Zapatero ha visitado a Raúl Castro, al dictador anti demócrata Raúl. El viaje no se quien lo ha pagado. A sus escoltas se lo hemos pagado Vd. y yo. Dice el bueno de José Luis que ha ido como presidente del comité para la abolición de la pena de muerte. Sabiendo como es Zapatero de buenísimo no entiendo como no ha propiciado que ese comité sea para la abolición de la pena en general. Seguro que nuestro ex-presidente va a seguir luchando fieramente para que todos estemos muy contentos. Entrando en la letra pequeña del viaje nos cuentan que el malandrín en realidad constituye la cabeza de un lobby de negocios que quiere tener presencia en la isla caribeña. No tienen arreglo estos progresistas de salón.Hay que ser miserable para,en nombre de la abolición de la pena de muerte,ir a forrarse a una dictadura repugnante que sojuzga a sus ciudadanos y los mata de hambre. A pocos kilómetros de donde ZP charlaba alegre y animadamente con el criminal cientos de presos políticos se pudren en mazmorras por ejercer su libertad de expresión.A una hora escasa,en Florida,el español Pablo Ibar lleva 12 años en el corredor de la muerte esperando sentencia definitiva y ejecución. De todo eso parece que Zapatiesto no se enteró. Siento vergüenza ajena viendo como actúa toda esta gentuza y como son portada de los telediarios convertidos ya en el último baluarte de la decrépita clase política. Ni China,ni Irán,ni Arabia Saudita que son los país es que mas practican la pena de muerte sufrirán el reproche de estos próceres de hojalata. ¡La pasta es la pasta!
Pena de Zapatero
| 02 marzo, 2015
Menos expresiones como «malandrín» referida a Zapatero, o «toda esta gentuza», referida a la progresía en general, completamente asumible el post.
Estos «próceres de hojalata» llevan colocada la estrella de «buenos» de por vida y, por su autocomplacida «bondad», se sienten habilitados para programar cualquier tipo de negocio, porque si es con la colaboración de sus «amigos» no podrá nunca ser calificado de «maldad». Además, como dicen sus simpatizantes, tienen derecho a hacerlo porque, a fin de cuentas, es su oportunidad.
Es llamativo constatar como la gente de izquierdas comprende y disculpa las tropelías de sus dirigentes o ex-dirigentes, porque son de los nuestros, según expresión muy común entre sus simpatizantes.