El cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha pasado de puntillas por la grave situación, política y social que atraviesa España. No olvidemos, que es arzobispo de Barcelona y eso pesa a la hora de elaborar el discurso como máximo representante de los obispos españoles.
En su discurso, Omella ha dedicado un buen espacio a la educación en España. El balance del purpurado español no ha sido positivo y ha puesto el dedo en la aparición de las tecnologías. El arzobispo de Barcelona también ha mostrado su preocupación por el aumento del consumo de pornografía y la educación afectivo-sexual de los jóvenes.
Tampoco han faltado las referencias a la cuestión de los abusos. El arzobispo de Barcelona ha vuelto a ser crítico con los medios que manipularon e hicieron la extrapolación de que hay medio millón de españoles que han sido abusados en el seno de la Iglesia según los resultados de la encuesta de GAD3 para el Defensor del Pueblo. Otras cuestiones como el Sínodo o la inmigración ilegal también han aparecido en el discurso del cardenal, pero vayamos por partes.
Sínodo
El presidente de la CEE, que fue uno de los obispos españoles que participó en la Asamblea sinodal celebrada en Roma, ha remarcado que «el Sínodo, como ha reiterado el papa, no es una asamblea parlamentaria. No hemos razonado en función de mayorías y minorías. Este Sínodo es la invitación a recuperar un modo de ser y de vivir la Iglesia, en el que el objetivo es alcanzar un consenso construido entre todos a partir de la escucha de unos y otros bajo la guía del Espíritu Santo».
A pesar de las críticas de otros cardenales como Müller o del presidente de la Conferencia Episcopal polaca al funcionamiento del Sínodo, Omella destaca que «más que tratar de imponer lo que uno consideraba de antemano, se ha tratado de un ejercicio precioso de escucha espiritual para discernir cuándo y de qué modo nos hablaba el Espíritu a través de cada uno de nosotros».
Educación
El cardenal Omella ha mostrado abiertamente su preocupación por la educación de los jóvenes en España. «Crecen los problemas de disciplina ya en edades tempranas y muchos educadores han perdido autoridad en el aula«, ha puntualizado el arzobispo en su discurso.
Además, ha puesto el dedo en la llaga y ha subrayado que «hoy nuestros niños, adolescentes y jóvenes viven en una sociedad hipersexualizada, enganchada a las redes y con brotes de violencia». «¿Son las pantallas la panacea de la educación o más bien la están perjudicando?», se preguntaba el cardenal.
Juan José Omella ha dejado esta mañana una reflexión magistral. Ha animado a que a los jóvenes hay que «hacerles ver que la auténtica felicidad que ofrece Cristo no es la satisfacción de las apetencias y placeres. Enseñarles que la felicidad es un camino exigente, que implica esfuerzo y renuncias, pero que colma nuestro corazón de vida y de sentido. No podemos engañarles con sucedáneos. La felicidad en mayúsculas pasa por el amor y no por la pornografía, por el servicio y no por el esperar a que lo hagan los demás, por la entrega y no por el vivir para uno mismo, por la amistad sincera y no por el utilizar a las personas para mi bien, por buscar el bien del otro y no por excluir al que no piensa como yo, por cuidar del más frágil en lugar de burlarse de él (bullying) o dejarlo solo para que se muera de pena, por descubrir la verdadera vocación y no por elegir en función del dinero. Enseñarles que uno no puede ser feliz al margen del otro. Que mi felicidad crece en la medida que avanza la de los que me rodean».
La cuestión afectivo-sexual
Omella ha señalado que «tenemos un inmenso reto con la educación afectiva y sexual de los niños, adolescentes y jóvenes». «Ante el incremento de los embarazos no deseados, del número de conductas sexuales inapropiadas y agresiones entre menores en colegios e institutos, así como la adicción y el acceso a la pornografía cada vez a una edad más infantil, parece evidente que nuestro país no ha acertado en el modelo educativo en materia afectivo-sexual», ha advertido el cardenal.
En este sentido, el cardenal Omella ha defendido que «la Iglesia apuesta por una educación afectivo-sexual que enseñe que la sexualidad es bella —y no violenta— pero que necesita cumplir unas condiciones para que edifique a la persona y no la destruya. Es necesario enseñar a vivir todo con responsabilidad, también la sexualidad».
«La unión sexual entre un hombre y una mujer es un acto que puede ser fuente de una nueva vida y, por lo tanto, es necesario educar a los jóvenes a actuar por amor y teniendo en cuenta si pueden o no asumir la responsabilidad de sus actos, esto es, de si pueden o no acoger dignamente a un bebé», ah remarcado Omella.
El arzobispo de Barcelona ha hecho hincapié en que «educar en la responsabilidad es saber decir no a tener una relación si no se puede acoger la vida que podría llegar. Educar en la responsabilidad sexual no es el aborto, sino presentar la bellísima relación que tienen la sexualidad, el amor y la vida» En este apartado, el cardenal ha perdido una oportunidad de oro para haber explicado mejor el mensaje de la Iglesia en moral sexual, justo en un momento que tanto se ataca incluso dentro de la Iglesia. Omella no ha querido recordar el mensaje de castidad, bonito y alegre, que propone la Iglesia a los jóvenes en su noviazgo para entregarse por completo en el matrimonio.
Informe del Defensor del Pueblo
Omella ha entrado de lleno a criticar algunos elementos del informe del Defensor del Pueblo y la cobertura mediática que se le dio aquellos días.
El presidente del episcopado español, ha afirmado que «nos sentimos obligados a manifestar el dolor y el malestar que hemos sufrido ante la difamación pública causada por una intencionada y errónea extrapolación, realizada por algunos medios de comunicación, a partir de un dato de una encuesta llevada a cabo por la firma GAD3 y publicada en el Informe del Defensor del Pueblo».
Omella ha sido contundente y ha expresado la «intensa decepción» de los obispos «por la citada extrapolación y por la dudosa fiabilidad de los resultados presentados de dicha encuesta«. «Dicha infundada e intencionada extrapolación condujo a algunos medios de comunicación a la exorbitante afirmación de que en España hay casi medio millón de abusados por ministros ordenados y consagrados de la Iglesia; cuando lo único cierto y contrastado es que el Defensor del Pueblo ha recogido 373 testimonios que se refieren a 487 víctimas», recalca el cardenal.
«¿Qué finalidad hay detrás de este disparate?», se preguntaba Omella quien acto seguido afirmaba que «es especialmente preocupante para nosotros que esto haya generado una imagen perjudicial de nuestra misión en general».
El arzobispo de Barcelona ha calificado de «injusto» que se les atribuya el mal causado por una minoría. Omella ha confirmado que han revisado la información sobre la referida encuesta que aporta el Defensor del Pueblo en su informe y les «resulta imposible confiar en la veracidad y fiabilidad de tales resultados«.
Omella pide regularizar inmigrantes ilegales
En el apartado de «ámbitos o prioridades sobre las que trabajar para avanzar hacia un futuro con más esperanza», el cardenal Omella pide abordar con urgencia la cuestión de la precariedad laboral; consolidar y desarrollar un sistema de garantía de ingresos mínimos o garantizar el acceso a una vivienda digna.
Llama la atención que otra de las prioridades que tiene el cardenal Omella es la de «avanzar en la regularización de las personas migrantes» ya que según él, «ello tendría efectos positivos, tanto económicos, como de una mayor y mejor integración social».
En este apartado, a pesar de ser arzobispo de Barcelona demuestra desconocer la realidad, no solo nacional sino de su propia archidiócesis. A pesar de la invasión migratoria que padece España por tierra y mar, el cardenal Omella se apunta a lanzar mensajes buenistas que fomentan el efecto llamada. Quizá el cardenal debería saber que en estos momentos, en Cataluña, ya hay más población reclusa extranjera que española.
Puede leer aquí el discurso completo del cardenal Omella.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Un discurso lamentable que pasa de largo ante la imposición de la anticatólica Agenda 2030, que no entra en detalle con el grave pecado de la ideología de género, que no se compromete contra el aborto (sólo lo cita de pasada), que no defiende la unidad de España, que fomenta la invasión musulmana inmigratoria, etc.
Omella es un calco de Francisco. A cual peor.
Y sobre los abusos, sólo faltaría que no criticara las falsedades de GAD 3, pero las palabras del obispo carecen de credibilidad, cuando él apoyó que se contratara a Cremades para hacer una auditoría, con lo que Omella fomenta la difamación contra la Iglesia, y desoye la enseñanza de la Biblia que prohibe llevar a nuestros hermanos ante tribunales paganos (1 Cor 6, 1-11)
Otra vez con la falta de responsabilidad civil de los dirigentes eclesiásticos?, una especie de impunidad?
¿Responsabilidad civil? ¿inmunidad? ¿Sobre qué? Responde usted civilmente, a título personal, de lo que le dé la gana.
Responde = Responda.
Gracias Catholicvs.
Esta mañana, día 21, ha estado el tal Michavilla de GAD3 en la Cope con Herrera. Sólo le he escuchado al final de la entrevista y ha comentado que el porcentaje de abusos en a Iglesia, no llegaba al 1%, con lo que esos 4 cientos y pico mil abusados que dice el come niños Gabilondo, es falso. Habría que investigar de cuantos abusó él, cuando estuvo de sacerdote.
Hay que escuchar la entrevista de nuevo
Para proponer vivir la castidad, es preciso educar no en valores, sino en virtudes. Debe recuperarse la visión clásica de la educación: loa antiguos griegos y Roma lo tenían claro. Nuestra sistema educativo, impuesto por los poderes públicos, sólo tienen una misión: antes, pan y circo, hoy, hedonismo y placer. Hay que ser beligerante con las leyes educativas, que están hundiendo la educación católica. El mantenimiento de los conciertos educativos o la financiación de la Iglesia no justifican esta «contemporización»: lo que se dice se dice en voz baja, no sea que molestemos, y mientras tanto las iglesias vacías y las vocaciones sacerdotales al mínimo. Pero saldremos.
Estaba claro. En definitiva, no hubo un posicionamiento claro ante la situación actual de España. Asimismo hicieron los obispos ante la profanación de la tumba de quien salvó a la Iglesia de una masacre sin precedentes.
¡Cobardía total!
El titular debería ser la locura de esa de regularizar a los invasores ilegales… más destrucción y degradación de España, más pobreza, más islamismo, más inseguridad, más votos para la izquierda corrupta y totalitaria ¿Eso es lo que quiere? Es decadencia bergogliana, Agenda 2030 en vena, es que no hay nadie que valga ya en la jerarquía eclesiástica…
¡Cuántas vueltas para ocultar de la raíz de estos males que está en los partidos políticos que defienden estos males! ¡Pobres!
No son sucesores de los apóstoles. Son políticos. Gente sin imaginación, sin más objetivo que «quedar bien», que no los critiquen los poderosos. Incapaces de dar ninguna batalla. Flojos. Acomodados. Pequeñitos. Viejos. Más que sucesores de los apóstoles parecen caricaturas de ellos. Una pena.
Recemos por ellos y por el Papa, que es el que más lo necesita.
La democracia liberal y la cultura política que tenemos en España han permitido que leyes inicuas como la del aborto, eutanasia, gaymonio, LGBTI+ terminen por asentarse en una sociedad adormecida, que vive en una cultura prácticamente ya pagana. No veo preocupación por nada de eso en el discurso de Omella. Ningún aldabonazo en la conciencia de los españoles. Silencio sobre lo esencial