Los obispos ingleses han pedido cambios en la legislación para poner en manos de los padres las decisiones de vida o muerte sobre sus hijos víctimas de enfermedades terminales.
Después de que los jueces británicos dictaminaran que Indi Gregory, de ocho meses, tenía que morir -retirándole el soporte vital contra el deseo de sus padres-, el obispo Patrick McKinney de Nottingham y el obispo auxiliar John Sherrington de Westminster, obispo auxiliar para Asuntos de Vida, han declarado que el caso revela un desequilibrio de poder en la ley existente y exigía cambios. «La batalla legal entre NHS Trust (dependiente del servicio público de salud) y sus padres muestra una vez más la necesidad de darle mayor peso a la voz de los padres en estos casos complejos y sensibles», dijeron.
“Una forma sencilla de empezar a remediar esto sería enmendar la Ley de Salud y Atención de 2022 reintroduciendo la enmienda de la baronesa Ilora Finlay sobre ‘Resolución de disputas en cuidados paliativos infantiles’, formulada después de la muerte de Charlie Gard”, escribieron los obispos.
A Charlie le diagnosticaron síndrome de agotamiento encefalomiopático del ADN mitocondrial, un trastorno poco común que lo dejó con daño cerebral e incapacidad para mover brazos o piernas, y para el cual no existe una cura médica establecida. Sus padres iniciaron una lucha legal para traerlo a Estados Unidos para recibir un tratamiento experimental en 2017, diciendo que “se ha acabado el tiempo” para el niño de 11 meses. Charlie murió en un hospicio el 28 de julio de 2017, después de que le retiraran el soporte vital.
La enmienda propuesta por la baronesa Finlay tenía como objetivo garantizar que tales disputas entre padres y médicos puedan contar con una mediación efectiva.
Los obispos dijeron que continuarán contribuyendo a debates más amplios sobre cuestiones de «cuándo el tratamiento se vuelve desproporcionado con respecto a cualquier posible beneficio y el deber de continuar con la atención básica, incluida la nutrición e hidratación asistidas, para proteger el bien de cada niño».
Indi Gregory sufrió daño cerebral debido a una enfermedad mitocondrial. Sus médicos dijeron que debían retirarle el soporte vital porque no había perspectivas de recuperación.
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