Propone hoy el Santo Padre que nos iría bien pensar en el momento de nuestra muerte. Es el único momento que todos tenemos asegurado al nacer. No parece irrelevante el consejo del Papa. De los epitafios que he ido leyendo a lo largo de mi vida uno me ha impactado de manera muy especial,dice así:»Al nacer todos reían y solo tú llorabas,procura que al morir todos te lloren y solo tú te rías» Con el paso de los años la idea de la muerte es cada vez más recurrente en nuestros pensamientos y menos angustiosa en nuestras esperanzas. La sola proyección de nuestra autoconciencia nos sumerge en la idea de nuestra eviternidad. Tenemos principio como seres creados pero no tenemos fin. Nuestra alma y nuestro cuerpo glorificado son inmortales, y yo no puedo seguir razonando sin esa profunda y vivida convicción. Cada uno es cada uno y tiene sus «cadaunadas». Eso de «ni ojo vio ni oído oyó» me motiva mas que cualquier curso de coaching. ¡No me dirán que no tiene morbo conocer lo que Dios que es Todopoderoso nos prepara como premio! ¡La pera! Estamos pues esperando a que nuestro Creador nos saque del espacio, del tiempo y de la historia. Desconocemos cuales serán en la eternidad las formas de nuestra sensibilidad interna y externa solo sabemos que la muerte ya no estará allí. Seremos pero no estaremos. No pensaremos porque «comprenderemos». Apasionante, ¡inacabablemente apasionante! Así que, siendo así las cosas, hoy dedicare un ratito a pensar en la muerte sin descartar que yo, como cualquiera, la tenga allí, a la vuelta de la esquina.
Es el morir…
| 20 mayo, 2015
Para pensar en la muerte yo propongo lo del prefacio de difuntos. «PORQUE LA VIDA DE LOS QUE EN TI CREEMOS, SEÑOR, NO TERMINA, SE TRANSFORMA»
Para meditar sorbre el tema sugiero el ciclo de conferencias «El misterio del más allá» del padre Royo Marín.