DIARIO DE UNA FILOTEA
3 junio 2023
Mayo, mes de María. Y también de Bodas, Bautizos y Comuniones, con sus correspondientes aberraciones musicales – y de otros tipos…
Ya ha pasado el mes de María. Buen momento para hacer balance de las celebraciones en el Santuario. Por primera vez en siete años, los cuatro sábados de mes ha habido celebraciones: una romería escolar, una Misa de celebración de bodas de oro y renovación de votos matrimoniales, una Misa familiar de acción de gracias y una primera comunión. Ya en los dos últimos años recibimos alguna parroquia o familia de romería, y este año, pleno. La romería fue de un colegio católico de monjas con hábito de otra diócesis de la misma provincia, mientras que las otras tres celebraciones fueron de personas del entorno del santuario. Gran noticia, puesto que muchísimas personas habían recibido aquí hace décadas el bautismo, primera comunión o sacramento del matrimonio, pero en los últimos siete años el balance había sido bastante más escaso: dos comuniones, una boda y varias misas familiares de acción de gracias, además de las dos romerías ya mencionadas del mes de mayo. No es solamente que se produjera el cierre a causa de la pandemia, sino que la zona se ha ido despoblando, secularizando y el santuario había estado deshabitado durante años.
El balance pues es positivo en términos cuantitativos, pero diremos también que lo es en términos, si puede llamarse así, “cualitativos”. Hay muchas razones para dar gracias a Dios por la fe escondida, pero firme, silenciosa, pero viva, que sostiene a no pocas personas y familias y de las cuales hemos recibido la gracia grande e inmerecida de ser testigos en este santuario. La romería escolar, con un excelente sacerdote y la comunidad de religiosas que rebosaba de amor a Dios y a sus alumnos y las familias, con rezo del rosario, Misa, ágape y juegos; la celebración de cincuenta años de amor esponsal, íntima, repleta de fe, con el párroco de nuestra ciudad pronunciando una ortodoxísima homilía totalmente contra-cultural y políticamente incorrecta en estos tiempos. No dejaba de preguntarme durante la Misa si algún día predicar así será motivo de prisión para nuestros pastores… Dios quiera que no, pero Él sabe más. El tercer sábado del mes se celebró una Misa familiar de acción de gracias que va por su 49ª edición; al haber en la diócesis pocos sacerdotes y “muchas” primeras comuniones fuera de las parroquias, del niño o niña solo, con su familia, en una ermita, etc., esta familia no encontraba un sacerdote y se había resignado a una reunión en el santuario, como era la tradición, dando gracias a la Virgen por su intercesión en la curación de un miembro de su familia, pero ya sin Misa. In extremis, conseguimos que viniese a celebrar la Misa un sacerdote jubilado que reside en nuestra ciudad y celebra semanalmente en la parroquia. Él se prestó feliz a venir, como felicísimos estaban los miembros de esta familia; y fue una mañana preciosa de oración y celebración, con una estupenda homilía, como acostumbra este sacerdote, sobre la importancia de no dejar la acción de gracias para un día al año, habiendo sido testigos de la acción de Dios en la vida de su familia. Y llegó el último sábado y la primera comunión. ¿La buena noticia?: que un niño recibía por primera vez el sacramento de la Eucaristía. ¿La mala?: ¿en qué se han convertido algunas celebraciones de primera comunión?
Suele pasar, y voy a caer en ello muy conscientemente, que nos fijamos más en lo negativo que en lo positivo. Por eso he explicado antes lo muy positivo que hemos podido vivir con estas celebraciones. La Iglesia es nuestra Madre y, aunque no disfrute de la mejor salud posible en la Catalunya rural, llena de gozo ver cómo nos lleva a Jesucristo, cómo nos habla de vida eterna y de Verdad. Pero no son pocos los miembros del Cuerpo místico de Cristo que, por ignorancia en la mayoría de los casos, y por razones que sólo Dios y ellos conocen en otras, que abusan de la paciencia de Dios en las celebraciones.
Leí una vez en este mismo portal que “en el antiguo lema lex orandi, lex credendi está incluida la razón por la que la liturgia no puede convertirse en el banco de prueba de la creatividad personal o en el campo experimental de hipótesis teológicas. Ella es la custodia viva del dogma” (Il Timone en Infovaticana, 24/10/2021). Pues bien, no entiendo qué tipo de fe puede tener el sacerdote que celebró la primera comunión del último sábado de mes, viendo cómo presidía la celebración y las barbaridades en las que hacía caer a los participantes. Y, puesto que me he propuesto en este diario hablar siempre por y con amor a Cristo y a Su Iglesia, esto implica no querer ver sólo lo positivo y mirar hacia otro lado con lo que no lo es; sino también reconocer lo que no es digno de Dios, sufrir por ello, pedir perdón y hacerlo saber al responsable diocesano, que es el Obispo.
El sábado de esta primera comunión, último del mes, comenzó con una florista llegando tres horas antes a colocar una desmesurada cantidad de flores en el templo. Ya había venido a acordar la decoración con la madre del niño semanas antes. Personalmente, era la primera vez que veía esto para una primera comunión; lo usual es verlo en las bodas. El tema es que ya esta costumbre de que un niño celebre solo, habiendo tan pocos sacerdotes en la zona, es un tema discutible… Personalmente, creo que es más bonito celebrar la primera comunión con los demás niños de la catequesis, en la parroquia; además de que es más empático hacia nuestros sacerdotes diocesanos, que llevan muchos kilómetros a sus espaldas. En este caso, el sacerdote era un pariente del niño. Los músicos, parecía que muy bregados en esto de tocar en BBCs, “pactaron” la música con el sacerdote antes de la celebración, y fue llegando la familia, elegantemente vestidos como para una boda, la mayoría.
Les recibimos a todos, nos pusimos a su disposición (ya estaba todo preparado en la sacristía y la iglesia – misal, leccionario, preces, etc.) y les dejamos en el templo. Al ser un edificio con muchos siglos y con la iglesia y la vivienda anexas y dos puertas interiores que no cierran del todo bien y que las comunican, se puede seguir la celebración desde la casa muy nítidamente. Pero el caso es que se hacía difícil por la gran cantidad de carcajadas, aplausos e interrupciones musicales – profanas – que se sucedieron a lo largo de la Misa. Ya estamos desgraciadamente muy acostumbradas a escuchar el Hallelujah de Leonard Cohen en las misas; este año hemos tenido otros sobresaltos, como escuchar “palabras de amor” de Serrat en medio de la misa y el Ave de Schubert a la hora de la comunión (¡!). Pero lo que menos podíamos esperar era escuchar la melodía de Coldplay que Guardiola pone a sus futbolistas en el vestuario como cierre de la celebración. Queremos pensar que la intención del sacerdote era buena, que fuera una Misa “alegre” y “participada” pero, ¿es ésta la manera de dar culto a Dios como Él quiere o se está celebrando a sí misma la asamblea, como no se cansó de repetir Benedicto XVI?
Filotea
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Las aberraciones no sólo se dan en las «BBC», sino en el conjunto de la liturgia de la «Iglesia de Francisco.»
Y el problema se remonta a los oscuros tiempos de Pablo VI (el segundo peor papa de la historia de la Iglesia después de Francisco), que inició una demolición litúrgica con su reforma de 1969, que ha llegado a límites insospechados.
Por poner un ejemplo, ayer mismo, durante una concelebración, escuché en un canto de comunión dos graves errores teológicos, y esto es lo que, lamentablemente, se está transmitiendo al pueblo, una confusión doctrinal lamentable, que está, incluso, en los textos litúrgicos, pues el misal contiene errores contrarios a la fe católica.
AMÉN!!!!! Hay que volver a la Tradición y desterrar el experimento llamado Novus Ordo Misae = NOM
En español se escribe Cataluña
Exacto. Es una falta ortográfica gorda el escribir en español y luego incluir nombres de lo que sea según los dialectos regionales, por mucho que lo quieran imponer desde los corruptos poderes políticos. ¿Va de «respetar» idiomas? Pues a respetar el español.
Yo he vivido aberraciones en una primera comunión de un colegio católico del centro de Madrid. La monja que dirigía el «evento», supongo que lo era porque no vestía hábito, se paseaba delante del altar sin hacer ninguna inclinación ante el Sagrario. El sacerdote sentó a los niños en sillas en el atrio para una charla en medio de la misa y utilizó el altar para apoyar un vaso de agua. También cambió el Padre Nuestro con frases suyas, muy «ecológicas» e «nclusivas» todas. No queda Fe.
Quien a estas alturas conceda el beneficio de la duda acerca de las intenciones del sacerdote…
Los sacerdotes saben perfectísimamente qué está bien y qué está mal. Permiten las canciones aberrantes simplemente porque les gustan. No hay más.
Hace tiempo vinieron a la parroquia a hablar sobre la música litúrgica. Hicieron distinción entre música litúrgica y religiosa. ¿Creéis que todo quedó clarísimo? Eso creía yo, pero no porque se siguen cantando las mismas canciones protestantes. ¿Qué pasa, que el cura no se enteró, se quedó dormido? Vamos!
Ya está bien. No justifiquemos lo injustificable. Hacen lo malo A PROPÓSITO.