La Compañía de Jesús ha propuesto un «proceso de reparación destinado a sanar las heridas» de las víctimas de abusos cometidos por el sacerdote esloveno Marko Rupnik, conocido por sus mosaicos en iglesias de todo el mundo. Así lo informó este miércoles la abogada Laura Sgrò, quien representa a cinco de las afectadas.
Sgrò explicó a la agencia EFE que se trata de un enfoque basado en la «justicia restaurativa», el cual será evaluado caso por caso. En una carta enviada el martes a las víctimas, Johan Verschueren, delegado general de los jesuitas, recordó que se le ofreció a Rupnik la posibilidad de asumir públicamente su responsabilidad, arrepentirse y someterse a un proceso de purificación y terapia. Sin embargo, ante su negativa, el superior de la orden decidió expulsarlo.
La Compañía de Jesús reconoció el sufrimiento adicional que ha supuesto para las víctimas la falta de escucha y justicia durante años, y expresó su compromiso con un proceso de sanación y reconciliación basado en la verdad y el reconocimiento de los errores.
La abogada Sgrò valoró el gesto de los jesuitas, destacando su «valentía y humildad» al asumir los fallos cometidos en el manejo del caso y ofrecer finalmente apoyo a las víctimas. Consideró esta iniciativa como «un paso importante» en el camino hacia la concienciación y la esperanza para todas las personas afectadas.
Ahora, la letrada espera que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que lleva el caso a nivel canónico, siga el ejemplo de la Compañía de Jesús y acelere el proceso judicial contra Rupnik. Según el prefecto de dicho dicasterio, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, las investigaciones ya han concluido y se está en proceso de selección de jueces para el juicio eclesiástico.
Los hechos denunciados se remontan a principios de los años 90 e involucran presuntos abusos psicológicos y sexuales cometidos contra monjas de la comunidad eslovena Loyola de Lubliana. Varias religiosas han denunciado haber sufrido «repetidos y prolongados abusos sexuales» por parte de Rupnik, quien los habría justificado con argumentos teológicos y sacramentales.
Dos de las víctimas han relatado públicamente los abusos sufridos, y se estima que al menos 20 religiosas de esta institución fueron víctimas del jesuita. Marko Rupnik es reconocido mundialmente por sus obras artísticas, como los mosaicos que decoran la basílica de Lourdes en Francia, una capilla del Palacio Apostólico del Vaticano, el monasterio de Santo Domingo de la Calzada y la catedral de La Almudena en Madrid.
Hace unos días, Rupnik fue visto en el aeropuerto de Roma Fiumicino y una periodista italiana le preguntó sobre las acusaciones que pesan contra él. El sacerdote exjesuita guardó silencio en todo momento e incluso sus acompañantes trataron de torpedear el trabajo de esta periodista para que no hiciera preguntas incómodas.
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Cuando los han pillado con el carrito del helado. Antes de que el convento violado durante decenios enteros por Rupnik estallara de hartazgo y hablara, lo que hacían los jesuitas y el estamento eclesiástico era difundir a mansalva los horrendos mosaicos del santón del santón Rupnik por toda la exCristiandad. Todavía tengo en el frigorífico la chapa con el logotipo oficial del «Jubileo de la Misericordia» de Francisco. ¡Hipócritas!
Ni siquiera hace diez años que Fisichella presentaba amte los medios el conmovedor logo del «Jubileo de la Misericordia» de Francisco, diseñado por el artista universal, el jesuita inspirado y lleno de unción mística Padre Marko Iván Rupnik. Ahora, para este Jubileo, Fisichella presenta muñecos de manga y en el logo han puesto ya directamente un trenecito…
Que empiecen reparando todos los edificios manchados con su obra.
Efectivamente el caso Rupnik es un escándalo mayúsculo y es claro ejemplo del «modo jesuita» que ahora además impregna todo el Vaticano. Las primeras violaciones a aquellas monjas, se remontan nada menos que en los años 90, con lo cual han transcurrido casi 35 años y el tipejo sigue erguido y presumiendo de su amistad íntima con Francisco. Mientras tanto este Vaticano, con total indiferencia, ha ido dando guantazos a todo tipo de Congregaciones en favor de una supuesta supervisión. Pero los Jesuitas y Rupnik siempre han sido los intocables. Suelo pensar que San Ignacio, desde el cielo, debe rabiar (tenía un carácter muy duro y exigente para con los suyos), al ver como ha degenerado la Compañía… Pues ahora se han convertido en los claros destructores de la Iglesia.
Hasta sus compadres del diario «El País» no han tenido más remedio que reconocer que en sus estadísticas de abusos los que destacan y se llevan la negra palma son los jesuitas.