María Virgen y el Anticristo

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María y dragón (1)En muchas representaciones piadosas aparece María Virgen relacionada con la luna a la que pisa con sus graciosos pies y con un halo de estrellas lucientes. Algunos consideran estos elementos decorativos como románticos, indignos de la personalidad de María, es que desconocen que son figuras bíblicas muy expresivas. Quien conozca la técnica del Apocalipsis, Libro Sagrado, comprende que se trata de símbolos que contienen una honda significación. «El tema central del Apocalipsis es la persecución de los fieles y el triunfo final de Cristo y de la Iglesia» (Alfredo Sáenz, S.J., El Apocalipsis según Leonardo Castellani). En el Libro del Apocalipsis se lee lo siguiente:

«Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas, la cual hallándose en cinta, gritaba con dolores de parto y en las angustias del alumbramiento. Y vióse otra señal en el cielo, y he aquí un gran dragón de color de fuego, con siete cabezas y en sus cabezas siete diademas, su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se colocó frente a la mujer que estaba por dar a luz, a fin de devorar a su hijo luego que ella hubiese alumbrado. Y ella dio a luz a un hijo varón, el que apacentará todas las naciones, con cetro de hierro, y el hijo fue arrebatado para Dios y para el trono suyo. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días» (Ap 12, 1-6).

La Mujer simbolizaba a Israel el Pueblo de Dios de la Antigua Alianza que dio a luz al Mesías, simboliza también a la Iglesia Cuerpo místico de Cristo, y asimismo a María Virgen. Ella se presenta vestida de sol, es decir revestida de la Santísima Trinidad, representa su resurrección y situación actual feliz. La luna a sus pies, expresa su dominio de todo lo que sea la tierra y sus habitantes. Las doce estrellas en el Antiguo Testamento fueron las doce tribus de Israel, sustituidas desde el inicio de la Iglesia por los Doce apóstoles, las piedras que cimentaron el nuevo Israel, la Iglesia, en la que María Virgen es la Reina, porque Ella se convirtió en su Madre. Las estrellas que la circundan son sus luminosas virtudes y las facultades extraordinarias que recibió de Dios, y simbolizan asimismo a todos los cristianos luchando contra las persecuciones. Los dolores de parto vienen a declarar el nacimiento de la civilización cristiana y la muerte del paganismo. El Apocalipsis que habla continuamente de Satanás y de sus patrañas, recuerda que el diablo fue «ángel de luz» que se rebeló contra su Dios y arrastró en su justo castigo a quienes habían aliado con él para ir contra Dios, es la tercera parte de las estrellas que arrastra con su cola el Dragón. El odio del Dragón hacia Jesús y hacia su Cuerpo, la Iglesia, es tan grande que cuando vio al Redentor ascendiendo a los cielos, lo persiguió desdeñando su divinidad.

«Todos los intentos de Satanás serán arruinar a Cristo y su obra. Toda la vida de la Iglesia será sufrir los dolores que necesita sufrir para que los tiempos mesiánicos traigan a los hombres la paz de Cristo en el Reino de Cristo» (Iglesias citado en la Biblia Straubinger).

Y prosigue el drama: Satanás persigue a la Mujer-madre, quien recibe dos alas para volar lejos de la serpiente la que indignada y defraudada por su derrota, vomita un río que arrastre a la Mujer, pero la tierra abrió su boca y tragó el río venenoso. La Mujer quedó fuera del alcance de Satanás, pero el diablo no se dio por vencido y en venganza -el Libro del Apocalipsis revela- que se fue a hacer la guerra al resto de los hijos de la Mujer, los que guardan los Mandamientos de Dios (Ap 12, 17). Su huida de la serpiente revela con qué cuidado debemos defender del ataque de Satanás, los tesoros espirituales que Dios ha puesto en nosotros. El «torrente que vomita el Dragón» fueron las mentiras difundidas en contra de los cristianos, ellos eran difamados como traidores, porque se negaban a adorar al Emperador romano y eran acusados de canibalismo, «porque comen carne y beben sangre». En nuestros días, este torrente es la «nueva mariología» y la colección de nuevas doctrinas anti-teológicas. En su furia contra los testigos de Jesús, y quienes guardan los mandamientos de Dios, el Dragón busca la ayuda de otras dos bestias, como él mismo, para alistarlas en la guerra contra ellos. Dice Castellani que la primera Bestia o Anticristo solucionará

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«los problemas económico-sociales, ofreciendo no sólo la abundancia sino también igualdad, aunque sea la de un hormiguero», y añade que «será un hombre demoníaco» que impondrá «la abominación de la desolación, o sea, el sacrilegio máximo; será soberbio, mentiroso y cruel, aunque se fingirá virtuoso». «Tendrá de su parte una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre  por el hombre… en su tiempo habrá verdaderos monstruos que ocuparán sedes y cátedras y pasarán por varones píos, religiosos y aún santos, porque el Hombre del Delito tolerará un cristianismo adulterado» que «abolirá de modo completo la Santa Misa».

Refugiados en el Inmaculado Corazón de la Vencedora de todas las batallas de Dios, no debemos temer al demonio, su poder tentador está completamente sujeto a la Providencia del Señor, quien lo emplea para nuestro bien como castigos medicinales (1 Cor 5, 5; 1 Tim 1, 20) o como pruebas purificadoras (2 Cor 12, 7-10). Entre esos hijos especialmente perseguidos nos hallamos Usted y yo. Abra los ojos y mida su drama personal.

Comentarios
1 comentarios en “María Virgen y el Anticristo
  1. No dice usted que el diablo y sus ángeles suelen tentar y hacer revelaciones engañosas para hacer surgir religiones falsas que aparten a los hombres de la verdad. Creo que a lo largo de la historia ha sido una de sus estrategias más exitosas. También, como ocurre actualmente, inducir al relativismo religioso dentro de la Iglesia para impedirle darse cuenta de lo anterior y actuar en consecuencia.

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