Vicente Montesinos
Yo les dejo el título y las negritas.
Lo demás lo pone el episcopado argentino, y ustedes al leerlo.
Ánimo, estómago y al toro.
Sí a la educación sexual
La educación sexual se encuentra hoy sobre la mesa del diálogo político, social, cultural y educativo en nuestra Argentina. El reciente debate mostró que el aborto no constituye ninguna solución, sino que es un drama humano personal y social. Hemos tomado conciencia de que hay que comenzar por la educación sexual que integre todas las dimensiones de la persona. Se pudo observar, además, que hay consenso de que dicha educación no debe limitarse a “saber qué hay que hacer para que una joven no quede embarazada”, o a conocer el cuerpo de varones y mujeres como quien meramente conoce el funcionamiento de un dispositivo, sino que esa educación debe ser integral, vale decir, de toda la persona: su espiritualidad, sus valores, sus emociones, sus pensamientos, su contexto social, económico, familiar y obviamente su cuerpo y su salud. Debe ser una educación para el amor, que incluya la sexualidad pero que no se circunscriba solo a ella.
Una educación así es, además, un camino excelente para prevenir el aborto, la iniciación sexual precoz, las enfermedades de transmisión sexual, la violencia y el abuso sexual.
Estamos convencidos de que debemos dar nuevos pasos para fortalecer la educación sexual en el ámbito intrafamiliar y escolar. A ello nos anima el papa Francisco en Amoris Laetitia, donde afirma con claridad “Sí a la educación sexual”. Se trata de una educación sexual positiva, progresiva e interdisciplinar, como nos recuerda también la enseñanza de la Iglesia. Solo una buena educación permite tomar decisiones libres y responsables.
Muchas instituciones educativas, desde hace tiempo, habían implementado la educación sexual pero por múltiples causas, en varias de ellas no han emprendido esa tarea de manera sistemática. Son necesarios proyectos transversales que incluyan la infancia y la adolescencia de nuestros alumnos y alumnas y se extiendan a la comunidad educativa, articulando aspectos biológicos, psicológicos, culturales, sociales, afectivos, éticos y religiosos.
La escuela pública en general y la católica en particular, pueden apoyar la insustituible tarea y derecho que tienen los padres a la educación sexual de sus hijos e hijas, con elementos teóricos, científicos y pedagógicos, aprovechando el hecho de que los niños, niñas y adolescentes pasan mucho tiempo en las instituciones educativas. Sin embargo, es muy importante que los chicos y chicas reciban en la escuela un mensaje coherente, alineado, complementario, respecto de aquel que reciben en el hogar. En ese sentido, la educación sexual integral debe respetar la libertad religiosa de las instituciones, y la libertad de conciencia, derecho sagrado e inalienable que debe ser siempre custodiado.
Nuestra fe cristiana y católica ofrece una visión de la persona humana muy valiosa, amplia e integral. Es una contribución al bien de todos que estamos llamados a ofrecer. Varón y mujer son creados por Dios con la misma dignidad y como tales realizan su vocación de ser imagen de Dios “no sólo como personas individuales, sino asociados en pareja, como comunidad de amor” La sexualidad humana nos señala que la persona se realiza en el don de sí misma a los demás y en este contexto el erotismo aparece como manifestación específicamente humana de la sexualidad, en él se puede encontrar “el significado esponsalicio del cuerpo y la auténtica dignidad del don”
La educación sexual, como toda verdadera educación, debe formar los corazones y las conciencias de nuestros jóvenes en orden a un crecimiento humano y cristiano pleno y armónico por eso reclamamos el derecho a educar a nuestros niños, niñas y jóvenes de acuerdo al propio ideario y convicciones éticas y religiosas, confiando en que un diálogo verdadero y democrático nos llevará a incrementar el encuentro y la amistad social.
3 de octubre de 2018
Comisión Episcopal de Educación Católica
Comisión Episcopal de Laicos y Familia
Oficina de Prensa
Conferencia Episcopal Argentina
O no están diciendo nada, o dicen demasiado, evidentemente entre líneas. Igual soy una mañ pensada…
Antes queria que los pastores hablaran, levanten la voz en esta lucha contra la familia. Ahora solo ruego para que mejor ni abran la boca…
Muy linda la foto, buenos muchachos, la barrera para el tiro libre está muy abierta, el balón de la Verdad pasará sin dificultades, tal como están no detienen nada ni a nadie.
Les propongo que cotejen ese documento con el del Concilio, qué texto les parece más Católico ?
Concilio EVAT II DECLARACIÓN GRAVISSIMUM EDUCATIONIS
«Ahora bien, debiendo la Santa Madre Iglesia atender toda la vida del hombre, incluso la material en cuanto está unida con la vocación celeste para cumplir el mandamiento recibido de su divino Fundador, a saber, el anunciar a todos los hombres el misterio de la salvación e instaurar todas las cosas en Cristo, le toca también una parte en el progreso y en la extensión de la educación».
«Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable de una educación, que responda al propio fin, al propio carácter; al diferente sexo, y que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias, y, al mismo tiempo, esté abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos a fin de fomentar en la tierra la verdadera unidad y la paz. Mas la verdadera educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de las varias sociedades, de las que el hombre es miembro y de cuyas responsabilidades deberá tomar parte una vez llegado a la madurez.
Hay que ayudar, pues, a los niños y a los adolescentes, teniendo en cuenta el progreso de la psicología, de la pedagogía y de la didáctica, para desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en la cultura ordenada y activa de la propia vida y en la búsqueda de la verdadera libertad, superando los obstáculos con valor y constancia de alma. Hay que iniciarlos, conforme avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual. Hay que prepararlos, además, para la participación en la vida social, de forma que, bien instruidos con los medios necesarios y oportunos, puedan participar activamente en los diversos grupos de la sociedad humana, estén dispuestos para el diálogo con los otros y presten su fructuosa colaboración gustosamente a la consecución del bien común.
Declara igualmente el Sagrado Concilio que los niños y los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal y también a que se les estimule a conocer y amar más a Dios. Ruega, pues, encarecidamente a todos los que gobiernan los pueblos o están al frente de la educación, que procuren que la juventud nunca se vea privada de este sagrado derecho. Y exhorta a los hijos de la Iglesia a que presten con generosidad su ayuda en todo el campo de la educación, sobre todo con el fin de que puedan llegar cuanto antes a todos los rincones de la tierra los oportunos beneficios de la educación y de la instrucción».
Punto 8 «Colaboren, sobre todo, con los padres; juntamente con ellos tengan en cuenta durante el ciclo educativo la diferencia de sexos y del fin propio fijado por Dios y cada sexo en la familia y en la sociedad»
Soy argentino, padre de familia. Frente a este tema rogaba que nuestros pastores dijeran algo. Hoy ruego para que mejor no digan nada…