El obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, monseñor Santos Montoya, se une al elenco de obispos españoles que han mostrado su preocupación o malestar con la grave situación que atraviesa España.
Prelados como Jesús Sanz (Oviedo), Luis Argüello (Valladolid), José Ignacio Munilla (Alicante), Santiago Gómez (Huelva) o Casimiro Llorente (Castellón) han alzado la voz públicamente contra las tropelías de los socialistas.
En un escrito publicado en la página web del obispado, Santos Montoya recuerda que «toda persona bien formada sabe que la Iglesia Católica tiene una visión sobre el mundo en el que vivimos, sobre la política, la justicia, la economía, así como sobre otras realidades que articulan nuestra sociedad, para iluminar la orientación de todos estos ámbitos según la buena noticia del Evangelio».
«Corresponde a los fieles laicos participar en estas realidades con el fin de promover iniciativas que favorezcan los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, algunos de los cuales son: la dignidad de la persona humana, la solidaridad, el bien común, la subsidiariedad y la participación», añade el obispo.
Montoya subraya que «estos principios contribuyen a la convivencia fraterna entre los ciudadanos, son cauces de paz, y permiten el desarrollo integral de la persona y de la sociedad».
Es por ello que remarca que «el Estado de Derecho, con la separación de poderes, judicial, legislativo y ejecutivo, es garante de este desarrollo social, y cuenta con el reconocimiento, el respeto y el apoyo de la Iglesia Católica».
Para Santos Montoya, «los acuerdos publicados estos días, a pesar de la falta de trasparencia, han incluido aspectos de gran calado no presentes en los programas electorales, y, por tanto, fuera del alcance de la decisión de los votantes». Se trata de un argumento muy utilizado por Santiago Abascal que en multitud de ocasiones ha tachado este gobierno de «ilegítimo» por engañar a los españoles.
Por otra parte, el obispo de Logroño afirma que el contenido conocido de estos pactos «ha supuesto la reacción enérgica de distintas instancias de nuestra sociedad, que lo han considerado tremendamente grave, como la unanimidad de las asociaciones judiciales (que entienden que se amenaza la separación de poderes), sindicatos de diversos ámbitos, comités de empresa, colegios profesionales, asociaciones empresariales, inspectores de Hacienda, etc».
«Atendiendo a los principios de la Doctrina Social de la Iglesia antes indicados, no podemos dejar de manifestar nuestra preocupación ante estos hechos, ya que, por lo que ha trascendido, se puede ver mermada la solidaridad entre los españoles, la igualdad ante la justicia, el bien común, y la unidad de la nación como un bien moral forjado en nuestra historia, lo que además plantea serios dilemas morales especialmente a los funcionarios públicos», escribe Montoya en clara alusión al papel que deberá jugar el rey Felipe VI en los próximos días.
El obispo se hace eco de las manifestaciones de estos días indican que son la consecuencia «del grado de descontento que estos acuerdos de última hora han provocado». Por último, pide que «las acciones legítimas de los ciudadanos y de los representantes políticos contribuyan a la convivencia que deseamos».
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La historia de España unida a su catolicidad, se remonta a su conversión a la fe iniciada por el proselitismo de Santiago Apóstol alentado por la Virgen del Pilar.
Y en el III Concilio de Toledo del 589, el rey visigodo Recaredo instituyó oficialmente la confesionalidad católica del Reino español.
Durante la invasión musulmana, en Covadonga comenzó la Cruzada que durante ocho siglos combatió para la reconquista de la Hispania cristiana y culminó con los Reyes Católicos y la toma de Granada.
Por eso los católicos debemos implicarnos en la preservación de la unidad de España, reinstaurando el Reinado Social de Cristo, para que, como dijo Pío XI en la Quas Primas “la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos.”
Así pues, la unidad de España es un imperativo moral, y aquello a lo que conduce la amnistía con su espaldarazo al independentismo, es contrario a la ley natural.
Debemos resistir contra la gobernanza mundial que quiere imponer el NOM para expandir ideologías perversas, para lo cual las élites globalistas procuran el debilitamiento de las naciones, dividiéndolas y empobreciéndolas, para así facilitar la inoculación de sus errores a través de la imposición de la Agenda 2030 y otros medios.
Una España unida, grande, poderosa, y católica, puede resistir mejor contra la gobernanza mundial, y contribuir, como ocurrió en el pasado, a expandir la fe católica por el orbe, instaurando el reinado social de Cristo, y combatiendo las ideologías contrarias a Dios.
Ya la solidaridad entre los católicos y la unidad de la Iglesia, ¿quiénes la están poniendo en riesgo? Hay que arreglar primero lo de dentro, si es que tiene arreglo… con tanta división y podredumbre interna. Unos rechazan el CVII, otros rechazan los últimos Papas, otros rechazan solo a Francisco, sedevacantistas antiguos y nuevos, tradicionalistas fanáticos, otros quieren cambiarlo casi todo de la noche a la mañana, hasta sueñan con que el Papa sea una mujer. Progresistas descontrolados, teólogos profundamente heterodoxos, teologías nuevas y extrañas, peleas, rencores, insultos, disputas, discordias, sospechas, abusos, amiguismos, tendencias, modas, fanatismos, egoísmos, y la lista sigue y sigue. Se le llama PODREDUMBRE! Y satanás tan contento.
Un individuo se salva por admitir que su Salvación se la debe a Jesucristo que pagó por sus delitos y por sus buenas obras. El régimen político que exista en un momento dado no sirve para nada. Es la acción individual y la Gracia de Dios. Jesucristo no cambió la situación de opresión del pueblo judío por los romanos. Si yo soy una mala persona con mi suegra, con mis compañeros y no creo en mi debilidad ante Dios, da igual quien gobierne.
Pues es correcto. Tenemos eso sí que mirar urgente y detenidamente hacia dentro a nivel personal y eclesial, desde la fe en el Señor, su Evangelio y buscar la unidad en el Espíritu Santo. Vivir en santidad, sin tanta pelea, división, escándalo y desvíos. Porque estamos mal, muy mal internamente como Iglesia, y seguro que si mejoramos nosotros mismos como miembros individuales, el Cuerpo se va sanando con la gracia de Dios.
Ya, ya. Pero no se puede ser católico y zurdo, por incompatibilidad axiológica. Y ya sabemos que la «podredumbre» reina en todos los demás, pues no son como usted, que es tan bueno y puro (y no como el resto, que son todos viles publicanos).
Bien por D Santos Montoya, que un obispo de una Diócesis pequeña lleve la delantera a otros en puestos más importantes o de más relumbron nos deja a las claras el poco liderazgo que existe hoy en la Iglesia española.
Totalmente de acuerdo con la valoración que monseñor Santos Montoya hace de la gravísima situación política de España.
Pero una España cuyos habitantes a lo largo de la Historia han dado tantas muestras de no dejarse dominar (ni por el invasor musulmán, ni por el francés, ni por el comunista,…) no va a rendirse ahora ante un simple gobernante canalla, destructivo de nuestra nación.
Gracias don Santos por su valentía!! Sus palabras nos reconfortan en medio de ese silencio entre bienqueda y traidor de la CEE, a la espera del ecologeta- supervisor de Omella a la cabeza, amiguete de esos obispos renegados y traidorzuelos de la autodenominada conferencia tarraconense, ¡¡¡vaya hatajo de desagradecidos felones!!!. A ver si hay más obispos que se atreven a recordar una determinación de la misma CEE, a saber: la unidad de España es un bien moral, un valor nacional que dio fecundidad a nuestra historia aglutinado con el catolicismo. Porque España si no es católica no será. Pero de momento la CEE, con alguna reciente excepción, está a otras cosas, como Roma: que si el plástico, que si el cambio climático, que si a vacunarse…, mientras calla y calla ante tanta ignominia de la casta gobernante del partido criminal y sus socios a los que han votado muchos que se dicen creyentes (¿en qué?) y luego se ponen en primera fila en procesiones y romerías. Señor, ampara a España !!!
Aguda reflexión, sin duda. Se colige el deber inexcusable de todo católico español se sumarse a las protestas e impedir que queden irreversiblemente dañados el bien común y el tesoro moral e histórico que es la indisoluble unidad de la Patria común de todos los españoles.
Que cada cual cumpla con su deber. Del resultado de la lid, Dios se encargará.
El gobierno social comunista de España está destruyendo la unidad de España, la está hundiendo económicamente, y la está degenerando espiritual y moralmente.
La única alternativa razonable para los católicos es votar a VOX.