(Vatican news/InfoVaticana)-Ser católico en Nigeria empieza a convertirse en algo heroico y en sinónimo de peligro. La ola de violencia, asesinatos y secuestros contra católicos no cesa en el país africano y a nadie parece importarle.
Durante la Semana Santa al menos 94 personas murieron en una serie de ataques mortales contra comunidades cristianas en el estado de Benue, en el centro-norte de Nigeria, una escalada de violencia atribuida a las milicias musulmanas en la región del centro del país.
Según informa la Agencia Fides, dos sacerdotes católicos han sido secuestrados en el estado de Delta, al sur de Nigeria. Se trata del padre Chochos Kunav, miembro de la congregación del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, y del padre Ralph Ogigba, del clero de la diócesis de Warri, párroco de la iglesia de San Francisco en Agbara Otor, Ughelli Norte, estado del Delta El padre Kunav trabaja en la diócesis de Ibadán, pero había viajado a Warri para visitar a unos conocidos.
«Desgraciadamente, tras una breve visita a una parroquia vecina, el padre Chochos Kunav y el padre Ralph Ogigba fueron secuestrados anoche (domingo 30 de abril) cuando regresaban a la parroquia del padre Ogigba», dice un comunicado de los Padres de Schoenstatt. «El secuestro – precisa el comunicado recibido en la Agencia Fides – se produjo a lo largo de la carretera frente a la Universidad Ibru Agbara Otor».
El 15 de abril había sido secuestrado el padre Michael Ifeanyi Asomugha, párroco de la iglesia de San Pablo de Okigwe, en el Estado de Imo, en el sureste del país. El sacerdote fue liberado por sus secuestradores nueve días después.
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Si les hubieran secuestrado en Ucrania y el/los secuestrador/es fuera/n ruso/s, la noticia abriría telediarios, saldría en primera página de diarios y hablarían cada día en las tertulias televisivas. Pero como son negros (y africanos, para más inri) y los secuestradores son musulmanes (religión de paz, ya saben), olvídense de verlo en algún medio que no sea religioso, o bien escondido y breve si no es un medio religioso. Y por no hablar de los asesinatos. Admitámoslo: en Nigeria no está en juego el suministro de gas al centro y norte de Europa, ni hay acuciantes intereses geopolíticos de la OTAN. Por tanto, no es noticia. ¡Menuda hipocresía occidental!