Dios aborrece la vanagloria…

Uf. Que terrible la vanagloria. Que terrible la autocomplacencia. Que elementos más inútiles y dañinos para el combate en el que estamos. Huyamos de ellas cual de la peste; y pidamos a Dios para que no nos permita caer en sus redes.
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Vicente Montesinos

 

La vanagloria quizá sea lo que más aborrece Dios. Y es que no hay nada ten negativo para el hombre de fe ni tan nefasto a los ojos del Señor como la vanagloria y la propia complacencia. El presumir de esto, de aquello… El, como se dice hoy, «estar encantado de conocerse», y además, hacer constante y público alarde de ello.

Se cuenta que Clara (lo pudimos leer en Abandono), un alma consagrada, tuvo una breve tentación de vanagloria. Y por ella, Dios la retiró, durante quince años, la abundancia de su divina dulzura y espiritual iluminación. Y que en todo ese tiempo ni siquiera con sus lágrimas, trabajos y súplicas pudo recuperar la primera consolación.

No debe asombrarnos, ya que en esto consiste la diferencia entre los siervos fieles y los infieles. Por mucho que los infieles parece que sean los más fieles; precisamente porque se nombran mucho a diario, y se dan un bombo que suelen disfrazar de agradecimiento a Dios (lo cual todavía gusta menos a Nuestro Señor)

El siervo bueno puede hacer obras virtuosas. El infiel puede hacer aparentemente lo mismo; pero le falla la intención: no lo hace únicamente por agradar a su Señor ni lo atribuye a su gracia. Se lo apropia y se gloría en estas cosas con particular complacencia, ensalzándose y teniéndose por grande, mientras que debería humillarse y juzgarse indigno. Lo paradójico es que públicamente dice debérselo todo a Dios mientras se da el bombo. En resumen: el abuso de la gracia le causa más daño que provecho.

Por consiguiente, andemos solícitos y reconozcamos sin fingimientos que somos indignos de toda gracia y que somos los pecadores más despreciables entre todos los hombres. .

Pensemos mucho en los muchos pecados de que nos ha preservado solamente la gracia de Dios; no porque nosotros por sí mismos los hayamos podido rechazar. Dios nos ha librado de ocasiones y tentaciones de pecados mortales, en que hubieramos caído más gravemente que cualquier otro, de habernos faltado la gracia divina.

Y por favor: muramos plenamente a la pasión desordenada de alabanzas humanas, honras, favores y complacencias, y deseemos mejor que todos nos desprecien, burlen y confundan.

Si nos gloriamos constantemente en la alabanzas de los demás, y en las menciones a nuestra persona, evidentemente el centro somos nosotros y no Dios; por mucho que pongamos a Dios en la frase.

En el fondo creo que de lo que los católicos estamos necesitados es de desprecio, desconfianza hacia nosotros y persecución. Y al que en su complacencia diaria cree que tal confusión y desprecio no le van a ocurrir, yo diría que puede que Dios no le haya reconocido todavía bastante fuerte y mortificado para ello.

Y es que gusta Dios sobremanera de hallar un corazón verdaderamente mortificado, para enviarle cualquier perturbación, desprecio y adversidad exterior, porque en esto consisten los mayores merecimientos, que reserva para sus amigos carísimos.

Uf. Que terrible la vanagloria. Que terrible la autocomplacencia. Que elementos más inútiles y dañinos para el combate en el que estamos. Huyamos de ellas cual de la peste; y pidamos a Dios para que no nos permita caer en sus redes.

Todo a mayor Gloria de Dios.

Pero de verdad.

No a mayor gloria de uno; con Dios como coartada.

 

 

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Comentarios
18 comentarios en “Dios aborrece la vanagloria…
  1. «La necedad de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres» I Cor.1,25. Está claro que la sabiduría de los hombres es pura NECEDAD frente a la sabiduría de Dios manifestada en la cruz, en Su único Hijo crucificado y entregado por nuestra Salvación. Es que el problema es que los hombres miran la realidad y la piensan con ojos miopes, no en tensión de eternidad. Y entonces se rebelan, se niegan a sufrir, no quieren el camino estrecho de la purificación. No quieren salir de sí mismos, negarse a sí mismos, morir a sí mismos. Y entonces le echan en cara ese egocentrismo y falta de amor a Dios, diciendo que Dios es Amor y que no puede querer nada de eso para ellos.

    ¿Qué quiere entonces Dios para vosotros, el camino ancho de la perdición, que seáis niños caprichosos, daros gusto a todas vuestras miserias? No. Dios como es Padre, precisamente por eso nos corrige al punto de castigarnos si preciso fuera: «habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL; PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?…» Heb.12,5-7.

    Pero el problema del hombre carnal es no querer aceptar la medicina de Dios, porque es dios de sí mismo, y no admite que ni siquiera Dios como buen médico le ponga un tratamiento que le escueza. ¿Se imaginan ir a un médico que no te pusiera tratamiento porque te hará sufrir y te dejara morir en tu enfermedad que podría haber tenido remedio? Y Dios que sabe que nuestras enfermedades pueden ser de carácter eterno, con mayor motivo no escatimará medios ni dolores con tal de que sanemos a tiempo y nos podamos hacer acreedores de la vida eterna, junto a Él, Trinidad Santísima, María modelo de todos los cristianos sabiendo asumir la cruz desde el principio hasta el final, y todos los santos y ángeles de Dios.

    No, no esperemos que los necios puedan entender la pedagogía divina, porque es una gracia que Dios nos concede si nos humillamos ante Su Misterio, el cual ha sido revelado, pero queda escondido a nuestra carne soberbia. «Someteos a Dios, resistid pues al diablo, y huirá de vosotros» St.4,7.

  2. A Dios la vanagloria le da igual, Él examina los mandamientos. Desear o apreciar las glorias vanas no incumple ningún mandamiento divino, pero engañar, estafar, dañar, etc sí que es muy aborrecido por Dios.

  3. A este lucifer,ni agua.
    Ignorarle.
    Confirma c por b aquello de «locura para los gentiles,escándalo para los judíos».
    Sí.El Varón de Dolores de Isaías,sin figura de hombre,más parecido a un gusano,…hasta el final de los tiempos escandalizará y enloquecerá a tirios y a troyanos,convencidos de no haber caído en indigencia intelectual,y «pálidos,de contemplarse tan divinos»(Rubén Darío).
    Nihil novun sub sole,que no estuviera profetizado:Signo de contradicción hasta el final.

  4. Ése es el Dios en el que proclamamos creer en el Símbolo, querido Luisfer, que demostró su amor sin límite muriendo por nosotros en la cruz, y el que han predicado los grandes santos. Por citar sólo a algunos de los nuestros, san Juan de la Cruz, san Juan de Ávila, santa Teresa… Entre los más recientes, san Pío de Pietralcina, santa Teresa de Calcuta… Haría bien en frecuentar su escritos (el Audi filia sería un buen comienzo en la literatura espiritual) para robustecer su ánimo y quizá entender que la mortificación es don del que dota a los que son sus hijos más queridos, gracias al cual muchos murieron mártires: sus apóstoles, sus primeros fieles en tierras ajenas a su Palabra hasta entonces… Y no blasfeme, que se lastima.
    En Dios, su amigo.

  5. «Y es que gusta Dios sobremanera de hallar un corazón verdaderamente mortificado, para enviarle cualquier perturbación, desprecio y adversidad exterior, porque en esto consisten los mayores merecimientos, que reserva para sus amigos carísimos.»

    Osea que el Dios en el que tú crees se goza en mandar desprecios y adversidades a quienes más ama.
    ¡¿Pero como se puede ser tan indigente intelectual?!
    Dios, que es todo Amor, es en tu opinión un sádico psicópata que se goza en el dolor de sus criaturas.
    Si ese es Dios, quédate con él.
    No nos merece.
    A ti puede que sí, pero no a cualquier hombre o mujer inteligentes.
    ¡¡Vaya una mierda de Dios!!

  6. Me acuerdo de un tío mío que, en una ocasión, decía » porque, en el colegio, que con tanto acierto dirijo ..» . Se refería a un colegio en la India con un parque de animales, especialmente cigüeñas y pavos reales.

  7. Me acuerdo de un tío mío que, en una ocasión, decía » porque, en el colegio, que con tanto acierto dirijo ..» . Se refería a un colegio en la India con un parque de animales, especialmente cigüeñas y pavos reales.

  8. Me acuerdo de un tío mío que, en una ocasión, decía » porque, en el colegio, que con tanto acierto dirijo ..» . Se refería a un colegio en la India con un parque de animales, especialmente cigüeñas y pavos reales.

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