Tiene 91 años. El 15 de agosto reciente, acaba de celebrar setenta años de su ingreso a las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua, una comunidad contemplativa franciscana. Esta singular religiosa que tuvo el atrevimiento de crear su propia cadena de radio y TV con el único argumento de la religión, se llama Madre Angélica, sin más, como la conocen los millones que se han entusiasmado con sus programas de radio, televisión y con sus libros. «Monja era precisamente lo que no deseaba ser en esta vida» escribió M. Angélica en «Respuestas no promesas» uno de sus inmejorables libros. «Pero los designios de Dios son inescrutables» y ya son setenta años de vida religiosa de completo servicio al Señor. M. Angélica es religiosa contemplativa:
«nuestra vida –dice- está consagrada a la oración. Existen muchas formas de rezar y la mía consiste en la adoración de la Santa Eucaristía. La fuerza que recibo de Jesucristo en la Eucaristía me permite llevar a cabo la misión que Dios me ha encomendado. Esta misión incluye mi lealtad a la vida monástica»,
de verdad, dedica muchas horas a la vida de oración, mientras algunas de sus religiosas bordan, cocinan, lavan o planchan, ella dedicó gran parte de su vida a su trabajo de TV. No ha sido fácil su camino al triunfo, comenzó por redactar sencillos programas para algunas emisoras que las divulgaban en corto circuito. En ocasión en que protestó ante el Director de una emisora televisiva en la que trabajaba, de que no lanzara al aire una película sobre Jesús que era calumniosa y de pura ficción, el Director persistió en que daría el filme, ella le contestó: «ya Director, haz lo que quieras, pero ya no te necesito, ahora necesito solamente a Dios». Y así comenzó su aventura, instaló sus rudimentarios aparatos en el garaje de la comunidad, a falta de un salón más adecuado, fueron unos estudios que carecían de todo progreso, pero los programas salían al aire e interesaban, actualmente es una emisora de gran trascendencia y de una potencia que, en conexión con algunas emisoras llega hasta el Sur de América Latina. En 1981 fundó la «Eternal Word Television Network», (EWTN) la cadena religiosa de televisión por cable vía satélite más grande del mundo, a la que sumó en 1992, la Cadena de Radio de Onda Corta de la Palaba Eterna. Desde 1996, también asomó al Internet que es el máximo invento que pone a disposición de todo el mundo los múltiples servicios de EWTN,
«Para la prensa, una monja que tiene su propio canal de televisión supone una noticia interesante – escribe. Periodistas de todo el mundo se han trasladado a Birmingham para confirmar con sus propios ojos que somos monjas auténticas y que disponemos realmente de un estudio de televisión, una verdadera antena parabólica y el resto de los equipos de transmisión. Si esto es lo que buscan, lo encuentran. Pero yo deseo que hallen algo más».
«En realidad, me ha parecido uno de los mayores milagros de nuestro Señor el hecho de que permitiera que la EWTN prosperara, sin sacrificar la plenitud de mi vida como monja» afirma la fundadora y evangelizadora televisiva, convertida en uno de los más interesantes personajes de los EE. UU. Antes de que en 2001 un infarto impidiera que continuara sus programas en vivo, las estadísticas hablaban elocuentemente de que unos 150 millones de personas seguían el programa de la M. Angélica. Su rostro apacible, su sonrisa espontánea, y su hábito del que nunca se despoja en sus actuaciones la convierten en una protagonista singular, inconfundible. No ha pasado por ninguna escuela de los Medios de Comunicación, pero su naturalidad, su gracia, su sinceridad la han aupado a los primeros puestos del periodismo televisivo y radiofónico. Le han preguntado: «¿en qué funda el éxito inesperado que ha alcanzado?» Y ha contestado llanamente: «El éxito está en que hay mucha gente que necesita de Dios, porque ha estado alejada mucho tiempo de su Creador. Sabemos que bastantes personas han cambiado de vida gracias a las indicaciones que reciben en nuestra cadena. Me impresionó la carta que recibí de una mujer, que había sido católica, pero se había vuelto atea. Con toda nobleza me escribía: “Ya no creo en Dios, pero admiro tu valentía de querer dar Dios a todo. Veo tu programa que me encanta, pero no tengo fe, aunque me gustaría tenerla”.» M. Angélica le pidió que ingresara a una iglesia y dijera: «Si estás ahí, ayúdame”. La atea vio a dos personas en la iglesia, y confiesa: “Había una mujer que me miraba con su hijo inerte sobre los brazos, me di cuenta de que eran Jesús y María, reconocí mis extravíos, oré y me confesé sinceramente”.» En una previsora visión fundó también en 1987 la congregación religiosa masculina «Franciscanos Misioneros de la Palabra Eterna», que se encargan de completar su trabajo personal. Una maravilla de una religiosa encerrada en su claustro, que puede enviar tanto y tan buen mensaje al mundo entero. M. Angélica es un testimonio vivo de que las auténticas vocaciones «florecen únicamente en aquellas familias cristianas, parroquias o movimientos, que centran todo su cristianismo en la persona de Cristo, en su amor, en la vinculación íntima de los hombres con Él»las que «partiendo de esta unión personal con Cristo, suscitan todos los demás valores de la vocación» (Iraburu, Causas de la escasez de vocaciones), en contraposición a posturas (léase LCWR «Leadership Conference of Women Religious») que buscan una redefinición de la perenne doctrina del Evangelio para «adaptarla a la realidad actual», apoyando el aborto, las uniones del mismo sexo, el fin del celibato sacerdotal y la ordenación de mujeres al sacerdocio.