El cardenal Müller sigue criticando el Sínodo por su indefinición, advirtiendo de que existe el peligro de que se pierda de vista lo verdaderamente católico y se deslice hacia la sociología general.
El sínodo podría acabar produciendo un documento parecido a una “propuesta de las Naciones Unidas” en lugar de centrarse en el verdadero propósito de la Iglesia, ha declarado Müller en una entrevista con la agencia alemana DPA. En ella, el exprefecto para la Doctrina de la Fe expresó su preocupación por el hecho de que el sínodo mantenga una visión y unos temas “muy vagos”, con el peligro de que pierda de vista lo verdaderamente católico y se deslice hacia la sociología general.
“Esto podría entonces terminar siendo una propuesta de las Naciones Unidas u otras organizaciones de ese tipo. El verdadero objetivo de la Iglesia no es involucrarse en el debate público como una organización no gubernamental”, dijo Müller a DPA.
El prelado alemán dijo que no esperaba que del Sínodo saliera nada sustancial. «La votación del Sínodo tiene sólo un carácter consultivo, todo el evento es un intercambio de opiniones no vinculante», explicó.
“Al final lo que sucede es que el Papa, en compañía de sus amigos, emite un documento final a su gusto. Y eso es bastante dudoso”.
Müller expresó una sospecha compartida por muchos críticos del Sínodo: él, el ex prefecto ortodoxo de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, fue invitado al Sínodo simplemente como un “conservador simbólico” para evitar que la reunión pareciera demasiado partidista. .
Dijo que estaba “sorprendido” de haber sido invitado a participar en el Sínodo porque “no pertenezco al círculo preferido de amigos del Papa”.
“Pero tal vez motivos bastante diferentes influyeron en el liderazgo del sínodo”, dijo. «Quizás querían evitar la impresión de unilateralidad».
El obispo alemán criticó además la decisión de celebrar el debate del Sínodo en secreto, lo que “aparentemente sirve al propósito de conservar la soberanía interpretativa”.
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El Papa ha orquestado un sínodo a su gusto, que quiere que sirva de pretexto para apoyar sus cambios, a favor de la ideología del nuevo orden mundial, del que Francisco es uno de sus grandes promotores, pues como se ve en el panfleto Laudate Deum, Francisco está fomentando la gobernanza mundial contra la soberanía nacional, y la Agenda 2030 con el gran reinicio, aborto, ideología de género, etc.
El Sínodo y el NOM van de la mano.
Francisco es un servidor de la ONU, la Agenda 2030 y cuantas iniciativas emprenden las élites globalistas.