La ensoñación y el tsunami

por José Luis Aberasturi | 20 octubre, 2019

La “ensoñación” y el “tsunami”.

Salió LA sentencia. Toda España, de un modo u otro, la esperaba con ganas. Sinceramente: me parecía que, después de haber visto hasta el menor detalle del juicio -con Marchena a la cabeza, que había devuelto la esperanza en la Justicia a muchísimos españoles que ya no esperábamos nada de ella-, íbamos a escuchar una sentencia EJEMPLAR, en fondo y forma, por parte del Tribunal Supremo. Nos parecía que era lo siguiente para acabar de amigarnos con los señores de los tribunales.

Nos parecía incluso que -¡por fin!-, los jueces del más Alto Tribunal se habían quitado sus complejos y sus connivencias con el PODER POLÍTICO -en España y a día de hoy, como queda demostrado una vez y otra y, ahora, mucho más-, que es el ÚNICO poder REAL. Sobre la “separación de poderes”, aquí y ahora y en este país, le pueden preguntar a Guerra cómo va el tema: los rojelios la laminaron, hasta el punto de que aún no ha levantado cabeza; y cuando sale un Marchena -eso creímos, quizá “pardilleando” más de lo prudente- se la cortan, la cabeza; o, visto lo visto, no era sino un trampantojo más, o una CORRUPCIÓN más: que a esto ha devenido “el” SISTEMA.

Y parece que a los “tancredos” o “guiñoles” que componen los restos de lo que ha quedado y de cómo ha quedado la cosa esta de la mal llamada “justicia” -ya ni la pongo con mayúscula-, no les va mal: tienen sus prebendas, las reconocidas y las desconocidas (para nosotros), tienen sus minutos de gloria cuando hacen el paripé y se visten tan pomposamente y salen en los medios…; y luego, a la hora de la verdad, no hacen sino el RIDÍCULO. Patet, que diría el clásico. Como ha quedado demostrado, y como se ha visto, leído y oído hasta quedar más que hartos.

La GRAN APORTACIÓN de nuestro Supremo Tribunal -¡manda…!- a la ciencia y/o teoría política, para pasmo y aplauso de todos los juristas del universo mundial, está contenida en dos palabras: “ENSOÑACION”, y abundando: “QUIMERA”.

Desde el mismísimo Código de Hammurabi, primer conjunto de leyes de la Historia Universal (que nos haya llegado), donde se enumeran ni más ni menos que las primeras 30 Leyes recibidas del dios Marduk -¡ahí es nada!- para fomentar el BIENESTAR de las GENTES (estos conceptos ya ni existen en ese mundillo), no se había conocido nada igual en el mundo jurídico del mundo mundial.

¡Ah, qué tiempos, en los que con 30 simples leyes, que se aplicaban con rigurosidad: es que no hacía falta más, se gobernaban las gentes, del rey a los súbditos! Pasando, como es lógico, por los propios funcionarios. Ciertamente, ¡qué tiempos! Siento no haberlos conocido.

Pues a lo que íbamos, Maruja: para los altos componentes del altísimo tribunal, puesto por escrito en su sentencia CONSENSUADA -¡otro gran avance jurídico de incalculable (o “bien calculable”) valor! ¡No me explico qué hacen en los EEUU que no nos copian, la verdad!-, todo lo vivido antes, durante y después del 11-O eran eso: ENSOÑACIONES y QUIMERAS.

En definitiva: ¡TONTERÍAS! ¡Peccata minuta!, que dirían los leídos. “Es que hemos tenido que hacer el paripé de juzgar y condenar a estas gentes por SEDICIÓN, porque no nos han dejado en paz hasta que no hemos sacado esta cosa; dejando bien claro, eso sí, que a los dos días todos los “condenados” se despiertan en su casa tan ricamente”.

Y el Schz, contentísimo. Y los “separatas”, más aún. Y los “condenados” (¡qué ridículo queda!), igual: “lo volveríamos a hacer”: a nadie le extraña. Como con la corrupción y el llevárselo crudo: ¡lo vuelven a hacer porque siempre les sale “de gratis”! Y los partidos políticos que se han rasgados las vestiduras, más en concreto por más concernidos los del bipartidismo…, ni te cuento: Cataluña lleva tantos años siendo su coartada necesaria para su “españolismo” berlanguista, que por eso la han financiado -¡y la siguen financiando!-, también con lo que no está ni escrito: por eso no querían condena gorda.

Y así, todos los que viven en directo de todo esto. También los manifestantes “espontáneos” más los “profesionales del jaleo”, que los hay.

¿Y los españoles? A nosotros, como a muchísimos les pone ir a votar y votan ciegamente, sin tener en cuenta lo que nos hacen los políticos profesionales y los asimilados: desde matarnos hasta dejarnos los bolsillos llenos de aire, además de corromper, ya puestos, nuestras mismas conciencias -excepto si te dejas comprar el voto: hay gente que vive de esto, y vive muy bien-, pues están encantados. ¡Y a votar, que son cuatro días!

Ciertamente, cada vez me convenzo más de que estos señores nuestros de los altos (y bajos: subterráneos, y/o cloacas incluso) tribunales de justicia españoles están para lo que están; y a estas alturas, ninguno va a morder la mano que le da de comer. ¡Faltaría más! Si están puestos por los partidos ellos son, los juristas, los primeros “consensuados”, y “fallan” (así no hay forma de acertar) conforme a los partidos: y consensuan hasta las sentencias. Y esto desde hace muchos años ya.

Ninguno de ellos pretende hacer JUSTICIA: ahí está lo del Valle; y antes, lo de los trenes dinamitados, por poner dos ejemplos de sobra conocidos e “icónicos”. También, porque ya no saben lo que es, ya que no la hay: a lo que contribuyen estos señores más que motivados.

Cuando, en las DEMOCRACIAS OCCIDENTALES, se ha sustituido el concepto de lo RECTO, lo MORAL -exactamente, lo JUSTO: porque la JUSTICIA recoge, y aplica, lo que es justo en sí mismo-, por la VOLUNTAD de los que ostentan poder; o sea, cuando manda el POSITIVISMO JURÍDICO -que tiene estas cosas-, esos conceptos, con las realidades que significan, DESAPARECEN.

Como ha desaparecido, por ejemplo, el concepto de BIEN COMÚN: de ahí los NACIONALISMOS que separan y dividen; y los TERRORISMOS, que simplemente matan todo lo que pueden.

Y todo este AQUELARRE JURÍDICO, se da no solo a la hora de consensuar -o no- las leyes; sino también a la hora de que las apliquen los componentes de los tribunales, puestos por los anteriores. Círculo bien cerrado…, para que a nadie se le ocurra liarla.

Los JUICIOS se hacen -se deberían hacer, han servido- para determinar esto: si se ha conculcado lo JUSTO o no. Y se hacen, pues así deben hacerse, con todas las garantías, empezando por la IMPARCIALIDAD de los LEGISLADORES; e, inmediatamente después, por la de sus “APLICADORES”. En caso de que todo esto no se respete exquisitamente, ya no hay -no puede haber- JUSTICIA: todo el sistema es una CORRUPCIÓN INJUSTA: la peor la de la propia justicia, porque deja a los ciudadanos a los pies de sus “amos”. Peor que en la Rusia zarista.

Pero los sueños no son eternos: calificarlos así es una metáfora o una idiotez. De los sueños se despierta uno de modo natural todas las mañanas. O se despierta uno a deshora cuando se monta un pollo en la calle, por ejemplo.

Es lo que habrán comprobado los señores consensuados y consensuadores. Porque la “ensoñación” y la “quimera” les ha estallado, inmediatamente, debajo de la cama en la que tan plácidamente dormían tras el esfuerzo ímprobo de LA sentencia. La SUYA.

Aún no se había enfriado lo que habían dictado y publicado, y ya estaba el personal quemando todo lo quemable por Barcelona y demás. Y así un día y otro y otro… ¡toda la semana!

Porque el TSUNAMI DEMOCRATIC -anunciado, financiado y montado con mucho tiempo- no ha sido ninguna ensoñación. Y supongo que los fuegos nocturnos, que no han sido precisamente un ensayo de las fiestas de san Juan en la ciudad y demás, supongo que les habrá despertado.

O no. ¿Acaso les importa?

Igual se creen sus señorías, altas y bajas, que siguen durmiendo, y que simplemente están teniendo una pesadilla… Pues ¡que se pasen por Barcelona o por la AP 7, si pueden acercarse materialmente, y se les irá la modorra en un santiamén!

Nada demuestra más lo equivocado de la sentencia que lo que ha pasado a continuación entre la pasividad del gobierno de España y la movida catalana: ¡ARDE BARCELONA! Sin olvidar lo de “¡lo volveríamos a hacer!”. Y no lo decían por decir: ¡lo están haciendo! Aunque a sus altísimas señorías les pueda parecer todo esto una nueva ENSOÑACIÓN y otra QUIMERA.

Y, en el caso improbable de que no se lo parezca, deberían DIMITIR TODOS, si tuvieran algo de sentido respecto a lo Justo, lo Moral, lo Bueno…, no pare ellos en primer lugar, sino para el BIEN COMÚN.

Es que todo lo ha empeorado LA “sentencia”. Todo está más enconado que antes.

¿Era eso lo que pretendían los políticos en funciones y sus señorías con plaza?

Da hasta para pensar afirmativamente.