Vicente Montesinos
Como bien ha venido informando en los últimos días en Italia «La nuova Bussola» , el párroco de Staranzano (en la italiana diócesis de Gorizia), había venido denunciando insistentemente la presencia en su parroquia de un líder scout casado civilmente con otro hombre.
Después de un año de denuncia, y de que el Padre Francesco Fragiacomo le dijera en reiteradas ocasiones al Obispo que «El ejercicio pastoral de mi ministerio se ve obstaculizado«, la situación se ha mantenido exactamente igual, y el prelado de Gorizia ha hecho caso omiso al sacerdote.
Y el caso, evidentemente, y como siempre en este nuestra Iglesia actual acaba mal: el párroco arroja la toalla y se va; y el líder scout gay se queda en la Parroquia.
Y es que el asunto viene de largo, y el Padre Francesco ha aguantado hasta donde ha podido; ya que todo empezó con la boda gay del Jefe Scout de su Parroquia, Marco Di Rust, hace ya un año, bendecida por el vicario parroquial, presente en la ceremonia (don Eugenio Biasiol, que además es también capellán del grupo scout local)
El líder pastoral gay se ha salido con la suya, el vicario de marras también, y Monseñor Roberto Maria Redaelli también. Y el hasta ahora párroco de San Pedro y San Pablo de Staranzano, coge sus maletas y se va, con la música a otra parte, buscando quizá, como tantos de nosotros, algún lugar donde se siga aplicando, sencillamente, lo que dijo Cristo, lo que dicen las Sagradas Escrituras, lo que viene siendo el magisterio bimilenario, la tradición y la sana doctrina de Nuestra Santa Madre Iglesia.
Serán de ver las nuevas directrices y mandatos con las que llegará el nuevo párroco; seguramente, aleccionado sobre que al agente de pastoral casado con otro hombre, ni tocarle un pelo.
Lo comunicado por el fiel sacerdote Francesco Fragiacomo es conmovedor: «Ante mis constantes denuncias, el obispo había pedido discernimiento. Está bien. Lo hice. El Jefe Socut todavía está en su lugar y he llegado a la conclusión de que me sentiría confabulado con esta situación si no pudiera hacer nada. Así fue y luego, a pesar de sentirme moralmente en pedazos, en abril renuncié como párroco. ¿Y el obispo lo rechazó?. No, él me dijo que me trasladaría. Y así ha sido«.
Prosigue el ya ex-párroco afirmando: «se me impidió ejercer mi ministerio como párroco a cargo de la pastoral, ya que debería hablar con los scouts y en su lugar tengo que hacer como que no pasó nada. El Obispo me ha desautorizado y no me ha apoyado. Con este escándalo ante los ojos de todos no puedo ejercer plena y serenamente mi misión como párroco».
Y fin de la historia. Otra más que demuestra claramente cómo frente a la «homoeresia» rampante, incluso la autoridad eclesiástica evita exponer y delimitar con valentía la verdad de la Iglesia sobre la homosexualidad.
Como bien dice un querido hermano, la «misericorditis» cada día es más gay. El scout gay, en unión civil con otro hombre, prevalece sobre el párroco de buena doctrina, quien no ha tenido más remedio que presentar su dimisión y ha sido transferido a otra parroquia.
Y a seguir en esta… ¿Iglesia de Cristo?
Dios les bendiga.
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No puedo creer que en este blog no aparezca ningún comentario discordante.
Me hace pensar que no es moderación sino censura. De lo contrario, don Vicente me gustaría ver publicado este mensaje para apreciar la salud de su blog.
Pues ahí lo ve, Soledad. Con más salud que un roble… Dios la bendiga!
Esto sucede porque los católicos de verdad no nos plantamos en esa Iglesia y sacamos de ella a los maricones.
Ya el enemigo está trepado a lo más alto. Y no se puede predicar la verdad desde los púlpitos, que van arrebatando. Pero aún existen y existirán hasta el fin las catacumbas heroicas. Allí , escondidos y a salvo, podemos adorar a nuestro Dios de la mejor forma posible, sin pompas, sin catedrales. Quizás en la pobreza extrema, pero como vino al mundo el Salvador, en un humilde pesebre. Con mucho amor y devoción, tomando la comunión de rodillas y en la boca, celebrando la misa de siempre.
Amén!
Si un homosexual entra en una parroquia alardeando de ser gay, el párroco tiene el derecho de no admitirlo. Así ocurriría con cualquier otro que quisiera utilizar el recinto o las ceremonias de la Iglesia en propio beneficio. Mientras la masonería empuña, y no suelta, el derecho a la pena de muerte, con o sin tribunal, empuja a los gay a mariconear entre los católicos.
A lo mejor si viene usted a la mía, Filemón, el abucheado sería usted. Los que estamos nos llevamos muy bien, somos una verdadera hermandad y nos queremos como somos. Como Dios nos quiere. A tirar la primera piedra tendría que irse a otra.
Eso se llama «lobby gay». Un auténtico cártel inmoral infiltrado en la jerarquía.
Así es….
Ésta es la Iglesia Católica de Bergoglio. Una broma blasfema, un chiste objeto de permanente burla por parte de sus enemigos, donde los sacerdotes fieles son ninguneados e ignorados. Basta ya! Urge restaurar la Iglesia Católica desde la fidelidad a la sana doctrina. El silencio está matando a la Esposa de Cristo, hoy convertida en meretriz barata del lobby gay. Fuera Bergoglio!
Ni más ni menos…
Eso es PERSECUCION .
Nadie tiene que quedarse a la fuerza donde está a disgusto.