El obispo de Canarias, monseñor José Mazuelos, se convirtió la semana pasada en un digno altavoz de los católicos para denunciar la decisión del Tribunal Constitucional sobre la ley del aborto de Zapatero.
En una entrevista concedida este fin de semana para el diario La Razón, monseñor Mazuelos ha vuelto a denunciar que «la cultura de la muerte se impuso después de la caída del Muro de Berlín y se dio vía libre al neocapitalismo salvaje. El derecho al aborto es un paso decisivo para que unos políticos consigan imponer el darwinismo social y no busquen el bien común».
Si por algo se caracteriza José Mazuelos, es por su claridad a la hora de hablar. El obispo de Canarias afirma que «reconocer el aborto como un método anticonceptivo más se enmarca dentro de la implantación de una ideología basada en una sexualidad irresponsable, que pasa también por dar vía libre a la fecundación in vitro y a los niños a la carta».
Además, arremete contra la ley que ahora se reconoce como constitucional que «permite eliminar a un niño con malformaciones o con síndrome de Down hasta los cinco meses y medio de gestación». Es por ello, que José Mazuelos invita a «tirar de la manta para ver quién se beneficia del negocio del aborto, con unas multinacionales que necesitan dar alas a la biomedicina, no solo con la píldora abortiva sino también con los antidepresivos».
El obispo de Canarias, no ha dudado en decir que «es triste ver que un Tribunal Constitucional se las apaña para justificar que le quitan todo derecho a los españoles hasta los tres meses y medio de vida, como si fueran un apéndice de la madre».
Hay políticos a quienes molesta que nos pronunciemos. El Señor nos dice que, si callamos nosotros, las piedras gritarán. Ahí está también nuestro voto, que es la herramienta democrática de los ciudadanos para responder ante decisiones injustas. Ahora bien, que hay gente que quiere salir a la calle, adelante, yo les apoyo. Que hay gente que quiere convocar jornadas de oración, adelante, yo les apoyo. No podemos callarnos ni esconder la cabeza debajo del ala.
El presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida, también ha asegurado en la entrevista que «hay políticos a quienes molesta que nos pronunciemos. El Señor nos dice que, si callamos nosotros, las piedras gritarán. Ahí está también nuestro voto, que es la herramienta democrática de los ciudadanos para responder ante decisiones injustas. Ahora bien, que hay gente que quiere salir a la calle, adelante, yo les apoyo. Que hay gente que quiere convocar jornadas de oración, adelante, yo les apoyo. No podemos callarnos ni esconder la cabeza debajo del ala».
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No es tanto quien se beneficia del negocio del aborto como de la finalidad del mismo. Esto es obra de los satánicos globalistas, que lo único que pretenden es atacar a la Iglesia, a Dios y a todo lo que signifique familia cristiana. Es la destrucción del ser humano creado por Dios, que además de privarnos de una nueva vida se lleva la de la madre, que sufrirá eternamente, además de su condenación si no se arrepiente. Me contó, un amigo, un caso curioso de una chica que se quedó embarazada y su pareja le dijo que abortara, que no quería hijos. Esa chica, al tiempo, dejó a ese personaje y empezó a salir con otro. A este le pidió un hijo y él le dijo que no quería tener mas hijos (ya tenía uno) Esta chica, ya cuarentona, se hizo un vitro y tuvo el hijo que quiso tener años atrás. Por desgracia o por castigo Divino, a esta chica le entró un cáncer y se murió al poco de nacer el niño. Su ultima pareja también murió, con lo que, el que la obligó a abortar, se hizo encargó de él. Curioso, no?
Estoy que no doy crédito a lo que leo. ¡Obispos descaradamente antiabortistas! , la alegría que me llevo es monumental y tengo la impresión, mira tú por donde, que este hombre va a ser el primer obispo en España en ordenar colgar un cartelón con la imagen de un feto destrozado y la frase «No tienes derecho a hacerle esto» en su catedral.
E incluso, ¡incluso!, dará orden de que los profesores de religión enseñen a sus alumnos en qué consiste esta salvajada.