Tres italianos que podrían dar la sorpresa en el cónclave

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Italia ya no es el centro del mundo católico, pero sigue siendo la nación con más cardenales en el Colegio. Y aunque el favoritismo mediático suele ir hacia nombres quemados o inflados artificialmente, hay tres italianos que podrían, si el Espíritu lo permite —o si el caos lo impone—, emerger como sorpresas discretas en el próximo cónclave: *Fernando Filoni, Claudio Gugerotti y Giuseppe Petrocchi*.

Fernando Filoni: el tecnócrata que sabe gobernar

De los pocos italianos con experiencia real de gobierno en Roma. Fue sustituto de la Secretaría de Estado, cargo clave en la gestión vaticana, y prefecto de Propaganda Fide, el gran ministerio misionero. Hombre de obediencia, sí, pero también de cabeza fría y sólida formación. No genera entusiasmos, pero tampoco enemistades profundas. Y en un cónclave empantanado, eso puede valer oro. Filoni representa la línea institucional, conocedora de los engranajes curiales y libre de escándalos ideológicos o morales. Un candidato que podría ser el punto de equilibrio cuando las mayorías se fracturen.

Claudio Gugerotti: el ambicioso diplomático que se mueve bien

Con larga experiencia en la diplomacia vaticana, Gugerotti ha sabido colocarse en todos los sitios adecuados sin hacer mucho ruido. Ha sido nuncio en países clave, y ahora dirige el Dicasterio para las Iglesias Orientales. Se muere de ganas por ser Papa, y no lo oculta demasiado. Sus aliados lo ven como un “tecnócrata eficaz”, sus detractores lo acusan de oportunismo. En cualquier caso, es alguien que ha sabido mantenerse a flote y tejer redes. No entusiasma a las bases, pero puede ser útil a quienes busquen una figura controlable y con experiencia internacional.

Giuseppe Petrocchi: el teólogo inesperado

Su nombramiento como cardenal sorprendió a muchos: un obispo discreto, de sólida formación teológica, sin conexiones con las camarillas de poder. Precisamente por eso, es un candidato limpio. No tiene enemigos, ni padrinos, ni pasado escandaloso. Es lo más parecido a un outsider dentro del Colegio: perfil espiritual, intelectual y sin el lastre del “francisquismo” decadente. Si alguien busca una figura renovadora, sin romper con la Tradición, Petrocchi podría ser el tapado que nadie vio venir.

Y los que mejor sería que no…

Porque no todos los italianos con nombre en el cónclave merecen consideración. Algunos, de hecho, representan exactamente lo que la Iglesia debería evitar en este momento de oscuridad:

– *Pietro Parolin*, antaño secretario de Estado todopoderoso, ha quedado marcado por su desastroso acuerdo con China. El cardenal Zen lo ha desnudado ante el mundo, y su reciente incapacidad para predicar algo medianamente digno ante cientos de miles de jóvenes ha sido la puntilla.
– *Matteo Zuppi*, impulsado por los medios y por Sant’Egidio, no sería un Papa: sería un delegado de Andrea Riccardi. Electo Zuppi, quien gobernaría realmente la Iglesia sería un laico con vocación de diplomático socialista. No estamos para aventuras.
– *Marcello Semeraro*, figura menor con fama dudosa, representa esa corte de mediocres dóciles que se formó bajo Francisco. Nadie lo toma en serio, y con razón.

*¿Habrá sorpresa italiana?*

Es improbable, pero no imposible. Si el cónclave se atasca, si las candidaturas latinoamericanas y africanas se bloquean mutuamente, si el ala progresista se fragmenta, entonces alguien como Filoni, Gugerotti o Petrocchi podría emerger como carta de rescate. No sería la primera vez que un “italiano improbable” termina cruzando el umbral de la Capilla Sixtina convertido en Papa.

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Comentarios
13 comentarios en “Tres italianos que podrían dar la sorpresa en el cónclave
    1. Me parece surrealista decir que Pereocchi seria fuera de los extremismos de Bergoglio: él aceptó el cargo de referente del estudio del diaconado femenino.

      Un católico delante de tal sacrilegio simplemente horroriza!

  1. Gugerotti es malísima opción, es de la misma escuela que Parolín. Es un ahijado de Silvestrini que no fue leal a ningún Papa en alguna otra página web católica se describe claramente como es un trepa de cuidado. Fue el favorito y se hizo hueco en el Dicasterio de iglesias Orientales al perder Silvestrini el peso y la privanza en la Secretaría de Estado.
    Petrochi era obispo o arzobispo de aquella ciudad de LÁquila donde hubo un terremoto y tiene fama de ser un buen pastor.
    Pizzaballa parece una buena opción y mucho podría hacer por la paz en Medio Oriente, el cambio del eje sería hacia oriente pero no sería disruptivo pues es italiano, lo que desde el punto de vista geográfico pasaría como con Francisco que era del fin del mundo pero de apellido e inmigración italiana.

  2. Gurpegui está nombrando a todos a ver si al final puede decir que acertó.

    Independiente de querencias personales y rumores de prensa y quinielas, no se advierte todavía una inclinación mayoritaria del colegio cardenalicio, pero si se hacen evidentes los intentos de zancadillear a los más relevantes y la de atacar la figura de Francisco por parte de los más obtusos que creen que así van a inclinar el rebaño a su favor.

    Por lo que se escucha en otros medios más objetivos, el patriarca de Jerusalén, el arzobispo de Marsella y el cardenal Ambongo pueden ser figuras de consenso.

    1. Qué pesado: que Francisco está muerto. La culpa de su rabieta es sólo suya, por creer que iba a durar para siempre. ¿Qué culpa tenemos los demás de que usted esté frustrado al no poder ver concluida su obra de demolición y el final de la Iglesia? Eso le pasa por desear cosas absurdas y elegir el bando que va de victoria en victoria… hasta la derrota final.

      [Spoiler: los malos pierden].

  3. Un libro publicado en los años noventa, titulado «Via col vento in Vaticano», cuyo autor fue Mons. Luigi Marinelli, un prelado que pasó toda su vida trabajando en la Curia Vaticana, retrata a Guguerotti como un verdadero trepa. Dios nos libre.

  4. Por otra parte, ni los hispanoamericanos (no latinoamericanos) ni los africanos van a promover candidaturas propias. Sobre todo, es impensable que vuelva a salir por ahora otro papa hispanoamericano.

    1. Imposible no hay nada: a Francisco lo eligieron a ocho meses de cumplir 77 años. Con la esperanza de vida actual, hasta eligiendo al candidato de mayor edad nadie puede garantizar que no dure entre 10 y 20 años más. Así que si no hay un candidato claro y carismático desde el principio, o no se llega a un acuerdo pronto, el cónclave se alargará, pues lo del «papa de transición» ya no es tan seguro hoy en día.

      1. No es probable que a dos papas ancianos como Benedicto XVI y Francisco los suceda otro papa que incluso tiene más edad que la que ellos tenían cuando fueron elegidos.

        1. Poca «más edad» (de casi 77 a casi 80 apenas hay diferencia: sólo 3 años) al hablar de períodos de una o dos décadas, que es la esperanza de vida. Insisto: si no hay acuerdo y hay que elegir a un candidato de compromiso, lo normal es que elijan a un candidato lo más mayor posible. Para que elijan a uno joven tiene que tenerlo muy claro la mayoría, pues saben que se lo van a tener que comer con patatas muchísimos años si les sale rana.

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