El arzobispo y ex secretario particular de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein, fue el encargado de celebrar el domingo día 31 de diciembre la misa en memoria de Benedicto XVI en el primer aniversario de su muerte.
Gänswein comenzó la homilía con las palabras pronunciadas por el propio Benedicto: «lleno de asombro, hace un año, en su última Navidad en esta tierra, celebrada con espíritu de profunda fe, de íntima alegría y de oración confiada: ‘Navidad, la más ¡hermoso día del año!'», para continuar con una reflexión, en la fiesta de hoy de la Sagrada Familia, sobre la presencia de la oración, a partir de algunas palabras del Papa emérito. Una dimensión, la oración, que Gänswein afirma, «fuertemente caracterizó» su vida cotidiana. Benedicto XVI, en la subida de Jesús, José y María al templo, vio «una expresión de su oración al Señor, que ya ven y contemplan en su hijo Jesús».
En una catequesis celebrada el 28 de diciembre de 2011, Benedicto XVI se centró en la mirada contemplativa de María: “La mirada de su corazón – afirmó – está ya concentrada en Él en el momento de la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses siguientes siente progresivamente su presencia, hasta el día del nacimiento, cuando sus ojos pueden mirar con ternura maternal el rostro de su hijo, mientras lo envuelve en pañales y lo coloca en el pesebre. Los recuerdos de Jesús, grabados en su mente y en su corazón, marcaron cada momento de la existencia de María».
La Madre de Jesús se convierte en modelo para todo creyente y para la Iglesia. Monseñor Gänswein comenta: «Vivir en profunda comunión con Jesús, como María, poder contagiar el corazón de los hermanos y hermanas: ésta es una dimensión fundamental de una Iglesia atractiva y misionera».
San José, modelo para Benedicto XVI
Pero ¿qué fue la oración para Benedicto? «Sobre todo en los últimos años de su vida – recuerda el arzobispo – se destacó por su creciente intensidad e interioridad. Esto se reflejó también en su actitud y en su rostro: se convirtió cada vez más en la contemplación del único Señor que, en el fuerza del Espíritu Santo, sigue guiando a su Iglesia». Para Ratzinger, la primera persona que compartió la experiencia de oración de María fue San José, cuyo nombre llevaba. «Benedicto XVI también trató de imitar a su Patrono – subraya monseñor Gänswein – sobre todo con su profundo amor a Jesús y a María y con su fidelidad a una vida cotidiana marcada por la oración y el trabajo. Para él el corazón de cada día era la Eucaristía, fuente de luz, fuerza y consuelo… (…) La relación íntima con el Señor se reflejaba luego en las relaciones con las personas que lo rodeaban».
Agradecidos con Dios por el regalo de la vida del Papa Emérito
Del Papa Benedicto, Gänswein recuerda la cordialidad, la humildad y la sencillez en las relaciones con los demás. Para él, la comunión con Dios y la comunión con los hombres eran inseparables. La Iglesia sigue siendo construida por Jesús Eucaristía, uniendo a los hombres a sí mismo «para construir su gran familia».
Volviendo de nuevo a las palabras de Benedicto XVI, añade: «La Iglesia se revela así, a pesar de todas las debilidades humanas propias de su fisonomía histórica, como una maravillosa creación de amor, hecha para hacer a Cristo cercano a cada hombre y a cada mujer que Realmente quiere conocerlo, hasta el fin de los tiempos.» La Navidad se perpetúa en la Eucaristía, concluye el arzobispo, «en la Eucaristía también nosotros permanecemos unidos a Benedicto XVI, sinceramente agradecidos a Dios por el don de su vida, la riqueza de su magisterio, la profundidad de su teología y el brillante ejemplo de este «obrero sencillo y humilde de la viña del Señor».
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¡¡Cuánto te echamos de menos nuestro amado Benedicto XVI!!
Cumpliste el mandato más sagrado de tu pontificado: confirmaste en la fe a tus hermanos. Te fuiste y nos dejaste huérfanos, ahora estamos como ovejas sin pastor.
Ruega por tus pobres ovejas, para que se nos conceda un pastor conforme al Corazón de Cristo.
Amén, amén, amén
¡Madre mía, cuanto le echamos de menos!
Cuanto echamos de menos la verdad y claridad de su doctrina, sin lío, sin confusión, sin insultos, sin caprichos, sin blasfemias, sin herejías, sin persecuciones, sin odios, sin declaraciones absurdas, abierto a toda la Cristiandad, respetuoso del magisterio y de la tradición.
Es cierto, fue un neo modernista de alto vuelo.
Qué troll tan cansino. Usted sí que es, además de un calumniador, un hereje de bajo vuelo.
Papa Benedicto, siempre vivimos tu amor de padre… ruega por la Iglesia y por tus hijos!
Aunque cometió algunos errores como el de dimitir, SS Benedicto XVI era noble de corazón, afable en el trato, misericordioso en su proceder, y de buena doctrina. Es decir, justo lo contrario que el Papa Francisco.
Oremos para que el Señor nos envíe pronto un Benedicto XVII.
Así mismo es. Pese a errores como ese, SS Benedicto XVI es y será uno de los mejores Papas de toda la historia. ¡Que Dios le tenga en su Gloria!
Todo lo que nos falta hoy.