FIRMA INVITADA: DÉCIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS (II Clase) – DE LA VERDADERA HUMILDAD Y LA SOBERBIA

Al cristiano auténtico que vive los Sacramentos, que ama la Verdad, que ama la Escritura, que ama la Tradición y venera el Magisterio de la Iglesia de siempre, que ama todo el bagaje de la Iglesia y tiene legítimo orgullo de ser cristiano, se lo asimila con el Fariseo...
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Juan Donnet

 

 

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Hoy después de medio siglo de disolución espírituconciliar, hay una confusión dramática en cuanto a las virtudes cristianas elementales, a los valores, y también respecto de vicios y pecados.

Al indiferentismo, relativismo, falta de Fe, cobardía, se le suele poner la etiqueta de HUMILDAD.

A la valentía, la legítima autoestima cristiana, la Fe fuerte y viril, la convicción legítimamente orgullosa de ser portador de la Verdad, el progremodernlight liberaloide políticamente correcto la tiene como SOBERBIA, VIOLENCIA, OSCURANTISMO, INCIVILIDAD.

Al ignorante, estulto, indiferente, tibio, que nivela para abajo y se conforma con la miseria y el pecado, con la degradación que le impone el Sistema, se lo tiene por humilde y se lo suele asimilar al publicano del Evangelio de hoy.

Y al cristiano auténtico que vive los Sacramentos, que ama la Verdad, que ama la Escritura, que ama la Tradición y venera el Magisterio de la Iglesia de siempre, que ama todo el bagaje de la Iglesia y tiene legítimo orgullo de ser cristiano, se lo asimila con el Fariseo.

Por eso hay que expurgar, zarandear, zamarrear este pasaje para que se libere de toda excrecencia progremodernista-buenista-pacifista amariconada, y volverlo a interpretar según la Fe Católica.

Realmente hay que hacerle un verdadero, veraz aggionarmiento.

Conocimiento de la Verdad, amor a la Verdad, amor a la Tradición, amor al Magisterio verdadero y fiel, amor al Culto Reverente y Tradicional, constituyen la verdadera HUMILDAD. Aunque para el estulto progremodernista neoparadigmático, esto sea soberbia farisaica. La Humildad lleva a la Verdad; la Humildad es la verdad, dijo Santa Teresa de Ávila. Por cuanto pone al hombre ante Dios en el lugar que le corresponde: absoluta dependencia. Y esta ubicación ontológica en el amor, lo lleva a la Verdad, tan plena como sea posible acá abajo.

Por el contrario, la soberbia es la pretensión del hombre de vivir a espaldas de Dios: construyendo su torre de babel pelagiana. Pelagianismo! otro concepto bastardeado por la iglesia neoparadigmática!

Pelagianismo es eso: el hombre se autoredime y hace su camino. Se pone en el centro. SE PONE EN EL CENTRO. Sabemos que desde el II Concilio Vaticano, el centro de Dios cedió al centro del Hombre. Y hoy la Iglesia del Nuevo Paradigma recalca este antropocentrismo inmanentista, nombrando a Cristo, pero de manera hipócrita, porque ya no se tiene en cuenta su Palabra verdadera ni su Ley ni su Gracia.

El Fariseo, entonces, es el progremodernista neoparadigmático orgulloso de su actualización, su aterrizamiento, su funcionalidad al Sistema, que reemplazó la verdadera Fe y dependencia del Creador y discipulado de Cristo.
Su presunción de estar rhaneriamente redimido sin verdadera Fe ni seguimiento de Cristo constituye la soberbia farisaica.
Su desprecio del cristiano católico en serio, del Tradicional, del de siempre, es análogo al del Fariseo del Evangelio. También comparte con los fariseos el ansia de aplauso del Mundo; la adoración de la aceptación del Mundo; el culto de la Apariencia; la Hipocresía de fingir que está con Dios, pero en realidad está con el Mundo.

El publicano de hoy es el católico tradicional, fiel a la Verdad, despreciado, difamado, segregado, purgado, castigado, perseguido por la Iglesia del nuevo paradigma como si fuera un perro, un delincuente de la peor calaña.
El, el católico tradicional que se sabe dependiente de Cristo sin pelagianismo progremodernista, sin orgullo de funcionalidad con el Sistema enemigo, sino con ogullo legítimo de ser cristiano; que se golpea el pecho porque se sabe indigno, con verdadera humildad, de los dones de su Maestro, de su Misa, ese es el Publicano hoy en día. El verdadero humilde, pero que con diferencia del publicano de ayer, está verdaderamente y plenamente con Cristo, en cuanto acepta la Revelación plena y el culto verdadero, aún cuando tenga defectos personales.

El progremodernista buenista light, hijo del Sistema, orgulloso de su funcionalidad a él e integración en el mundo -como engranaje de plástico del sistema inicuo- es el FARISEO SOBERBIO E IMBECIL QUE SE CONSIDERA REDIMIDO.

El Católico Fiel y Tradicional mal visto, como un out-system, marginal, es el Publicano humilde hoy.

 

COLECTA

Oh Dios, que principalmente haces brillar tu omnipotencia perdonando y usando de clemencia, multiplica sobre nosotros tu misericordia; para que corriendo tras tus promesas, nos hagas participar de los bienes celestiales. Por Jesucristo Nuestro Señor…

 

EPISTOLA (I Co 12 2-11)

» 2. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. 3. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo. 4. Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; 5. diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; 6. diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. 7. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, 8. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9. a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; 10. a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. 11. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.»

 

EVANGELIO (Lc 18 9-14)

» 9. Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: 10. «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: «¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.» 13. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» 14. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»»

 

 

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