Hay errores que se corrigen. Y hay otros que se entierran. En 1969, el Vaticano eligió lo segundo.
Ese año se publicó la primera edición del Institutio Generalis Missalis Romani, la instrucción doctrinal que abría oficialmente la nueva misa de Pablo VI, el célebre Novus Ordo Missae. Su objetivo era definir y justificar teológicamente el nuevo rito. Pero lo que contenía aquel texto iba mucho más allá de una mera actualización litúrgica. Era, en toda regla, una nueva teología de la Misa, incompatible con la fe católica.
En su número 7, el Institutio ofrecía una definición radicalmente nueva de lo que es la Misa. La llamaba “Cena del Señor” y la describía como una “asamblea del pueblo de Dios”, reunido bajo la presidencia del sacerdote para conmemorar al Señor. Ni rastro del sacrificio, ni de la transubstanciación, ni de la presencia real, ni de la acción sacramental del sacerdote in persona Christi. Solo comunidad, memorial, y asamblea.
La reacción no se hizo esperar. El escándalo fue tal que dos cardenales de talla —Alfredo Ottaviani y Antonio Bacci— decidieron levantar la voz. Lo hicieron con un documento histórico: el Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae, que acompañaron con una carta dirigida al Papa. La transcribimos íntegra a continuación:
Carta de los cardenales Ottaviani y Bacci al Papa Pablo VI
25 de septiembre de 1969
Beatísimo Padre,
Examinado y hecho examinar el Novus Ordo Missae, preparado por los expertos del Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, tras larga reflexión y oración sentimos el deber, ante Dios y ante Vuestra Santidad, de expresar las consideraciones siguientes:
1. Como demuestra suficientemente incluso un breve examen crítico del rito —obra de un escogido grupo de obispos, teólogos y liturgistas—, el Novus Ordo Missae, considerado en su conjunto y en sus elementos nuevos, susceptibles de valoraciones muy diversas, representa, tanto en su conjunto como en sus detalles, un alejamiento impresionante de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada en la Sesión XXII del Concilio de Trento, la cual, fijando de modo definitivo los “cánones” del rito, levantó una barrera infranqueable contra cualquier herejía que atentara a la integridad del Misterio.
2. Las razones pastorales aducidas en favor de esta gravísima fractura —también ante razones doctrinales que se oponen con fuerza— no parecen suficientes. Cuando el Novus Ordo Missae aparezca, aun con todas las explicaciones, como algo diferente de lo que la Iglesia siempre ha considerado como la Santa Misa, y ello en numerosos ambientes, se podría generar en el pueblo cristiano una gran confusión. Ya se ven signos alarmantes de pérdida de fe, incluso entre el clero. Las reformas han producido desconcierto, infidelidad al depósito doctrinal, e indiferencia creciente. Nos encontramos ante una crisis de conciencia como pocas ha vivido la Iglesia.
3. Por estas razones, que proceden de la voz viva de pastores y fieles, pedimos con filial confianza a Vuestra Santidad que no permita que se suprima la misa tradicional. El pueblo fiel, que tanto ama a la Iglesia y al Vicario de Cristo, tiene derecho a seguir recibiendo el alimento que lo ha sustentado durante siglos.
Suplicamos por tanto insistentemente a Vuestra Santidad que no nos prive —en un momento de tan dolorosa confusión y peligro para la fe— de la posibilidad de continuar celebrando la misa íntegra y fecunda del Missale Romanum de San Pío V, tan alabado por Vuestra Santidad y por todo el mundo católico.
Roma, 25 de septiembre de 1969
† Alfredo Card. Ottaviani
† Antonio Card. Bacci
Pero lo verdaderamente revelador fue la respuesta del Vaticano: ninguna. Ni desmentido, ni defensa, ni explicación. Simplemente, el texto del Institutio Generalis fue retirado discretamente y reemplazado por otro, corregido, más adelante en 1970. Sin decir nada. Como si el original jamás hubiera existido.
¿Y qué decía exactamente ese famoso número 7 que encendió las alarmas? Aquí está: Latín (n. 7, IGMR 1969):
Cena dominica sive Missa est sacra synaxis seu congregatio populi Dei in unum convenientis, sacerdoti praeside, ad memoriale Domini celebrandum. Quare de sanctae Ecclesiae locali congregatione eminenter valet promissio Christi: “Ubi sunt duo vel tres congregati in nomine meo, ibi sum in medio eorum” (Mt 18, 20).
Traducción: La Cena del Señor o Misa es la sagrada asamblea o reunión del pueblo de Dios, congregado en un mismo lugar, bajo la presidencia del sacerdote, para celebrar el memorial del Señor. Por eso, vale eminentemente para la congregación local de la Iglesia la promesa de Cristo: “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).
Esta fue la definición oficial de la Misa en la Iglesia Católica durante varios meses de 1969. Una definición que podría aplicar, sin ironía, a un partido de fútbol en el seminario. Los seminaristas se reúnen —como pueblo de Dios—, el prefecto de teología preside —como autoridad espiritual—, y con suerte hasta celebran en memoria del Señor. No hay altar, ni sacrificio, ni adoración. Pero según esta teología, eso ya basta.
Y sin embargo, no hizo falta un decreto del Santo Oficio para retractarla. Bastó el silencio. El Vaticano se limitó a hacerla desaparecer, aunque como pueden ver en la fotografia, aun queda algún ejemplar. Una herejía litúrgica en toda regla, borrada sin pedir perdón y sin reconocer el daño.
El Novus Ordo Missae nació así: no de la fe de siempre, sino de una ruptura. Una ruptura tan evidente, que ni siquiera quienes la promovieron se atrevieron a defenderla públicamente.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
El problema es que cambiaron la definición de la misa. Pero no la misa de la definición. Eso es lo realmente preocupante
Sr. Gurpegui, no se ven las imágenes.
Novus Ordo fue hecho con esa definición.
Como una casa según el proyecto del arquitecto.
Luego, por escándalo, cambiaron el proyecto, pero no el edificio que fue hecho según el primer proyecto.
Si cambia el proyecto, debe cambiar la casa. Pero no lo hicieron.
Este fue argumento de Lefebvre.
Desde entonces nos la quieren meter doblada. La inmensa mayoría, unos por desconocimiento y otros porque son más protestantes que Lutero, encantados. Pues nada…a seguir recibiendo, por donde amargan los pepinos.
Es literalmente la “Eucaristía” de los Kikos. Esa definición tienen y eso practican, aunque juren lo contrario en arameo. Esa definición, literalmente una cena del Señor luterana.
Mas que una misa tradicional es algo parecido al invento de la sinodalidad, una asamblea del pueblo soberano que es pura chusma, al margen de la Ley de Dios, una democratización mas al estilo masónico del sacrificio de la misa, prescindiendo de la conmemoración de la muerte de Cristo por todos nosotros y de la Eucaristía, convertida en una cena al estilo de comuna, de colegas porretas, hipis y curas con margaritas en el trasero. De tal palo tal astilla. Las fechorías del papa Montini no tienen parangón en la iglesia, en su calidad de anti Papa, habría que quitarle la santidad, sacarlo de su catafalco o lo que sea, y practicar el proceso del Santo oficio, quemarlo y aventarlo y si quedan restos al muladar.
He vivido toda mi vida con el novus ordo y estoy profundamente agradecido a Dios por ello.
No digo ni que sea mejor ni peor, es diferente al vetus ordo.
Querido hermano en Cristo,a día de hoy ,cuántas Gárgolas quedan? Tendrá que ver con el Novo ordo? O no?
Lo malo es que nos dieron gato por liebre y nos engañaron como a chinos hace 60 años, y a lo peor esta misa que hemos estado viviendo toda la vida es mas falsa que Judas. Cómo es posible que solo hubiera un justo, monseñor Lefevbre, el que nos abriera los ojos. Los papas posteriores en vez de rectificar los disparates sacrílegos, lo que hicieron fue echar la basura debajo de las alfombras, y cuando ha llegado uno mas chiflado que Montini, lo primero que hizo fue sacar de nuevo toda la basura que es el modernismo conciliar, para darle el tiro de gracia a la iglesia.
Carlismo Rebelde
También estuvo Don Castro Mayer. No olvidar.
S.S. Benedicto XVI recuperó la Santa Misa tradicional en linea con la solicitud de los cardenales Ottaviani y Bacci. Por ese fue odiado y perseguido hasta ser presionado a renunciar. Renunció pero no abdicó.
GARGOLA
Y despues de la tormenta, llega la calma, y despues de la noche viene el día, y respiras, e inspiras, y respiras e inspiras, y en abril, agual mil, y no por mucho madrugar amanece mas temprano.
Si no eres capaz de ver la diferencia, me temo que el Catolicismo no te ha llegado nunca. Hay una diferencia sustancial entre catolicismo y protestantismo: un católico pone a Dios verdaderamente en el centro de su vida, y se dedica a intentar adorarlo y servirlo 24/7, siguiendo el ejemplo de los santos (los santos de veinte siglos, no un santo de veinte años); un protestante o modernista sigue con su vida y de vez en cuando echa un vistazo a Dios y le dice: «¿Qué tal, colega? Te quiero mogollón, me encanta ir a verte y armar lío. Qué mundo más genial que has construido para mí; la misa, tan chula; todos brothers por fin, me siento bien. Gracias, tronco».
La Misa del novus ordo no tiene nada que ver con «una cena protestante», tampoco he estado nunca en ninguna » cena protestante» pero cuando recuerdo que nuestra misa es una acción de gracias a Dios, celebrando el memorial de la pasión, mirando que en casi toda la misa el sacerdote abre los brazos, elevando nuestras súplicas y oraciones a Dios, pudiendo uno confesarse en ella para recibir la Eucaristía sin pecado, es maravillosa.
Considero que si la Iglesia ha conservado esta misa, en todo el mundo, durante más de 50 años, es una gran gracia que nos ha dado Dios. Y no menos desprecio la misa tradicional.
El Novus Ordo es el único que he conocido durante años. Por eso estuve tantísimos años sin ir a misa.
Es que muchas veces depende de la parroquia donde deberías ir, que quizás sea un poco «fea», o depende del sacerdote de cómo dice la misa, pero el novus ordo bien hecho en una catedral o Iglesia que sea bella es grandioso, si lo comprendes. Yo no sé cómo es la misa tradicional, pero si es como la he leído en todo su desarrollo es imposible hacer de ella, una misa baturra por ejemplo, como se hace en mi pueblo, o en muchos pueblos aragoneses, el día de su patrón o patrona.
Está tan claro que sólo los ciegos pueden no verlo.
Creo muy acertada esa definición. Todavía queda una profunda actualización, sobre todo de las oraciones propias, que elimine las reminiscencias judías y sea realmente un nuevo rito donde la adoración y acción de gracias brillen por la común unión del pueblo congregado.
Si nos movemos todavía en las coordenadas de la expiación y el sacrificio judío, no resplandece del todo la gloria de la resurrección
Es que la misa no tiene nada que ver con la resurrección sino con el sacrificio del Señor el Viernes Santo.
El Concilio de Trento, ante la herejía protestante, definió canonicamente a la misa como la renovación incruenta del sacrificio cruento del Señor en la Cruz; en ningún momento hizo alusión a la resurrección de Cristo. Y lo que Trento definió, es infalible e imperecedero. Pero en 1965, con el decreto «Ad Gentes», la Iglesia se hizo eco de la «nueva teología» y, contradiciendo al magisterio infalible de Trento, definió a la misa como «el memorial de la muerte y resurrección de Cristo». Lamentablemente, el fiel de a pie, ignora todo esto y cree que la misa es lo que no es. Y así tenemos «canciones» como «La misa es una fiesta muy alegre»; vaya fiesta con el Señor traspasado y la Virgen otro tanto al pie de la cruz. San Pío de Pietrelcina lloraba durante toda la misa cuando la celebraba.
No. No has leído a Trento.
La definición a la que te refieres son los cánones sobre su verdadero carácter sacrificial, negado por los protestantes.
Pero el verdadero tratado sobre la Sagrada Eucaristía, entero, está en el Catecismo de Trento, MUCHÍSIMO MÁS EXTENSO.
Es mejor opinar después de haber leído…..
WERT
Tiene usted una empanada y una empañada mental considerables. Se ha hecho usted protestonto, ya sabe, un bautizado católico, que a fuerza de pensar bobadas, acaba haciendose protestante, pero se cree católico. Usted no es católico, es catódico. Esta mas perdido que el GARGOLO
Este artículo erra en un punto importante: la palabra «memorial». No es lo mismo que memoria. Nunca podrá celebrarse el memorial del Señor en un partido de fútbol del seminario. Si explicas bien la palabra «memorial», esa definición de misa puede interpretarse benignamente. Otra cosa es que sea conveniente especificar el aspecto sacrifical.
Por eso, cuando al principio del artículo se traduce esa frase latina como «para conmemorar al Señor», es incorrecto.
La Iglesia Católica nunca fue benigna con la herejía. Ni interpreta las cosas así o asa para ser más benigna. La Iglesia Católica habla y enseña como Cristo y los apóstoles en la Biblia: a machamartillo. Las cosas son verdades objetivas o no lo son. No caben interpretaciones. La hierba es verde, no se puede interpretar si es violeta o no. Y por eso todo el relativismo del modernismo, y el subjetivismo, de que la verdad la creo yo según me parezca, es una auténtica aber ración que repele a cualquiera que tenga dos neuronas. Y no es de Dios. Dios habla claro.
La santa misa hoy con el nuevo ordo es el santo sacrificio es memorial es ofrenda del pueblo de Dios es todo lo que era y es
El novus ordo es un horror, porque cada cura hace lo que le da la real gana… Algunos intentan ser respetuosos, hacer lo correcto, bien… pero aún caen en que haya guitarreo o que se cante «la misa es una fiesta muy alegre» para «quedar bien» con los desafinadores de turno…
Pero otros ya son el colmo de la payasada y la ofensa, sólo hay que echar un vistazo por internet, pero esos curas siguen ahí, sin ser amonestados…
Y ahí tenemos esa falsa misa aceptada por el VAticano llamada «Misa maya», la misa de brujas realmente… Ah, pero la que hay que exterminar es la «rancia» misa tradicional, que por lo visto los que quieren esa misa de los grandes santos que veneramos, resulata que son los «tarados».
Es un disparate lo que vivimos…
Entre masonazos andaba el juego.
Sobre 1870 escribía el masón luciferino Abad Roca, en «El ángel Gabriel y su novia»:
«Creo que el culto divino, tal como lo regula la liturgia, el ceremonial, el ritual y los preceptos de la Iglesia romana, en un Concilio ecuménico, próximamente sufrirá una transformación, que, volviendo a la venerable simplicidad de la edad de oro apostólica, lo colocará en armonía con el estado de la consciencia de la civilización moderna».
Supongo que ninguno de los que comentan así participa de la Misa «novus ordo», porque sería un gran contrasentido. Y por lógica, no pueden seguir creyendo en la Iglesia Católica, que celebra esa Misa hoy en todo el mundo.
No le dé más vueltas: es todo una gigantesca imposición de una élite ensoberbecida sobre millones de personas. Parecido hasta en el tiempo que dura al régimen de los Castro sobre Cuba, aunque limitado al orden espiritual. Y al igual que los cubanos no tienen más remedio que vivir, moverse y existir en el comunismo, también todos nosotros en la misa impuesta privados arbitrariamente de la de siempre.
Pero no deja de ser una interrogante plausible lo que plantea José: cómo la Iglesia puede estar sumida abrumadoramente en el mal y el error, viviendo de falsos ritos y falsas doctrinas? No compromete eso su indefectibilidad? Ese tipo de razonameintos es lo que ha llevado a tantos a seguir todo lo que venga del clero, porque es del clero.
Para mí la respuesta está en que, pese a toda esta imposición ideológica abrumadora, manifiestamente contraria al Evangelio y la Tradición, la verdadera Iglesia, con la verdadera misa, ha sobrevivo y pervive en una pequeña grey, en forma bastante vital. No cabe de ello preguntarse si se cumple la imagen apocaliptica de la Iglesia (la mujer) transportada al desierto mientras el atrio (su exterioridad vista por el mundo) es ollada pisoteada por el espíritu del mundo? Es la viva imagen de lo que pasó con vaticano II y todos estos papas traidores a la Tradición, tal como el sanedrín judío en la época de Cristo.
José. Quisiera responder a tu interesante argumento.
Evidentemente aquel que ve que el rito nuevo es ilegítimo y tiene la posibilidad real de asistir al rito antiguo, termina asistiendo o debería hacerlo.
La segunda parte ya no es tan evidente, y aunque parece cerrar el argumento no veo que cierre. Sería fuerte contra el sedevacantismo, que tiene mas de un problema por resolver, porque si el rito nuevo es herético, si no hay sacerdotes, ni obispos, porque los nuevos ritos son inválidos, etc. entonces, ¿cómo la Iglesia sigue siendo una sociedad visible? Pero otra cosa se dice aquí, y es sencilla: Hay problemas con el nuevo rito; no expresa la integridad de la Fe y no es seguro. El articulo dice que «fue por entonces definido heréticamente», pero no que es herético. Mons. Lefebvre tampoco decía que fuera herético ni inválido, sino favorecedor de posiciones protestantes. No es incompatible con creer en la Iglesia esto, aunque si refleja una crisis, un misterio de una oscuridad temporal.
Yo sí asisto, que no participo. Para empezar no se participa en una misa católica se participa en una misa protestante. Porque el Sacrificio de la Misa solo lo celebra el sacerdote, los fieles asistimos.
Y como en la aberración Novus Ordo (debería decir aberraciones porque ahora las ‘cenas del Señor protestantes’ son personalizadas y diferentes en todas partes, y el sacerdote es el showman que diseña el guión del show), lo único que por desgracia habéis dejado incólume es la fórmula para que se produzca la transustanciación, pues con dolor de corazón me voy a ver al Señor, mientras los martirizan de nuevo en el momento de la Consagración y comunión, sin ningún respeto, me arrodillo y le digo: «Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Os agradecería aquella que el resto es re protestante ya dejarais también de ofrecer el Santo Sacrificio, y así no tendría que volver, porque Nuestro Señor ya no estaría ahí y no habría necesidad de acompañarlo un poco.
Pero esto se soluciona con la hermenéutica de la continuidad: Si los protestantes dicen que la misa es una cena y los católicos que es un sacrificio, pues por el efecto Hegel fusionamos los contrarios y sale que la misa es un sacrificio y una cena. ¿Quién es peor, el que te sustituye la definición por una herejía o el que fusiona lo católico con la herejía por motivos ecuménicos porque se cree que somos ton titos? Lutero sin ruptura
A mi me encanta la tipica: la misa es una Fiesta. Es insuperable y define el N.O.
Es la definición correcta que tenían en su intención, recuerda los misterios y las asambleas de las ciudades griegas:
«Asamblea del pueblo de los hijos del Dios Supremo del Olimpo de la ciudad de Atenas, reunida bajo la presidencia del gran sacerdote del Ática, para conmemorar al Señor Zeus en el día de la victoria sobre su oscuro padre Saturno y sus viles esbirros servidores los cíclopes»
«Eclesía tu dému ton pédon tu Ípsistu Zeú tu Olímpu tis póleos Atenón, sinajtísa ipó ten egemonía tu megálu ieréos tis Átikes, is to mnemonévin ton Kírion Día en ti iméra tis níkes aftú katá tu zoferu patrós Krónu ke ton eshrón terapónton tu, ton Kíklopon.» 🙂
Lo que demuestra la verdad de Benedicto XVI: hay que hacer la reforma de la reforma, es decir reformar este absurdo Novvs Ordo.
Mejor pasarse directamente a la Misa Tradicional. Yo hace tiempo que dejé de asistir a Misas novus ordo y creo que la Iglesia Católica revivirá cuando vuelva a la Misa Tradicional como rito ordinario (no «extraordinario»).
La Iglesia Católica Apostólica fundada por Cristo jamás desaparecerá ni será vencida.
Disminuirá en número por muerte, herejía o apostasía pero tiene la garantía eterna: » los poderes del infierno no prevalecerán contra ella. » Mateo 16:18
Además » he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. » Mateo 28:20