Sosa: «No se elige al Sucesor de Francisco, sino de Pedro»

Arturo Sosa durante la rueda de prensaArturo Sosa durante la rueda de prensa
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Como decíamos en nuestro artículo anterior, el francisquismo se disuelve con rapidez casi sacramental.

Y no somos los únicos en notarlo. El mismo Arturo Sosa, superior general de los jesuitas —la Compañía de Jesús, nada menos— ha dejado caer una frase que podría pasar desapercibida entre incienso y lágrimas, pero que tiene más potencia que una encíclica: «El Cónclave está llamado a elegir al Sucesor de Pedro, no al Sucesor de Francisco». ¿Necesitamos más confirmación de que el tiempo del pontificado populista ha terminado?

Sosa, que conoce la lógica del poder eclesiástico como pocos, no improvisa. Lo que ha hecho es marcar el terreno: Francisco ha muerto, pero la Iglesia no muere con él. La Iglesia continúa, y lo hace mirando a Pedro, no al último inquilino de Santa Marta. Lo dice un jesuita, y no uno cualquiera. Lo dice el jefe de la Compañía. Si alguien sabe dónde sopla el viento, es él.

En la rueda de prensa del 24 de abril, junto a la Basílica Vaticana y con el cuerpo del Papa aún expuesto, Sosa no se limitó a alabar al difunto. También trazó límites. Agradeció, recordó, elogió, pero sobre todo, separó. Distinguió entre el hombre que fue y la misión que sigue. Afirmó que todo Papa calza las sandalias del Pescador —no las alpargatas de Francisco—, y que los jesuitas seguirán obedeciendo… a quien venga.

Y así, con esa combinación de luto y lucidez, el general de los jesuitas nos dio una lección de realismo eclesial. Porque si los jesuitas, expertos en adaptación y supervivencia, ya están afinando el discurso para el próximo pontificado, es que algo ha cambiado. El tono ha cambiado. El aire ha cambiado.

Sosa habla de discernimiento, de oración, de escucha. Pero sobre todo, habla de futuro. De un Papa con visión universal —no internacional, aclara con cuidado—, capaz de ver las diferencias como riqueza, no como amenaza. ¿Quién es ese Papa? No lo sabemos. Pero sí sabemos quién no es: no es un clon de Francisco. Y esto, viniendo de los más francisquistas entre los francisquistas, es una declaración de intenciones.

No es una crítica abierta. Es algo mucho más mortal para el legado de Bergoglio: es un epitafio sereno. Un “gracias por los servicios prestados”, seguido de un “ahora pasemos a lo importante”. Es el lenguaje diplomático de la Compañía que ya ha olido lo inevitable: el próximo Papa no será una continuidad, sino una corrección. Y ellos, por supuesto, estarán preparados para servirlo, como siempre lo han hecho. El Cónclave no busca un Sucesor de Francisco. Y si hasta los jesuitas lo reconocen, es que ya nadie puede fingir lo contrario.

P.S. Claro que no todos los jesuitas parecen estar afinando al mismo compás. En España, fieles a su costumbre de llegar tarde a todo —especialmente al sentido común—, celebran “con luz” la figura de Francisco y sueñan con “una Iglesia donde todos, todos, todos tengan cabida”. Lo dicen tres veces, no por trinitarios, sino por inseguros.

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Comentarios
16 comentarios en “Sosa: «No se elige al Sucesor de Francisco, sino de Pedro»
  1. Está claro que un Cónclave mixto de 133 Cardenales y noCardenales elige a un sucesor de Bergoglio. Por eso Sosa miente y afirma que no es así.

    Sucesor de Pedro únicamente lo saldrá de un Cónclave con Cardenales de verdad, es decir, pre-2013.

  2. «El Cónclave está llamado a elegir al Sucesor de Pedro, no al Sucesor de Francisco».
    Vaya, hasta parece católico, pero es un mensaje cifrado a todos los exjesuítas para que disimulen un poco y no terminen en el basurero.
    Este mensaje es un aviso velado para que dejen de apoyarse en «el espíritu de Francisco» para las reuniones «multireligiosas»
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    » El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. » Marcos 16:16-18

  3. Buenas noches y ¡feliz Pascua!. Como apenas hay noticias ni declaraciones significativas de los cardenales, sacamos punta a una frase que no es, para cualquier católico, sino una evidencia. Ni más ni menos. Entiendo que hay quienes tienen miedo por la elección de un papa que, de algún modo, supusiera cierta continuidad con el magisterio del Papa Francisco; otros quizás tengan miedo de lo contrario. Estos «miedos» no me parecen propios de quienes confían en la intervención del Espíritu en la elección del Sucesor de San Pedro. Los católicos acogeremos con gratitud y confianza la elección del nuevo Papa, venga de donde venga, sea cual sea su apellido, porque confiamos en que será asistido por la Gracia de Dios. Muchas gracias.

    1. «la intervención del Espíritu en la elección del Sucesor de San Pedro»

      ¿Qué intervención? A los papas los eligen los señores cardenales. ¿O acaso cree que el Espíritu Santo se equivocó o estaba de vacaciones cada vez que se eligió a un anti-papa (y ha habido más de treinta en la historia de la Iglesia)? Menuda blasfemia. Con que esta vez elijan un papa católico, es más que suficiente.

      1. Gracias por su respuesta. «Intervención» no debe entenderse literalmente, como si el Espíritu Santo Paráclito señalase un nombre en concreto o dirigiese directamente la elección; es un término suficientemente amplio como para interpretarse de una manera tan estrecha. Esto es comprensible para cualquiera.

        En palabras del Cardenal Ratzinger: «No lo diría, en el sentido de que el Espíritu Santo escoge al Papa. . . . Yo diría que el Espíritu no toma exactamente el control del asunto, sino que más bien como un buen educador, por así decirlo, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos por completo. Por lo tanto, el papel del Espíritu Santo debe entenderse en un sentido mucho más elástico, no que él dicte el candidato por el que uno debe votar. Probablemente la única garantía que él ofrece es que la cosa no puede estar totalmente arruinada … «.

        1. Una cita de BXVI que he puesto muchas veces. Como en todos los actos humanos, con «inspiración» o sin ella Dios respeta el libre albedrío. El de los señores cardenales también. Los desastres también están previstos en Su divina providencia, por lo que unas veces se deberán a Su voluntad positiva, y otras a Su mera permisión. En cualquier caso, con estos bueyes hay que arar. En unos diez días veremos cuánto se han dejado «inspirar»; si el elegido vuelve a salir al balcón en camisón, malo, malo.

  4. En realidad, cada Papa sí es sucesor del anterior, al ser Obispo de Roma. Pero es claro que lo que lo más importante del Papa como tal es ser sucesor de Pedro y vicario de Cristo.

    1. Está usted mal informado: no hay ningún papa que sea sucesor del anterior. Todos y cada uno de ellos son sucesores directos del apóstol San Pedro. El título de obispo de Roma lo comparten con otros que también lo fueron, pero de quienes no lo han «heredado» (les ha pasado directamente del apóstol).

  5. Es muy interesante que un autor que se declara defensor de la tradición interprete las palabras del padre Sosas desde los topicazos manidos. Parece que quien comenta es Vicente Blasco Ibáñez más que un católico devoto.
    A usted que parece saber más de cómo debería ser la Compañía de Jesus que el propio san Ignacio, me permito recordarle el número 22 de los Ejercicios espirituales: “Para que así el que da los ejercicios espirituales como el que los recibe se ayuden más y saquen más provecho, se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de estar más dispuesto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y si no la puede salvar, pregunte cómo la entiende, y si la entiende mal corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, entendiéndola bien, se salve.”
    Por último, no olvide que la calumnia es un pecado que no se perdona con la mera absolución después de la confesión, sino que el perdón está condicionado a la restitución del buen nombre.

    1. ¿Calumnia? ¿Qué calumnia? ¿Sabe usted lo que significa esa palabra? Como parece que no, se lo aclaro:

      «Acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño» (Diccionario de la Real Academia Española).

      En el artículo, no es que no haya ninguna acusación falsa, sino que ni siquiera hay acusación alguna. Ni falsa, ni verdadera, ni mediopensionista.

      Cuando quiera asustar con el coco a alguien que no le gusta, debería procurar elegir mejor el coco que elige, so pena de no sólo no lograr el resultado pretendido, sino únicamente hacer el ridículo.

      P.D.: lo de la restitución del «buen nombre» del final, aplicado a Sosa, parece una broma del 28 de diciembre: no se puede devolver a alguien algo de lo que carecía. Aunque cualquiera sabe: como en tiempos de Jesús no había grabadoras…

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