y a su Iglesia: el Bautismo, la Confirmación y participarán por primera vez en la Eucaristía. Aunque estos momentos son vividos con especial intensidad por las familias, no olvidemos que no son simples actos sociales, sino que estamos ante unas celebraciones de la Iglesia que llenan de esperanza nuestras comunidades cristianas. Desde aquí quiero agradecer el trabajo de todos los que hacéis posible que tantos niños y jóvenes se acerquen ilusionados a recibir al Señor en la Eucaristía y a acoger al Espíritu Santo que se les comunica en el sacramento de la Confirmación en toda su plenitud: sacerdotes, catequistas y todos los que colaboráis en la preparación de estas celebraciones.

En el ambiente cultural en el que vivimos, caracterizado por una ausencia de lo cristiano en la vida de las personas, estos momentos pueden ser para los niños y jóvenes que reciben los sacramentos, y también para sus familias, un acontecimiento de gracia: si les hablamos de Cristo y les enseñamos a acoger su palabra; si logramos que su corazón se abra al deseo de vivir en amistad con Él y les enseñamos a orar; si conseguimos que su vivencia de la fe en este momento sea una experiencia gozosa y que descubran que la Iglesia es una comunidad acogedora… Dios puede hacer que nuestro Trabajo, que no es otro que sembrar el Evangelio en el corazón del mundo, dé más frutos de lo que nosotros mismos podemos imaginar.

A los padres que pedís para vuestros hijos los sacramentos de la Iglesia y los animáis a prepararse para recibirlos dignamente, también os quiero dar las gracias. Es un gesto que indica que valoráis la fe que vosotros mismos habéis recibido en el seno de la Iglesia. Quisiera animaros a vivir este momento como una nueva ocasión que el Señor os ofrece para crecer en esa fe. Vuestra misión no consiste únicamente en preocuparos de que vuestros hijos reciban los sacramentos. Lo más importante es que entre todos (familia e Iglesia) les ayudemos a crecer en la fe. Vuestro testimonio de vida es fundamental para ellos: si perciben que le dais importancia a lo que están viviendo, también ellos lo valoraran; si descubren que para vosotros es un acontecimiento social que no tiene ninguna consecuencia en la vida, cuando pase todo habrá terminado. Si les acompañáis en este camino, estaréis siendo fieles al compromiso que hicisteis ante el Señor el día de su bautismo.

A toda la comunidad diocesana os invito en este tiempo a orar por los niños y jóvenes que recibirán los sacramentos y por sus familias, para que el Señor derrame abundantemente sus dones sobre ellos; por los sacerdotes y catequistas que les han acompañado en su camino de fe, para que, a pesar de las dificultades, no pierdan la ilusión de seguir anunciando a Jesucristo; y, finalmente, por aquellos que se han alejado del Señor, para que lleguen un día a descubrir que Él no deja de amarles.

Con mi bendición y afecto.

+ Enrique Benavent Vidal
Obispo de Tortosa

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