Por alguna extraña razón, cada vez que algún obispo se ve envuelto en una polémica, buena parte del clero —especialmente el de las diócesis afectadas— siente una llamada interior, casi irresistible, a convertirse en su abogado defensor.
No estaría mal si eso se hiciera con sobriedad, con sensatez, con argumentos sólidos o, al menos, con un cierto respeto por la verdad. Pero no: la tentación parece ser la de manipular, tergiversar, dulcificar lo que no tiene defensa o, directamente, inventar lo que no sucedió.
El caso más reciente es el del cardenal Cobo y su intervención —o falta de intervención— en el Valle de los Caídos para facilitar su profanación. No vamos a entrar aquí en el fondo de la cuestión. No hace falta. Porque el problema no es ése. El problema es lo que viene después.
Uno abre las redes y se encuentra a sacerdotes haciendo encaje de bolillos forzado, afilando la retórica como si fuera un arma de guerra, estirando la realidad hasta romperla, todo con tal de salir en defensa del obispo. Como si el cuarto mandamiento hubiera sido reescrito: “Defenderás a tu ordinario, aunque diga barbaridades, y las harás tuyas”. Y no, no hace falta. De verdad.
No es necesario decir lo contrario de lo que ha sucedido. No es necesario reinterpretar las palabras hasta que signifiquen justo lo opuesto. No es necesario convertir un paso atrás en un acto profético, una omisión en prudencia heroica, una claudicación en diálogo evangélico. Una profanación en un éxito. Si el obispo se ha equivocado —o simplemente ha actuado de forma discutible— no pasa nada. Se puede reconocer. O, si eso resulta imposible, hay una opción aún más sencilla: callarse.
Sí, callarse. Porque hay veces en que el silencio no es cobardía, sino decencia. Porque el pueblo de Dios no es idiota, y cuando ve a sus pastores defendiendo lo indefendible, no piensa “qué fidelidad tan admirable”, sino “qué desvergüenza”. Porque la mentira, aunque se vista de clergyman, sigue siendo mentira. Y porque la mejor manera de proteger la autoridad episcopal es no banalizarla.
Así que, sacerdotes tuiteros, defensores de oficio, artistas del relativismo de sacristía: respiren hondo. No hace falta mentir. No hace falta retorcer la realidad. No hace falta manipular. A veces basta con mirar hacia otro lado, rezar, y esperar que pase el temporal. De verdad.
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Jaime Gurpegui, cállese usted que solo escribe tonterías. Los sacerdotes tienen todo el derecho (y deber) de defender a sus obispos de las fauces de bestias tridentinas como usted.
Don Jaime Gurpegui está muy acertado como siempre. Suscribo completamente lo que ha afirmado en su artículo.
Ut Unum Sint: La Iglesia no es una secta en la que haya que defender al líder diga lo que diga. Los sacerdotes no han de defender al Papa Francisco ni a los obispos que son como él, sino defender la unidad de la Iglesia adheriéndose a la enseñanza de Nuestro Señor, que fue definida por los pontífices que ahora Francisco, Cobo y compañía, se dedican a contradecir.
«defender la unidad de la Iglesia adheriéndose a la enseñanza de Nuestro Señor»
No hay unidad en la iglesia romana, sino mucha fragmentación y división interna, y usted lo sabe. Si todos se adherieran a la enseñanza fundamental del Señor, todo sería más facil y se lograría una mayor unidad. Sin embargo, ahí tenemos todas esas doctrinas y prácticas que no son bíblicas y las peleas internas dentro del catolicismo romano, hasta el punto de volverse sedevacantistas algunos, otros se aferran a Trento con uñas y dientes, unos niegan ciertos dogmas romanos (y con razón), otros son católicos sobre todo de romerías, procesiones y novenas (la mayoría), etc, etc, etc.
Claro que suscribe lo que dice ese tradicionalista fanático. Es usted un sectario igual que Jaime.
Qué pesado se ha levantado hoy el de siempre…
Troll anti católico. Ni caso
Defender al Cobito es desprestigiarse, peloterillos
España
Has dejado de ser un país grande y libre
Para ser un país donde la miseria moral y los mafiosos campan a sus anchas.
Hay uno de tantos, que ha salido en defensa de los obispos y/o cardenal. Es conocido por su mucho ruido y pocas nueces en la diócesis de Getafe. Se juega mucho en su defensa, así como su diocesis, que, se juega, entre otras cosas, que su seminario siga sin mandarle a Madrid.
Lo triste es que sirven al mundo bajo la impronta de servir a Dios, y la gente no lo ve. En este caso y en otros muchos. Las redes son hienas, pero es que en realidad lo son, en su día a día. Son lameculos de los obispados porque consiguen cargos, prestigio,… Cuando la única realidad es llevar almas al cielo. Son funcionarios al servicio de Satanás.
No interesa.
UT TONTUNUM
Cada día mas patetico en la chorrada.
Como se te excita la neurona cuando lees algún artículo en IV. Es que no soportas el esplendor de la verdad. En tu basura y podredumbre interior te revuelves y necesitas soltar alguna majadería para tratar de alejar cualquier atisbo de luz. Cada dia eres mas vampio, un simple rayo de luz te hiere. Es lo que tiene tu condición, si a eso le sumas lo memo que eres, te quedas en un despojo humano.
El bufón del foro hablando en latín, lo que nos faltaba. No te enteras, desde la estafa conciliar la iglesia vive en la mentira, no dicen una verdad ni equivocándose. Utilizan el lenguaje de los políticos, llevan tantos años manipulando y engañando al pueblo de Dios que se han convertido en marionetas de la masonería, y es que ser garrapata del mundo chupando a todas horas imprime carácter. Pactar la profanación de la basílica menos un rinconcillo para los monjes, a cambio de dejar sin indemnización a las víctimas de los pederastas en la iglesia que han sido protegidos por ellos es un sacrilegio. Ni la camorra siciliana lo haría mejor. Ahora dígame, como sabemos que un cura es honrado como para recibir de el los sacramentos. No quiero que ningún acólito del maligno me de la absolución.
Eso, cállese.
La cuarta ley de Newton: Todo lo que se arrastra tiende a subir.
De todas formas no creo que sea opción consciente; así están formados, para imitar al superior.
¡Muy bien dicho, señor Jaime!
Da vergüenza ajena ver lo que escriben muchos sacerdotes (y laicos) para defender lo indefendible. Nos toman por tontos. No acaban de entender que estamos en el siglo XXI: hoy lo que pasa en el otro extremo del mundo lo podemos saber en tiempo real. Hoy más que nunca, no hay nada oculto que no se acabe sabiendo.
Exacto.
Derribar la cruz más grande del mundo y el monumento de TODOS los caídos en la guerra.
Es ir contra el cristianismo y querer reinventar lo que paso y lo que nos sostiene.
Y la guinda es que los obispos vayan en contra de lo que representan , a CRISTO y la VERDAD !!!!
De locos lo que nos toca vivir….
Cuando pienso lo que los rojos le hacían a los religiosos en la guerra…..
Y que se fueron todos corriendo DESPAVORIDOS al lado de FRANCO.Muertos de miedo como es normal……
Así lo agradecen……
Cristo y Franco perdónalos que no saben lo que hacen……
COMO QUE NO HACE FALTA MENTIR?
Es que no pueden hacer otra cosa. Corrupto el obispo corrupto el mamporrerillo. Alguno no dan para mas. Todavía quedan algunos desertores del arado. No esperarar que le contesten con verdad y con Verdan, entonces no tendrían nada que decirle.
Totalmente de acuerdo con el post. No hay que salir a defender lo incorrecto porque uno queda atrapado en la defensa.
Y siguiendo el consejo de San Ignacio de que «todo buen cristiano debe estar más dispuesto a defender la opinión del prójimo más que a recusarla», lo que se ha dicho con mucha sensatez es que, cuando hay que estar defendiendo siempre sus opiniones frente a la evidencia y el sentido común, el problema lo tiene el prójimo al que se quiere defender y no la caridad de quien le escucha.
Qué llegado a esta página por casualidad. No sé quien sois ni en nombre de quien habláis pero he sentido verdadera pena, cómo católica,apostólica y Romana leer a mis hermanos en la fé hablar así.
Rezaré por vosotros y que Dios os perdone.