Hablemos del Papa Luna

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DIARIO DE UNA FILOTEA

29 julio 2023

Se conmemora este año la efeméride del VI centenario del traspaso del ¿anti? Papa Benedicto XIII (1423-2023).

Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, hijo segundo de uno de los ocho linajes más poderosos de Aragón, nació en Illueca, Zaragoza, entre 1328 y 1342. Dedicado a la carrera eclesiástica desde muy joven, habiendo recibido el diaconado, fue un sólido jurista formado y docente en la universidad de Montpellier. En 1375 fue creado cardenal; participó en el cónclave de 1378 en que salió elegido Urbano VI en Roma y, meses después, declarando la mayoría de los cardenales la invalidez de ese cónclave, participó en la elección de Clemente VII en Aviñón con la que comenzó el Cisma de Occidente. En 1394, el mismo Pedro Martínez de Luna fue elegido papa en Aviñón, tomando el nombre de Benedicto XIII.

Es de todos sabido que la historia continúa con la Iglesia intentando cerrar el terrible Cisma y volver a la unidad, lo cual sucedió tras la convocatoria del Concilio de Constanza (1414) y la elección de Martín V (1417). Al negarse Benedicto XIII a renunciar al papado, fue finalmente declarado hereje y excomulgado. Trescientos años después, otro pontífice que eligió el nombre de Benedicto recibió el ordinario XIII, mientras que don Pedro de Luna pasó a ser recordado ya como “antipapa”. Pero, ¿es tan sencillo? ¿Fue solamente una cuestión de tozudez del Papa Luna lo que le impidió renunciar, como buen aragonés? ¿Importa algo ya este tema después de 600 años?

El Dr. Vicente Ángel Álvarez Palenzuela, Catedrático de Historia Medieval y gran conocedor del Cisma de Occidente, reflexiona al hilo de esta efeméride sobre cómo los fenómenos que estudian los historiadores superan en tanto nuestro tiempo de vida en la carne mortal que es difícil hacerse idea de la situación en términos globales; y esto es, al fin, lo mismo que nos ocurre a los creyentes. Por eso nos parece importante hablar del Papa Luna seiscientos años después de su traspaso: porque consideramos justo aportar un granito de arena a la restitución de su memoria como hombre de Dios, enamorado de Cristo y de su Iglesia, y porque podemos extraer de alguna manera de este tema una dolorosa reflexión sobre la situación de la Iglesia hoy. Sobre la primera cuestión, al aproximarnos a la figura de Benedicto XIII, es evidente la constatación de que el Papa Luna fue celosamente ortodoxo en su doctrina. El Dr. Álvarez Palenzuela afirma a este respecto que la palabra “cisma” no sería la correcta para nombrar a esta división en la Iglesia entre 1378 y 1417, porque no se produjo ninguna ruptura en la doctrina ni la moral de la Iglesia; sino que fue una cuestión de obediencias, de legitimidad del papa, de si la elección de Urbano VI en 1378 fue válida o no y, por tanto, si fueron o no papas legítimos Clemente VII y Benedicto XIII. Es un tema de gran importancia para la Iglesia, puesto que, si consideramos la ortodoxia doctrinal de Benedicto XIII, no debiera ser un gran problema la restitución de su memoria; pero restaurar su figura como pontífice implica entrar en la cuestión de la primacía y las obediencias, la cuestión de que el papa sólo puede ser uno y, por tanto, implicaría la deslegitimación de los papas de Roma durante el cisma, pues está en juego la única cabeza de la Iglesia, que no puede ser bicéfala. Tal vez por eso la Santa Sede ignora repetidamente las peticiones de restitución de la figura del papa Luna. Pero es importante profundizar en este espinoso tema. Porque el Papa Luna no fue un “tozudo aragonés”; no es justo quedarse con esa falaz simplificación. Experto canonista, Benedicto XIII defendió contra todos, apoyado en las palabras de nuestro Señor a Pedro (Mt 16, 13-20) su legitimidad como único papa de la Iglesia. Y por eso no renunció. Debió ser una presión insoportable, pero es además un testimonio de total entrega a Dios y de recta conciencia: sólo Dios podía juzgarle, dijera lo que dijera la jerarquía eclesial, las estructuras políticas del tiempo y la historia… Para conocer más esta época, las circunstancias y la figura del Papa Luna les recomendamos si no han leído aún los escritos del P. Custodio Ballester, gran conocedor de la postura del Papa Luna desde la perspectiva del derecho canónico, https://germinansgerminabit.blogspot.com/2023/03/el-papa-luna-y-el-600-aniversario-de-su.html 

Pero hemos hablado de un segundo tema, que son las reflexiones que, al respecto del Cisma de Occidente, podemos realizar sobre la situación de la Iglesia hoy. En su novela histórica sobre el Papa Luna, Jesús Maeso afirma que el cisma fue “la más dramática crisis padecida por la Iglesia en su milenaria existencia”. Imaginemos a los creyentes; imaginémonos a nosotros mismos en aquella situación: ¡qué doloroso! Dos papas simultáneamente. ¿A quién obedecer? Además, durante casi 50 años; toda una vida. Por otra parte, la cuestión de la obediencia no era tan fácil; no era una cuestión personal. Los reinos se posicionaban; unos monjes en Castilla, pongamos por caso, en 1400, no podían pertenecer a la obediencia de Urbano VI, puesto que el reino de Castilla era obediente a Aviñón… Sólo unas ideas, para reflexionar cómo lo habríamos vivido. Es historia-ficción, tal vez, pero hasta qué punto nos importa la Verdad de Cristo de la que es portadora la Iglesia en una situación de división tal. 

A partir de lo dicho, vamos a hacer una reflexión dolorosa y que tal vez a muchos les parezca fuera de lugar e incluso irrelevante o falsa, pero que a nosotras nos parece evidente, terrible y fundamental, puesto que extra Ecclesiam nulla salus. Maeso considera en su novela que el Cisma es “la más dramática crisis padecida por la Iglesia en su milenaria existencia”: una Iglesia y dos papas; ¿a cuál obedecer? Dos obediencias a partir de la consideración de la legitimidad en la elección y el ejercicio del Pontífice, pero, no lo olvidemos, una misma, única, doctrina y misma moral. Pues bien, Wanderer, en un escalofriante artículo del lunes 24 de julio, al que llegamos gracias a la mención de La Cigüeña en este portal, planteaba la existencia en la actualidad de dos iglesias y un papa, https://caminante-wanderer.blogspot.com/2023/07/las-dos-iglesias.html . Viene a decir que existe un mundo católico, mayoritario, donde todo se ve de color de rosa, porque Dios es bueno, Jesucristo nos ama, etc., y un muy minoritario mundo católico que advierte que la Iglesia ha tomado desde hace algunas décadas una deriva catastrófica que está cada vez más acelerada y que supone, de facto, la existencia de una Iglesia diferente de la bimilenaria Iglesia Católica Apostólica Romana coexistiendo con ésta. No empecemos, por favor, a atacarnos e insultarnos. Consideremos esta cuestión todo lo desapasionadamente que podamos. No se trata de pensar que en uno u otro grupo hay personas con “mala fe”, mala voluntad. Se trata de ver, no ver, o no querer ver lo que ocurre. En gran parte, por lo que afirmaba el Dr. Álvarez Palenzuela al respecto de los tiempos en la historia y en la Iglesia: tratamos temas que sobrepasan nuestro tiempo de vida en esta tierra; la mayoría de nosotros solamente hemos vivido la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Entonces, ¿por qué, para qué pensar en lo que ocurría antes? También están, cada vez menos, por cuestiones de edad, quienes vivieron el Concilio y sus cambios. Según Wanderer, este grupo de católicos, “seguramente el mayoritario, no ve porque no puede verlo, ya que no tiene capacidad para hacerlo. Son aquellos a quienes inadvertidamente les cambiaron la Iglesia” y a quienes, en general, parece la cosa más normal que la Iglesia se adapte continuamente “a las ondulantes modas y exigencias del mundo. Son aquellos que se sienten cómodos en las misas transformadas en shows de guitarras y bombos, en las que la Eucaristía no es más que el pan compartido de la comunidad y en parroquias donde en la catequesis se dejó de enseñar las verdades de la fe para entrenar a los niños en ser buenos hermanos de todos los hombres”. Es decir, son los “católicos que viven en la Iglesia que se fundó en el Concilio Vaticano II”.

Pero ¿estamos ante una situación tan grave? ¿Podemos hablar de dos iglesias coexistentes? Al respecto, John Senior consideraba en el capítulo cinco de sus “Ensayos finales” ya a finales de los años 1960 que el cambio en la liturgia, la moral, el breviario, las traducciones, las vestiduras litúrgicas, la arquitectura, la música manifiestan que de lo que se trató fue de un ataque minuciosamente orquestado sobre la doctrina y práctica católicas. Una reseña de este capítulo fue publicada en el periódico The Remnant en 2016 para destacar su impresionante actualidad. Merece la pena leerlo: https://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/2557-recalling-why-they-resisted-dr-john-senior-s-classic-the-glass-confessional).

En fin, es también lo que está ocurriendo con la JMJ 2023 en Lisboa y la agenda 2030, la intención de no hacer proselitismo (no evangelizar), sino convivir fraternalmente en la diversidad. Y jóvenes creyentes de buena fe asistiendo alegremente, pastoreados por buenos sacerdotes…

MISERERE NOBIS DOMINE

  

Filotea 

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Comentarios
8 comentarios en “Hablemos del Papa Luna
  1. Con este artículo abren muchos temas de debate.

    Solo quisiera decir que como bien dice el artículo este antipapa era ORTODOXO, no oso tocar el depósito de la fe.

    Tb que en esos tiempos la información era lenta, no como hoy. Cincuenta años parecen muchos, pero el mundo giraba más lento.

    Los que deberían hablar, lo hacia con audacia y sin escamotearse. En la Iglesia actual se ha instaurado una conducta reprochable:nada se corrige, y se deja hacer. Todo ello en detrimento de la verdad.

    Es decir, en un período de 50 años en el siglo del Papa Luna los cambios eran mínimos, no son los años del siglo XX o los de la época actual. Hay inmediatez, movilidad y mucho cambio de ideas, mucha información.
    Las cabezas tienen que procesar, asimilar y analizar las cosas mucho más rápidamente. En un entorno donde la «vida es rosa». Esto lo digo en descargo de esa parte de la Iglesia, que vive de espaldas a la realidad.

    1. ¿A quien obedecer? A Cristo, siempre. Y a sus apóstoles, si son fieles a Cristo.
      Porque hay que obedecer antes a Dios que a los hombres.

      1. Eso está claro. El problema es que existe mucha distorsión de las verdades de fe.Falta formación doctrinal y sobra «pastoral», que está vacía de contenidos.Activismo sin más.

        Ayer comí con un amigo protestante, que en relación a la JMJ, me dice :que sepas que les han ofrecido una App para «reducir la huella de carbono de el viaje a Portugal». Incluso se les dice sean veganos en estos días, para contrarrestar.

        Me pregunta, cuando vuelvan, algunos regresarán con esa enseñanza, no con otra cosa? . La verdad:tiene razón.

        Si surge un antipapa, la cosa no tiene importancia. La Iglesia lo rechazará como cuerpo extraño. Tarde o temprano. Ahora alguien que distorsiona la fe a sabiendas eso es otra cosa, y si lo hace «medianamente bien», sin oración, que es lo que abunda, eres carne de cañón. Perfectamente piensas que obedeces a Dios.

  2. Excelente artículo, más si cabe, en los tiempos que vivimos. Resalto el hecho de que un concilio anule el nombramiento de un papa. Igualmente, el artículo tiene un esbozo humorístico al hacer referencia a la permanencia de Benedicto XIII como un rasgo del terco carácter aragonés. ¿Hacer cambiar de opinión a un maño?. No les conocen bien.

    1. Excelente articulo bien sintetizado, en el fondo y en la forma. Si de algo se puede decir de SS Benedicto XIII, papa en la obediencia de Avigñon, es q fue una persona escrupulosamente decente, pudo haber pecado de Simonía, tan frecuente en la Iglesia, hay inclusos papas canonizados q pecaron de simonía. y él se mantuvo libre de ese pecado, pese a las penurias q pasó
      En cuanto a lo q dice Sir Peter saint James » Benedicto XIII como un rasgo del terco carácter aragonés. ¿Hacer cambiar de opinión a un maño?. No les conocen bien.»
      Hasta el corbejon y mas allá, ha metido ud la pata, quienes lo trataron, enemigos de él y qvivieron en su tiempo, en su cinismo llegaron a proclamar » Este hombre peca en exceso de virtud», como ud no conoce el carácter de los aragoneses, le diré, soy aragonesa, q confunde la tenacidad, con la tozudez, y eso es lo q ha demostrado Benedicto XIII, defendió lo q con rectitud de miras creyó q era lo adecuado, sin importarle otra cosa Saludos

  3. Lo que ha publicado el P. Custodio Ballester sobre el Papa Luna es interesantísimo y muy completo, he aprendido mucho sobre el tema. Merece la pena leerlo.

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