Ha dicho el Papa ante las cámaras que espera que el Infierno esté vacío, añadiendo que se trata de una opinión personal y no un dogma. Pero todo lo que se ha escrito en la Iglesia, empezando por el Evangelio, parece sugerir lo contrario.
Quizá el lector se sorprenda al saber que la opinión de que son muy pocos los que van a infierno -quitando el caso de la salvación universal o apocatástasis de Orígenes, condenada como herética- es muy moderna, y que prácticamente todo lo que se ha escrito desde el principio, empezando por las palabras del mismo Cristo en los Evangelios y siguiendo por doctores de la Iglesia, Papas, santos y teólogos de todos los siglos hasta el pasado, ha ido más bien en la dirección contraria, es decir, hacia la idea de que son pocos los que se salvan.
Entonces, ¿de dónde sale esa idea tan universalizada hoy y que el Papa ha repetido en su reciente comparecencia ante las cámaras de la televisión italiana? El principal responsable de esa ‘esperanza’ corresponde a uno de los más prestigiosos teólogos católicos del siglo XX, el suizo Hans Urs von Balthasar , aunque él siempre ha negado haberlo dicho nunca. Toda la «culpa» de una conferencia sobre el pensamiento de Adrienne von Speyr . Aquí se creó un verdadero malentendido, ya que Von Balthasar se limitó a afirmar que esperar la salvación eterna de todos los hombres no es contrario a la fe.
Baltasar, en ¿Nos atrevemos a esperar «que todos los hombres se salven»? afirmó que no había certeza de que alguien en concreto estuviera en el infierno. Constató que «la Iglesia… nunca ha dicho nada sobre la condenación de ningún individuo. Ni siquiera sobre la de Judas», mientras que sí se ha pronunciado, en cada canonización, que hay personas concretas, con nombres y apellidos, en el Cielo. Así, afirmó, todo cristiano tiene la «obligación» de esperar que todos los hombres se salven, incluido Judas.
La ‘esperanza’ del Papa, por lo demás, tiene un efecto devastador sobre la evangelización y la mera pervivencia de la Iglesia Católica. Si el fin irremediable de cada hombre es el Cielo, es el encuentro beatífico con Cristo, ¿qué sentido tiene la Iglesia? Cualquier religión, e incluso ninguna religión en absoluto, va a llevarnos a la misma meta.
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Posiblemente al santo Padre se le pasó decir en la entrevista que es su opinión,
no dogama de fe, que los únicos que sí están en el infierno son los que se oponen al calentamiento global junto con los sacersotes que usan roquetes con bordados y sotanas hechas en sastrerías romanas.
Esteban, ni es santo ni es padre, es un impostor de la solla Pwtrina y un impostor y lo que este ser diga nos trae al pairo: no habla verdad.
Una predestinación positiva absoluta y temeraria en la que la libertad humana es una caricatura que Dios no se toma en serio.
Eso no es misericordia.
Von Baltashar incurrió en h e
r e j í a en esa conferencia, pues contrariamente a lo dicho por él, «esperar la salvacion eterna de todos los hombres» es contrario a la fe.
Cristo anunció que muchos se condenarán, y lo podemos leer en muchas citas del Evangelio, como por ejemplo cuando afirmó: «Estrecha es la puerta de la salvación y pocos entran por ella.»
(Mt 7,14)
Von Balthasar es el teólogo de cabecera de la neoconia, me he hartado de verlo referido por Ratzinger, iesu communio y tropa similar, fue el que catalputo Medjugirge porque encajaba muy bien en su teología también ecumaniaca, para olvidar
«Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición, y son MUCHOS los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la Vida, y qué POCOS son los que la encuentran!».
Y en Lucas 21, 33 leemos «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Por favor no hagamos creer a la gente que el infierno puede estar vacio porque Dios nos pedirá cuentas de nuestras palabras.
¿Que se salven incluso los que no quieren? ¿Y dónde queda la libertad?
Creo recordar que Von Balthasar fue uno de los teólogos que más admiraba el Papa Benedicto XVI.
Cristo vino a salvar, creo que no es difícil creer que Dios quiere que todos los hombres se salva, pero en su Omnisciencia sabe que no todos se salvarán.
Por otro lado la Iglesia nunca ha condenado a nadie al infierno; la Iglesia no condena. Es Sacramento universal de salvación. Por lo tanto no puede saber quién está condenado.
Nominalmente no puede; ni falta que hace: nos fiamos de la Palabra de Dios, que así nos lo ha revelado. Lo que tampoco ha hecho nunca la Iglesia es decir que nos vamos a ir al cielo «todos, todos, todos», porque es mentira. Al contrario: a algunos les convendría leer el dogma de fe definido «ex cathedra» por S. S. Eugenio IV en el Concilio Ecuménico de Florencia (inderogable):
«Las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual, o sólo el original, descienden inmediatamente al infierno para ser castigadas con penas desiguales».
«La sacrosanta Iglesia romana… cree firmemente, confiesa y predica que ninguno que esté fuera de la Iglesia católica, no sólo pagano, sino aun judío o hereje o cismático, podrá alcanzar la vida eterna; por el contrario, que irán al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que antes de morir sean agregados a ella. Y tan importante es la unidad del cuerpo de la Iglesia, que…
…sólo los que permanecen en ella les aprovechan los sacramentos de la Iglesia para vida eterna. Y que sólo a ellos les proporcionan frutos de vida eterna los ayunos, las limosnas y las restantes obras de piedad y los ejercicios de la ascética cristiana. Y que por muchas limosnas que haga, aunque derrame su sangre por Cristo, nadie puede salvarse si no permaneciere en el seno y en la unidad de la Iglesia católica».
Catholicvs, ninguno de nosotros sabemos que nos vamos a salvar, por lo tanto, ni siquiera, el Papa Francisco ha dicho que nos vamos a salvar «todos, todos, todos».
Lo único que ha dicho, es que en la Iglesia cabemos «todos, todos, todos» lo cual no deja de ser verdad, ya que cualquier pecador coge en la Iglesia católica.
«ni siquiera, el Papa Francisco ha dicho que nos vamos a salvar ‘todos, todos, todos’.»
26 de noviembre de 2014, Francisco, durante la Audiencia General (puede verse en vídeo también y escuchárselo decir de su propia boca):
«¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo. Todos nosotros nos encontraremos allí. Todos, todos, allí, todos».
…firmes sobre cuestiones de fe, posteriormente han sido mafiosos por la peña Iglesia pata darles una interpretación auténtica. Solo la Iglesia es depositaria de la fe y está legitimada para hacer su interpretación. Lo contrario sería caer en un yo-pienso-de-que y en un posible yo-no-me-apeo-del-burro similar al que a Luteri, con muy buena voluntad, le llevó a quedarse fuera de la Iglesia.
Aquí dejo un ejemplo, muy bien resumido con rigor en Wikipedia que, en ocasiones, sí que pueden encontrar entradas bien fundamentadas: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Extra_Ecclesiam_nulla_salus
Todo lo dicho hasta ahora no se identifica con pensar que, entonces, todo lo que dice cualquier pastor, por ser pastor de la Iglesia, única intérprete legítima del depósito de la fe, es una interpretación legítima de la fe. De ahí que quepa advertir a los pastores posibles errores de interpretación que, por ser humanos, es algo en lo quotes todos podemos caer, como ya hizo Pablo con Pedro.
«…rigor en Wikipedia»
Eso es un oxímoron.
«…similar al que a Luteri, con muy buena voluntad, le llevó a quedarse fuera de la Iglesia»
Eso está pasando exactamente en las altas esferas vaticanas (donde creen, erróneamente, que Lutero fue un «testigo del evangelio»): que se están quedando fuera de la Iglesia, aunque ocupen sus edificios (o anexos de lujo próximos a los habituales).
El autor del articulo afirma el efecto «devastador» para la evangelización y para la supervivencia de la Iglesia el desear y esperar que no haya infierno, como si hubiera necesidad de condenados al infierno para ser creyentes… No se si el autor conoce un hermoso soneto de la más pura tradición católica (incorporado a la liturgia de las horas):
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
La Fe y la Esperanza del creyente,están enmarcadas en las realidades del Cielo/Vida Eterna e Infierno /condenación eterna.No puedo ser salvado,si no tengo conciencia de pecado,y de la necesidad de ser sacado del pecado que me esclaviza,eso también supone una conciencia de transgresión de la ley,y lleva a arrepentimiento,por la ofensa a Dios y por el temor de haberle ofendido.La Esperanza es lo que permite levantarse y ser salvado por Dios,y empezar de nuevo.Por amor a Dios y los hermanos es bueno desear esto a todos los demás,que conozcan la Salvación.
«..el efecto «devastador» para la evangelización y para la supervivencia de la Iglesia el desear y esperar que no haya infierno, como si hubiera necesidad de condenados al infierno para ser creyentes…»
Siendo dogma de fe, y habiendo asegurado el mismo Cristo que se van a condenar muchos (más de los que se van a salvar), parece que sí hay necesidad de creérselo. Más que nada, porque no creerlo manda al negador al infierno, como a cualquiera que niega un dogma.
Y, desde luego, echa por tierra la evangelización (y toda la economía de la salvación, desde la Encarnación a la Redención): si nadie va al infierno, cometan los pecados que cometan, y todos se salvan (aun con pecado original, pese al dogma), ¿cuál es la necesidad de predicarles el Evangelio para que se conviertan, si van a salvarse igualmente con sus creencias falsas?
Bonito soneto para un católico; pero en el mundo hay más no católicos. Y fuera la Iglesia no hay salvación.