Vicente Montesinos
Nos siguen llegando, por distintas fuentes, numerosos correos y testimonios sobre el despótico comportamiento del obispo de Santa Rosa (La Pampa), Argentina, Mons. Raúl Martín, sobre el que les hemos venido informando profusamente en los últimos tiempos.
Aquí va quinta entrega de una historia que parece no tener fin.
A los vídeos que publicamos, en los que se lo ve retando a un grupo de monaguillos por querer comulgar de rodillas, y luego, a la salida de Misa, discutir con la comunidad; se agregó aquel en que se lo ve batir palmas, a rabiar, en el canto de entrada de una Misa, que inició no con la señal de la Cruz, sino con un «Buenos días».
Nos recordaron, al respecto, que apenas nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires (nombramiento al que accedió por su inocultable obsecuencia hacia el entonces arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio), en marzo de 2006, concurrió una mañana, a las siete, a celebrar una Misa en el también progresista seminario de Buenos Aires. Los seminaristas, aunque mal formados por el modernismo, se sorprendieron sin embargo de que, en vez de la señal de la Cruz, comenzara con su típico «Buenos días»; y, en consecuencia, casi ni le respondieron y los pocos que lo hicieron lo realizaron en voz muy baja.
Visiblemente ofuscado, Martín gritó «¡Buenos días!«; y como era de esperar, recibió una respuesta algo más fuerte… En el desayuno posterior, los seminaristas comentaban con asombro: «Parece que se viene una nueva liturgia… ¡Hasta los que ni siquieran asumieron como obispos, ya se creen con derecho a hacer lo que se les da la gana!«.
Por entonces era vicerrector del Seminario de Buenos Aires, el padre Alejandro Giorgi, ordenado sacerdote junto con Raúl Martín; y que luego fuera rector del Seminario. También obsecuente («chupamedias», como se dice en Argentina) de Bergoglio; fue premiado por este, cuando llegó a ser papa Francisco, como obispo auxiliar de Buenos Aires, función en la que permanece hasta el presente. Aunque también carrerista y acomodaticio, Giorgi tiene modales más refinados; y, por lo tanto, no es tan chocante como Martín. Obviamente progresista, para quedar bien con su jefe inmediato, Bergoglio, se dedicó a perseguir y sacar del Seminario a seminaristas ortodoxos.
Junto con Martín y Giorgi ese curso de los sacerdotes ordenados en la Arquidiócesis de Buenos Aires, en 1990, dio un tercer obispo: el actual de Nueve de Julio (Argentina), Mons. Ariel Torrado Mosconi; que sin ser de mala doctrina, rápidamente se alineó con Francisco para no quedar al margen de promociones. De hecho, Francisco lo transfirió como obispo auxiliar de Santiago del Estero, a obispo titular de Nueve de Julio.
Fieles pampeanos nos aseguran que, tras la difusión pública de los vídeos que lo comprometen gravemente, Mons. Martín endureció su hostigamiento a sacerdotes y laicos fieles; que resisten a su heterodoxia y arbitrariedades. E, incluso, cuando le hicieron saber que se dirigirían al Vaticano, se les rió argumentando su estrecha cercanía al Papa. Olvida que a Francisco le queda poco tiempo; y que él tiene 60 años, 22 menos que el Papa.
Por otra parte, en la Congregación para los Obispos, y en algún otro dicasterio, quedarán archivadas las cartas de los sufridos católicos pampeanos. Y, seguramente, cuando haya concluido la «misericorditis» se tomarán cartas en el asunto.
Digna de todo elogio es la viril reacción de uno de los monaguillos retados por Martín por comulgar de rodillas. Sólidamente formado, le respondió remedando en parte la célebre frase de San Atanasio: Ustedes tienen los templos, nosotros tenemos la fe. ¡Espléndida y varonil reacción de un joven que quiere ser católico en serio; y no un déspota trepador eclesial!.
Les hacemos llegar, una vez más, a los sufridos fieles pampeanos toda nuestra solidaridad, y nuestras palabras de aliento. Y los alentamos a que sigan dando batalla por la gloria de Dios, y la propia santificación.
¡Y apoyen, con sus oraciones, con su afecto y con sus limosnas a los buenos sacerdotes; que los tienen!
¡Y a Mons. Martín, y los de su calaña, ni un solo peso!. Les harán sufrir donde más les duele: ¡en el bolsillo!
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Denuncien y soporten como san Pablo.
«Dichosos ustedes cuando por causa mía, los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias…»
Amen!
Muchas gracias Vicente.
El progresismo sectario va muy unido al despotismo tiránico y desafiante.
Lo que procede es rogar incesantemente para que Bergoglio concluya cuanto antes su nefasto pontificado y comience la urgente regeneración de la Iglesia, en doctrina, moral, liturgia, virtudes, vida de piedad, fomento de la vida y la familia, seminarios y formación del clero, vida religiosa, etc.
Con la seguridad de que Cristo siempre vence, de que el infierno no prevalecerá sobre las puertas de la Iglesia, de los santos y mártires, fundadores y Padres de la Iglesia que nos han precedido, allanando el camino de la santidad y la salvación. Hoy más que nunca, con nuestro Señor, la Santísima Virgen, el Patriarca San José, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, San Agustín y Santa Mónica, San Francisco y Santa Clara, Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena, San Antonio Mª Claret, San Juan Bosco y San José de Calasanz, San Josemaría, Santa Maravillas, San Pío de Pietralcina y San Juan Pablo II….libradnos ya de esta cruel pesadilla, daos prisa en socorrernos!
Excelente Santiago!
Un comentario brillante y necesario!
Te esperamos por aquí!
Dios te bendiga!
¡¡¡Y todavía hay católicos que le son «fieles» a Bergoglio!!! Esta es la iglesia de Bergolio, que nadie se engañe. Creo que su intención no es otra que la demolición doctrinal de la Iglesia para disolverla en el mundo. Esto es lo que creo que quiere toda la progresía-pus que ahora mismo infecta el Cuerpo Místico de Cristo. Como ese monaguillo digo lo de S. Atanasio: Ellos tienen el Vaticano, las estructuras de poder mundano, pero están contra Cristo y, por consiguiente, NON PRAEVALEBUNT. Los progres de la iglesia alemana, de la norteamericana y los de Iberoamérica (diezmada en lo doctrinal por la TL) son los patrocinadores del actual Papa. No creo equivocarme demasiado si pienso que la mayoría no tiene fe…por sus hechos los conocemos. Pero este panorama tampoco justifica la apostasía. La Iglesia de Cristo es infinitamente más que los mónstruos del pecado que la detentan. Tendrán su paga, no lo dudemos. Nosotros con Cristo. Ellos ya sabemos a quién sirven.