Arturo Picatoste
El Señor en su Palabra ES MUY CLARO. Al contrario de los falsos profetas, maestros en la confusión, maestros en todo lo contrario al sí, sí, no, no. Maestros en engañar haciendo sonar como el flautista de Hamelin una música de sus labios que arrastra a multitudes, empezando por Cardenales y Obispos a los que maniata con su poder seductor y aterrador.
Jesucristo en el evangelio de Juan nos da claves para entender quién es el falso Pastor que viene a hacer estragos EN SU REBAÑO. Escucha:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas ».
El Pastor que no entra por la puerta es el ladrón. Se refiere al pastor que no respeta la Palabra de Dios y la acomoda al gusto del mundo. Escala por otro lado, no por el lado de Dios, sino del gusto del mundo. Es un demonio disfrazado de ángel de luz, un lobo con piel de cordero.
Sin embargo, al verdadero Pastor, al que sí pasa por la puerta, es decir, al que está para servir a Dios y respetar el tesoro de la fe y la doctrina recibida de los apóstoles, y estos de Jesucristo, a ese sí le escuchan las ovejas que quieren amar a Dios sobre todas las cosas, a pesar de sus miserias:
«A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jn.10,3-5.
Pero entonces, ¿por qué hay tantas ovejas que se dejan seducir por la falsa voz del falso pastor, de aquél que sube por otro lado sin entrar por la puerta estrecha que conduce a la Vida ¿Cómo que no saben reconocer esa voz falsa que falsifica el Evangelio a base de medias verdades?
¿Por qué no huyen del lobo con piel de oveja que quiere hacer estragos en la Iglesia de Dios, por qué no le denuncian, acaso no han discernido su voz engañosa y extraña, sus gestos malévolos, ajeno casi todo a la sana doctrina, santa tradición y ejemplo de los santos?
El primer Papa nos advierte en sus cartas muy dura y claramente. San Pedro no juega el juego de la confusión. No sirve a dos señores. Aprendió la lección de Cristo cuando fue recriminado con el grito del Maestro: ¡apártate de Mí Satanás, que tú piensas como los hombres, y no como Dios! Mt.16,23
Pedro reaccionó. Su doctrina y su Magisterio no es el de la confusión, ni el de la falsa misericordia, ni el del jiji, jaja…¡No, rotundamente no! Es el Magisterio del verdadero discípulo, del que es columna de la Iglesia y fiel a Jesucristo y Su Palabra. Y nos dice así, hoy, a cada uno de nosotros en II Ped.3, 3-18:
3. Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus propias pasiones,
4. que dirán en son de burla: «¿Dónde queda la promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la creación».
5. Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios,
6. y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas del diluvio,
7. y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos.
8. Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día.
9. No se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa, como algunos lo suponen, sino que usa de paciencia con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión.
10. El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá.
11. Puesto que todas estas cosas han de disolverse así, ¿cómo conviene que seáis en vuestra santa conducta y en la piedad,
12. esperando y acelerando la venida del Día de Dios, en el que los cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se fundirán?
13. Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en lo que habite la justicia.
14. Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos, esforzaos por ser hallados en paz ante él, sin mancilla y sin tacha.
15. La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada.
16. Lo escribe también en todas las cartas cuando habla en ellas de esto. Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente – como también las demás Escrituras – para su propia perdición.
17. Vosotros, pues, queridos, estando ya advertidos, vivid alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos disolutos, os veáis derribados de vuestra firme postura.
18. Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
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Magnífico artículo. No tiene desperdicio. Refleja a la perfección la situación actual. Mil gracias.
Gracias!