La CEE está desbordada con Trump. Y claro…

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Es tan llamativo lo que les pasa a estos buenos señores obispos -los nuestros, los de la Iglesia Católica en España- que no puedo por menos que decirlo. No puedo callar: me gustaría, pero no puedo.

¿A qué me refiero? Pues a lo que parecen ser las máximas preocupaciones de nuestros Jerarcas -con las pertinentes excepciones entre ellos, que las hay: pocas, pero las hay-, y que, según sus propias declaraciones, destacan con luz propia.

A saber: «Tramp» -el super coco: el padre de todos los cocos, prácticamente el demonio en persona-, «un pacto de Educación consensuado» -que no sé para qué lo quieren, dado lo que se enseña-, «los inmigrantes» -que, a pesar de sus brazos fraternalmente abiertos, incomprensiblemente, no se animan a venir-, y algún que otro asunto, quizá un poco más frívolos que estos…, y para de contar.

¿Algo que ver con la Iglesia Católica, con los temas candentes intra-eclesiales, como pueden ser los seminarios, la liturgia, la disciplina de los sacramentos, las blasfemias públicas -con alevosía, publicidad notoria y nocturnidad- de una supuesta monja, el goteo de escándalos sexuales de eclesiásticos, la desertización de las parroquias, el mal positivo -no solo la inutilidad- de las catequesis a todos sus niveles en tantos y tantos sitios-, el laicismo rampante y violento contra la Iglesia Católica, la desaparición -también con goteo, pero sin taponar la fuga- de un convento tras otro, de varones o de mujeres, por toda la geografía…? De todo esto, y algunas cosas más que podríamos añadir, NADA DE NADA. En muchos de estos temas, ni una sola palabra. NADA.

Están tan ocupados con lo que ni les va ni les viene, porque no les compete, que las horas de fichar y cobrar no les dan para más.

Porque, vamos a ver: ¿Trump es un mandamás del gobierno español? ¿Trump es un fiel católico, y además de la Iglesia española? ¿Va a leer Trump las declaraciones que sobre él y sus decretos tiene a bien decir -a mal, la verdad- la CEE?

Y, por otro lado, ¿las cuestiones que, en el ámbito católico, les tocan directamente, no merecen orientación, opinión y esclarecimiento por parte de la CEE?

Puestos a hablar de los mandamases: los más de medio millón de abortos acumulados en España no merecen ni una palabra? ¿La «ideología de género» que se está implantando en todo el País, solo merece que se repita lo que ya ha dicho el Papa: «que no es católica»? ¿El latrocinio que no cesa -por parte de las «autoridades»- tampoco es motivo ni siquiera de apuntarlo?

Pero además: ¿Las blasfemias públicas de una «religiosa» -¡qué sarcasmo, si no fuera por lo trágico que es el tema en sí mismo- en un medio de comunicación, no entran dentro de sus «intereses», ni siquiera para defender a la Santísima Virgen y a San José, y para reafirmar la Fe Católica?

¿La CEE está para hablar «de puentes y no de muros»? ¡Pues en Ceuta y Melilla hay una buena valla!

Pues, «¡apaga y vámonos!» Que es lo que está pasando en España, y sin remedio a la vista. ¡Apañados estamos con estos buenos señores!

Y el último que haga el favor de apagar la luz, que corre el contador.

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