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«CONSTRUCTORES DE PUENTES».

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Así ha definido la «actividad» de los religiosos el sr. obispo de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras, claretiano él, durante la inauguración de la Asamblea de la Confer, de la que fue presidente antes de ser nombrado obispo: «Los religiosos estamos llamados a crear comunión, entendimiento, acercamiento, a construir puentes, y eso es lo que tenemos que hacer».

Y lo dijo -le habían preguntado al respecto por los pasillos- en relación al «papelón» de sus hermanos de la jerarquía católica en Cataluña en estos últimos tiempos.

Más adelante concretaría en la Asamblea de la Confer que iba a tratar sobre los jóvenes y la vocación: «A los jóvenes, como a cualquier persona, hay que mostrarles a Cristo, no mostrarnos nosotros». Lo importante no somos nosotros. «A veces tenemos que apartarnos a un lado para que los jóvenes conozcan la grandeza de encontrarse con Cristo». Lo importante es «el Reino, que lo que pide es un mundo distinto, por el que merece la pena luchar».

Yo, ante este tipo de expresiones, la verdad es que me indigno. La vacuidad, la debilidad, la liquidez, la nada… de todo este pseudo-lenguaje que se ha ido instalado en la Iglesia Católica desde hace más de 40 años es, como mínimo, desorientador de entrada; para dar paso después a una labor de «carcoma» que va socavando poco a poco, quizá imperceptiblemente, hasta que uno se topa de repente con que en una parte ya notable y de peso en la Iglesia, ya no se entiende nada: porque ya no dice nada. Seguramente, porque tampoco quiere ya decir nada.

O sea, y para concretar. ¿El Reino que Cristo nos trajo, del que nos habló en parábolas y a lo directo, ese Reino del que Él es Rey -«Yo para esto he venido»-, ese Reino al que nos invitaba a entrar «por la puerta angosta», por el que merecía la pena dar la vida -que es exactamente lo que Él hizo en favor nuestro-, y perderlo todo por conquistarlo -«los que se hacen violencia a sí mismos, lo arrebatan»-, ese Reino… es esto de «un mundo distinto por el que merece la pena luchar»?

Ítem más: ¿La misión de los religiosos -y, por extensión, de la Iglesia- es «construir puentes»? ¿Pero alguien se va a hacer religioso o sacerdote para «construir puentes»? ¿Esta es la «vocación» que se les va a plantear a los jóvenes? ¿Para esto se les quiere acercar y ponerse delante de Cristo? ¿Los ateos no hacen nunca puentes? ¿No saben?

Está en la misma línea de lo que se oyó en Madrid, en la beatificación de los 60 mártires vicencianos; y no por parte del Señor Cardenal venido de Roma, salesiano él, que bordó la homilía.

Y lo que alguno dijo allí respecto a los mártires es, más o menos, esto mismo: que habían dado la vida por un mundo nuevo, precioso, soñado… Eso sí: bien lleno de puentes que, por desgracia, no llevan a ninguna parte que merezca la pena ir.

Comentarios
14 comentarios en “«CONSTRUCTORES DE PUENTES».
  1. Para Emilio, el «relumbrón», ante el que todos los demás no pasamos de «asnos» (según él): No todos hemos pillado lo de esa expresión, yo no, desde luego: y perdona mi cortedad si en algo ofende a tu inteligencia, sencillez y gran bondad. El «Reino de Dios», no es de este mundo, ni para este mundo: lo dice el mismo Cristo, y lo recoge tal cual el Nuevo Testamento; pero claro, quizá para ti, en tu incomparable entendimiento de todo y de todos, lo que Jesucristo dice ya lo tienes más que superado. También te pido perdón en su Nombre. No sé por qué dices que soy «antipapista»: nada más lejos de mi realidad; yo estoy con el Papa, lo mismo que estoy contigo, o con cualquier pecador: porque soy sacerdote -en esto sí has acertado, pero se me ve como tal en todas las fotos-; pero me revientan las tonterías, las tergiversaciones, las patadas a la verdad, las memeces, el lenguaje retorcido, las «novedades» por las novedades…, especialmente cuando con todo eso se pretende dar patadas a la Verdad, que es Cristo, y a «SU» Iglesia. Y por eso escribo. Si no te gusta, no entres, que nadie te ha llamado, ni te ha dado cita por aquí. Que estas páginas no están para que tengas un sitio donde desahogarte y soltar las paridas que te broten.

  2. Hace falta ser retorcido para sacar de quicio esta expresión, que todos entendemos lo que significa. En cuanto a la creación de un mundo mejor… ¡Pues claro que eso es el Reino! Pero no, hay que seguir fomentando un lenguaje arcano e incomprensible que nos permite tener a unos cuantos idiotas sometidos a la ley del miedo. Ya, denostar términos como acompañamiento y, sobre todo, discernimiento -de raíz ignaciana- como hace Echenique, pues eso es, de Echenique naturalmente. Gracias a la Cigüeña por volverme a traer un «rebuzno» (sentido metafórico) intelectual de este sacerdote antipapista, como bien dice la susodicha Cigüeña, es del Antiguo Testamento. Siempre preciso don Paco Pepe

  3. Inmovilista no es nadie. Todos somos viatores, caminantes. La gran diferencia es que unos caminan hacia el cielo y otros hacia el infierno, camino facilitado por el lenguaje vacuo de la misericorditis, que no se atreve a hablar del infierno ni de la necesidad de conversión, para no perturbar la tranquilidad aburguesada, que se verá perturbada el día del juicio.

  4. Para Hugo «Mazzinger Z» Hackenbush:
    Creo que nos has superado la fase de la niñez; y así es muy difícil entender nada. Pero bueno, voy a intentar explicártelo a tu nivel.
    ¿Te parece que 2 + 2 = 4 es correcto? Si es así -eso espero; en caso contrario estarías mucho peor de lo que me imagino-, y una mascota de las tuyas te comentase que no, que son 22, ¿le darías la razón? Y si tu contestación fuese que NO, que son 4, y la mascota tuya te tildase de INMOVILISTA, ¿le darías la razón?
    Pues eso.
    Si no lo pillas puedo ponerte más ejemplos, chavalín.

  5. Es totalmente normal y esperable que a un inmovilista que no soporta moverse un milímetro, le den alergia los puentes que sirven para que las personas se muevan.
    Nada nuevo bajo el sol.

  6. Lenguaje para no decir nada, es la moda. Además hay lenguajes que no dicen nada pero son más elaborados ahora oyen cuatro palabras y las emplean para todo venga a cuento o no. Misericordia, tender puentes, son palabras que oimos al Papa habitualmente, olor a oveja y tal pero por lo menos tiene su contexto, estos para parecer muy misericordiosos usan lo mismo venga a cuento o no y hacen el ridículo porque mejor están calladitos sin decir nada.
    Si uno comete un delito tipificado por el Código Penal como un robo o una violación le puede decir a al víctima que tienda puentes con él haber que opina. No digo que no se pueda y deba perdonar pero la Justicia debe hacerse efectiva porque Justicia, perdón y Misericordia no son incompatibles. Cuanto más para gente que ha dado un golpe de Estado, ha perturbado la paz social y ha podido producirse males mayores que no se han dado porque estamos en otras épocas, la policía es profesional y tiene más medios que en los años 60 pero podría haber sucedido algo grave, por no hablar del daño económico que lo va a sufrir el trabajador de Cataluña principalmente lo que va contra la justicia social que tanto defienden algunos.

  7. Pues yo creo que dijo que no vino a traer la paz a la tierra, sino la espada, porque he venido a enfrentar al hombre contra su padre a la hija contra su madre a la nuera contra la suegra ………… Mateo 10, 34 El enfrentamiento es por el Reino de Dios y por su palabra eso es lo que hay que defender, con el Reino de Dios y con su palabra no existen los puentes ni los consensos. Los consensos son para la política porque la sociedad civil tiene que gobernarse de alguna forma aunque no sea perfecta.

  8. Es el lenguaje del miedo a la persecución cruenta. Acabo de ver a Iceta (Psc) y Espadaler (Unió) abrazados y considerando presentarse en una lista única. Para quien no sepa quiénes son, déjenme que los compare con Santiago Carrillo y Blas Piñar. Imagínenselos abrazados presentándose por una misma candidatura. Una cosa es perdonar a los enemigos y otra compadrear con tus asesinos.

    Las persecuciones a la Iglesia Católica no se pueden evitar. Bueno sí, apostatando de la fe. Y me da que los apóstatas de aquél holocausto fueron los que resucitaron ese partido durante la Transición española. La diferencia es que en aquellos años «jugábamos» en casa pero ahora no. Los jacobinos saben que la Ezquerra no ganará y les tienen tales ganas a los tiernos de Unió que se pueden esperar lo peor.

    Pero, bueno, no debemos desanimarnos. Siempre tendremos al Opus Dei para pactar.

  9. Todo este lenguaje de la misericorditis : acompañamiento, discernimiento, diálogo, puentes, encuentro, inclusión, sin un porqué ni un para qué se me antoja más demoníaco que eclesial.

  10. Los puentes que se están construyendo a un ritmo acelerado por la misericorditis van todos en la misma dirección : hacia el protestantismo, la herejía, el infierno; ninguno, absolutamente ninguno hacia el catolicismo, hacia el cielo.

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