La ofensiva de la izquierda eclesial: intentar condicionar a León XIV resucitando a sus viejos profetas

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Hay movimientos que delatan más por su desesperación que por su eficacia. Y eso es exactamente lo que estamos viendo en estos días por parte de ciertos sectores de la extrema izquierda eclesial y de sus medios: una maniobra tan previsible como burda para intentar condicionar el inicio del pontificado de León XIV, al que ya observan con recelo. A falta de propuestas serias y con la historia en contra, recurren al viejo truco de intentar mover la ventana de Overton a base de amplificar voces caducas.

No sorprende que para esta operación hayan sacado del baúl a los viejos tótems de la teología de la liberación, como Juan José Tamayo y Leonardo Boff. Ambos llevan décadas fuera del centro de la vida eclesial, pero siguen siendo funcionales como símbolos de una agenda extremista que poco tiene que ver con la fe apostólica. En sus últimos artículos a raíz del nuevo Papa, vuelven a lo de siempre: reivindicar el sacerdocio femenino, las bodas homosexuales y una reinterpretación de la moral católica al gusto del mundo. Ni una palabra de fondo sobre Cristo, sobre el sacrificio, sobre la misión. Todo gira en torno al poder, a la agenda izquierdista y a una supuesta “inclusividad” que excluye la tradición.

Uno de los gestos más reveladores de este intento de presión es la obsesión por el informe publicado antes del cónclave sobre la gestión de unos casos de abusos durante el periodo en que el hoy Papa León XIV era obispo de Chiclayo. El informe, que además de algunas carencias procesales refleja también muchos argumentos eximentes sobre la actuación de Robert Prevost, no es un bulo, e InfoVaticana lo abordó con la responsabilidad que exige una cuestión tan grave. Sin embargo, ahora se repite como un mantra en ciertos medios progresistas, quienes lo citan como un arma arrojadiza. Como si los primeros gestos de León XIV no les estuviesen gustando y su única esperanza sea insistir en presentarle como alguien atacado por este medio.

Lo que no hay, ni se espera, es un corazón abierto al nuevo pontificado por parte de estos sectores. En lugar de dar una acogida filial al nuevo Sucesor de Pedro, se lanzan a marcarle el terreno desde el primer minuto, como si su legitimidad dependiera de su obediencia a ciertas causas sociopolíticas.

Frente a esa actitud, Infovaticana, habiendo sido crítica en su momento con algunas gestiones del entonces cardenal Prevost, acoge con plena fidelidad y esperanza al Papa León XIV, sin más condicionante que el de la doctrina perenne de la Iglesia. No pretendemos domesticar al nuevo Papa ni exigirle gestos ideológicos, sino acompañarlo con respeto, fe y oración, como corresponde a quien ha sido elegido para confirmar en la fe a los fieles católicos.

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