Los armenios sufrieron uno de los genocidios más terribles de la historia, han sido durante siglos un pueblo sin patria y ahora mismo están seriamente amenazados por un país musulmán, Azerbaiyán. Y nadie en el mundo cristiano parece tenerles en cuenta. Por eso el cardenal norteamericano Raymond Burke ha hecho desde su página en Internet una petición de oraciones por este pueblo cristiano nuevamente amenazado.
Por su interés, reproducimos íntegra la carta del cardenal Burke en la que nos pide a los cristianos de todo el mundo que recemos por el pueblo armenio, el primero en hacer oficial en su reino la fe cristiana, nuevamente amenazado con la aniquilación.
En la fiesta de la decapitación de San Juan Bautista, después de haber celebrado hace unos días la fiesta del apóstol San Bartolomé (24 de agosto) que, junto con San Judas Tadeo, llevó a Cristo a Armenia en el primer siglo cristiano, mi mente se vuelve a Su Santidad el Papa Benedicto XV y a sus incansables esfuerzos por acudir en ayuda del pueblo armenio mientras se desataba sobre él el horror del genocidio al comienzo de la Primera Guerra Mundial. En su discurso con motivo del Consistorio para la Creación de Cardenales de la Santa Iglesia Romana, el 6 de diciembre de 1915, reflexionó sobre el estado sobremanera turbulento del mundo en aquel momento. Haciendo especial referencia al pueblo armenio, declaró: «El muy digno de compasión pueblo armenio está próximo a la aniquilación». [«miserrima Armeniorum gens prope ad interitum adducitur»] (Acta Apostolicae Sedis VII, p.510).
Nuestros hermanos y hermanas armenios saben bien lo que es ser masacrados por su fe, su historia, su modo de vida impregnado de alegría cristiana. Saben lo que es llevar la cruz con Nuestro Señor, ser perseguidos y detenidos bajo falsas acusaciones, marchar por el desierto sin comida ni agua, ser masacrados. Suyo es el honor de ser cristiano desde los tiempos de los Apóstoles Bartolomé y Judas Tadeo. En su incesante amor a Cristo, han derramado su sangre en testimonio de la verdad de la fe apostólica.
Ahora, están nuevamente acosados. Desde diciembre de 2022, los 120.000 armenios de Nagorno Karabaj (o Artsaj, como llaman a su antigua patria) están bajo asedio. Ya no tienen gas para obtener energía. No tienen medios de transporte públicos ni privados. Sus agricultores son asaltados a punta de pistola y no pueden recoger sus cosechas. Los alimentos escasean peligrosamente.
Los tribunales han denunciado el asedio. Los gobiernos han denunciado el asedio. Pero, hasta ahora, nadie ha acudido al lado de las víctimas de esta gravísima injusticia para aliviar su hambre y su sed.
La voz de Nuestro Señor resuena claramente en nuestros oídos: «cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). Sus palabras deben permanecer siempre en nuestro corazón que, como nos recuerda San Agustín, estará inquieto hasta que no descanse en su Sacratísimo Corazón. No hay lugar para el silencio y la inacción ante la cruel persecución, más aún, la aniquilación de nuestros hermanos y hermanas armenios.
Demos voz pública a lo que Nuestro Señor inspira en nuestros corazones en favor de nuestros hermanos y hermanas armenios, para que todos lo oigan. Elevemos a Nuestro Señor fervientes e incesantes oraciones por el pueblo armenio. Acudamos también a su lado. Llevémosles comida y bebida.
Espero peregrinar algún día al corredor de Lachin. Es un lugar armenio muy antiguo en el que se veneran los huesos del apóstol Judas Tadeo que, con san Bartolomé, predicó por primera vez el Evangelio en Armenia. Peregrinemos todos, al menos con nuestras oraciones diarias, para celebrar con alegría la presencia viva de Nuestro Señor entre sus hermanos y hermanas de Armenia.
El Evangelio nos declara: «La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han vencido» (Jn 1, 5). Con los santos Bartolomé y Judas Tadeo, pongámonos junto a la Luz que es Cristo, el Rey del Cielo y de la Tierra, el Rey de la Paz, en favor de sus fieles de Armenia, nuestros hermanos y hermanas sometidos a tan terribles sufrimientos.
Por favor, uníos a mí en la oración y en la acción al lado del pueblo armenio.
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El cardenal Burke es un pastor del Corazón de Cristo.
Exactamente, dan ganas de obedecerlo de seguirlo hacía Cristo. Oremos por el pueblo armenio 🙏🙏🙏
Armenia queda desprotegida después de asumió un gobierno occidental y anti ruso. Azerbaiyán vió la oportunidad y atacó y Occidente no hizo nada. Si no hubiera sido por Rusia la habrían sacado aún peor.
Recemos por el pueblo armenio.
Elohi, Elohi, Lama Sabactani.
Armenia es la gran perdedora de la coyuntura geopolítica actual. El país de Ararat necesita a Rusia como protectora,, pero ésta, debido a sus intereses estratégicos, necesita a Azerbayán. Los armenios no pueden dirigirse a la OTAN, pues allí está Turquía, la genocida de su pueblo a principios del siglo XX, la que, por otra parte, también vetaría ese ingreso en el club Atlántico. Conclusión: no tiene a nadie. Acosada por los azeríes islamistas, siempre temiendo a los turcos musulmanes y abandonada por Rusia, la montañosa Armenia ya sólo espera en Dios su ayuda. Hace bien monseñor Burke en pedir oraciones a los cristianos, pues nuestros hermanos armenios ya no tienen otro recurso. Padrenuestro, Ave María y Gloria por Armenia.