(Jean Pateau, abad de Fontgombault, en La Nef).»Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Cor 12,10).
Estas palabras del apóstol me parecen aplicables al pontificado del papa Benedicto. El papa alemán fue catalogado incluso antes de ocupar la cátedra de Pedro. Fue criticado, y a veces por aquellos cuyo trabajo era ayudarle. La naturaleza no le dotó de un físico atlético. ¿De dónde procedía esa fuerza, ese resplandor inolvidable que conquistó los corazones y las mentes, y que atestigua la juventud de los sacerdotes que, casi diez años después de su renuncia, estuvieron presentes en su misa fúnebre la víspera de la Epifanía? «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado» (Jn 7,16). La evangelización requiere comunión. Para el papa Benedicto, la Palabra de Dios y la Tradición de la Iglesia no eran una camisa de fuerza que había que superar para estar a la altura de los tiempos, sino un don que había que recibir y que él estaba deseoso de compartir con todos, para liberar el corazón del hombre moderno de la dictadura del relativismo imperante.
Así puso en práctica su lema «Cooperadores de la Verdad». Su prodigiosa inteligencia, su fiel memoria y su humildad le dieron la capacidad de discernir y acoger las pepitas de verdad contenidas en los escritos de todos los orígenes, incluidos los de sus adversarios. Benedicto XVI fue libre de acoger y compartir la verdad (cf. Jn 8,32).
En el prólogo a la edición rusa del volumen XI de su Opera omnia, el papa emérito lamentaba: «La causa más profunda de la crisis que ha sacudido a la Iglesia reside en el oscurecimiento de la prioridad de Dios en la liturgia. Todo esto me ha llevado a dedicarme al tema de la liturgia… porque sabía que la verdadera renovación de la liturgia es una condición fundamental para la renovación de la Iglesia».
En esta perspectiva se desarrollaron en Fontgombault las Jornadas Litúrgicas de 2001. Durante esas horas, todos pudieron comprobar la amabilidad y disponibilidad del cardenal Ratzinger, que multiplicó los encuentros privados, tratando de calmar y restablecer la confianza. Al final de las jornadas, se dirigió a mi predecesor, el abad Antoine Forgeot, de la siguiente manera: «Quiero expresarle mi más profundo agradecimiento, querido padre abad, por el espíritu de este monasterio que nos ha inspirado la paz de la Iglesia, la paz de Nuestro Señor y que, por consiguiente, nos permite buscar juntos este ecumenismo católico en el que puede haber reconciliación dentro de la Iglesia, en estas diferencias que son profundas y dolorosas». El cardenal añadió que no había razones litúrgicas contra la pluralidad de formas en el rito romano, sino solo problemas canónicos y pastorales, y esto en el caso de las parroquias. La libertad de utilizar el misal antiguo evitaría la oposición entre dos modelos de Iglesia, uno preconciliar y otro conciliar. El antiguo misal seguía siendo para él un punto de referencia, un tesoro de la Iglesia que había que conservar.
Summorum Pontificum
En esta línea, cuando se convirtió en papa, promulgó el motu proprio Summorum Pontificum. «En la historia de la Liturgia», escribió a los obispos, «hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto». Con ello, Benedicto XVI quiso trabajar por la reconciliación de la Iglesia con su historia, por su liberación de las ideologías extraconciliares que han obstaculizado la aplicación de Sacrosanctum Concilium. Abogó por una influencia mutua de las dos formas del único rito romano.
¿Cómo podemos permanecer fieles a este espíritu? ¿Debemos esperar nuevas jornadas litúrgicas para poner en práctica este «ecumenismo católico» tan necesario? El amado papa Benedicto, ya fecundo por su oración oculta en su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae, seguirá siendo fecundo de otra manera en el Cielo. No más de lo que hizo Juan Pablo II en 1997 cuando el cardenal le pidió permiso para dimitir, es poco probable que el Padre celestial le deje ocioso en medio de los coros de los santos papas y de los Doctores, donde se espera que la Iglesia le reconozca en un futuro próximo.
Publicado por el padre Jean Pateau, abad de Fontgombault, en La Nef
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana
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Lo siento pero no sé puede equiparar la Misa Católica (que viene de la Tradición) con un rito artificial creado por teólogos con corta y pega.
¿Que Benedicto XVI hizo esfuerzos? ¿Igualar la Misa católica con la nueva pseudoprotestante que está gangrenando a la Iglesia? Ya lo ha dicho Ganswein, Benedicto intentó frenar a los fieles que se pasan a chorros a la FSSPX porque ven en ella una integridad en la fe que la iglesia conciliar no tiene. Y eso cada vez se ve más.
En absoluto.
Esta respuesta es al primer mensaje.
Qué fieles se pasan a chorros al cisma de lefevre? Qué estadísticas maneja usted para hacer esa absurda afirmación? O su propósito es mentir deliberadamente?
¿Otra vez llamando mentiroso a Francisco (y de rebote a JPII y BXVI), que asegura, frente a sus mentiras de troll anticatólico, que ni la FSSPX, ni Lefebvre, eran cismáticos? La excomunión de Lefebvre se debió a ordenar obispos sin mandato pontificio (como también hizo JPII cuando era cardenal y nadie le excomulgó), y ya no hay nadie excomulgado en la FSSPX, por eso Francisco les ha dado facultades para administrar los sacramentos (cosa que no podría hacer si fuesen cismáticos, que conlleva la excomunión). Es usted tan sectario e ignorante que por más que le corrijan sus disparates, sigue dando la matraca con el mismo rollo. Y si para ello tiene que dejar por mentiroso a Francisco, pues lo hace (y luego finge «defenderle», como si alguien se lo creyera). Pida perdón públicamente a Francisco por dejarle por mentiroso y sométase a un exorcismo, farsante.
Benedicto XVI era el típico Hegeliano. Quiere fusionar las contrarios para hacer una síntesis.
Una síntesis de la misa dogmática canonizada en Trento con la misa condenada de Calvino y Lutero. Las dos puestas al mismo nivel como si fuesen dos opciones legitimas: las supuestas dos formas del rito romano.
Conclusión: la iglesia era mala porque condenó el rito ordinario de la misa durante siglos.
Menuda ida de olla. No existe la síntesis de Tradición y modernismo. Eso no es ser conservador contra los excesos progresistas, eso es ser un semi modernista. Como los semiarrianos que buscaban el punto neutral entre verdad y mentira. Esto es, la tibieza.
No cuela.
El problema de Benedicto es que no le daba la gana de acatar el concilio de Trento. Concilio definitivo en materia litúrgica.
Los neocones abren el melón y esperan que no se pudra. Pues claro que se pudre.
Si la misa definitiva se puede cambiar, la biblia definitiva que conocemos también se puede cambiar.
¿El Papa tiene autoridad para quitar libros o meter nuevos libros en la biblia? No puede porque Trento lo excomulga. Pues lo mismo con la misa. La plegaria 1 no es el Canon: No me vendas un resumen de la biblia como si fuese la biblia completa. No me vendas la plegaria 1.
En la máquina de hacer santos, últimamente se está empezando a aplicar lo que aplicaba un amigo mío con respecto a las mujeres: «yo con las mujeres tengo el listón muy alto (decía), todo lo que pasa por debajo me vale».
Ave María:
«…y que los menos entusiastas estemos metidos simplemente en una pastoral de mantenimiento a la espera de lo que venga».
Noooo padres sacerdotes, nunca pastoral de mantenimiento. Les propongo celebrar la Santa Misa Tradicional cada domingo en alguna de sus parroquias. Verán ustedes acudir un tropel de gente (jóvenes y familias con niños). Empiecen por ahí. Es un consejo. Ya está bien de tanto aguantar. ¡¡¡Que Dios necesita de nosotros para enderezar su Iglesia!!!
No fue ni hegeliano, fue camelo: le viste celebrar la misa de siempre? Yo lo que veo y lo confirmo Gaeswein es que seguia intentando fastidiar a los q salvaron la misa tradicional. Pues ahora Bergoglio se venga dando más que nadie a los de san Pío X, y a los demás ni agua. Bueno, se pasa un poco Bergoglio el justiciero, supongo q lo hace para que espabilen los q no lucharon
Existe en Estados Unidos un libro llamado «La psicología del testimonio», que es conocido vulgarmente como «la Biblia de los jueces y fiscales». Las referencias que tengo de este libro, reconozco que no lo he leído, van en el sentido de que determinadas características del declarante afectan de modo significativo al juicio que sobre él puede hacerse una persona, especialmente, como ocurre con los tribunales populares, si carecen de cultura y experiencia jurídica ante casos similares. De este modo, si el imputado es rubito, con ojos azules, voz agradable y cara de niño y de no haber roto un plato, tiene bastante probabilidades de que, especialmente los sectores femeninos del jurado, queden predispuestos a una sentencia absolutoria, aun cuando el susodicho sea un hijo de mala madre y asesino en serie; por el contrario, si es feo, mal encarado, con algún tipo de cicatriz o alguna deformidad física…
aun cuando sea un ángel bajado del cielo, tiene no pocas posibilidades de salir condenado. Yo solo pregunto una cosa: si un Ratzinger, de acreditada heterodoxia de la que nunca se ha retractado, ahí están sus libros, en vez de la imagen de abuelete débil, enfermo y perseguido por el ogro de Bergoglio (pregunten a cualquier amigo que tengan en Policía Judicial y les podrá explicar que el testimonio de los ancianos es peligrosísimo, porque gozan en la sociedad de una imagen de seriedad y de presunción de veracidad que, en muchos casos, se da de bofetadas con el afán de atención y notoriedad), tuviera treinta años y apareciera como aparecía con traje y corbata en los sesenta y setenta, ¿Seguirían muchos pensando lo mismo que ahora?
Por favor, que alguien me diga cuando se retractó de sus errores teológicos o que es lo que ha hecho, especialmente bueno, dentro de la Iglesia. No me sirve como mérito especial no ser basura como los de alrededor.
De acuerdo.
Sin ánimo de entrar en discusión , se me ocurre una: La Summorum Pontificum es un puntazo. Gracias a ella yo tengo la Misa Tradicional en mi vida y en la de mi familia. Tengo mucho que agradecer.
Y los demás que? No te importan los demás, solo tu y tu familia?
Para encontrar una misa tradicional en la mayoría de los sitios hay que buscar debajo de las piedras, lo mismo que para encontrar una misa tradicional celebrada por Benedicto, no se encuentra.
No digo que la Summorum Pontificum fuera suficiente. Pero fue algo muy bueno. Fue un primer paso que ha tenido frutos para muchos. Es verdad que para la mayoría todavía no, pero yo creo que hay que agradecerlo, en cualquier caso.
Me ha recordado usted el poema de Gabriel y Galán: “A un rico”: “Yo he visto a un lobo que, de carne ahíto,/
dejó comer los restos de un cabrito/ a un perro ruin que presenció su robo./
Deja, ¡oh rico!, comer lo que te sobre,/ porque algo más que un perro será un pobre,/
y tú no querrás ser menos que un lobo”.
Echar unas migajas de pan al que le has robado toda la hacienda, no es mérito, es cobardía o desvergüenza. Si realmente creía que ambos misales “son dos usos del único rito romano” (Summorum Pontificum), ¿por qué permitirlo con limitaciones?; más aún cuando San Pío V y Trento condenan expresamente a quienes tales hacen.
“El Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la debida y respetuosa reverencia respecto al culto divino se renovase de nuevo y se adaptase a las necesidades de nuestra época.
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Echar unas migajas de pan al que le has robado toda la hacienda, no es mérito. Si realmente creía que ambos misales “son dos usos del único rito romano” (Summorum Pontificum), ¿por qué permitirlo con limitaciones?; más aún cuando San Pío V y Trento condenan expresamente a quienes tales hacen.
“El Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la debida y respetuosa reverencia respecto al culto divino se renovase de nuevo y se adaptase a las necesidades de nuestra época. Movido por este deseo, nuestro predecesor, el Sumo Pontífice Pablo VI, aprobó en 1970 para la Iglesia latina los libros litúrgicos reformados, y en parte renovados. Éstos, traducidos a las diversas lenguas del mundo, fueron acogidos de buen grado por los obispos, sacerdotes y fieles” (Summorum Pontificum). ¡Le creció la nariz! ¿De dónde sacó los datos para tal afirmación?
La realidad es que tras utilizar de conejillos de indias en una Misa “novus ordo” a 183 obispos reunidos en Roma para un sínodo, el 27 de octubre de 1967, los obispos rechazaron esta Misa. A la pregunta: «La estructura general de la Misa llamada normativa, tal como ha sido descrita en el informe y la respuesta, ¿tiene el acuerdo de los Padres? Resultado: Placet, 71. Non Placet, 43. Placet juxta modum, 62; Abstenciones, 4.
Ah, que la idea era separar a los de la FSSPX del excomulgado Lefebvre. ¡NO! Entonces Georg Gänswein miente como un bellaco, cualquier comentario de alabanza hacia él está de sobra.
Por cierto, vuelvo a decir que el corrector automático no anda fino. Se traga verdaderas burradas y luego te bloquea un comentario por un jolín, cáspita. Ante la duda corriges y luego te aparecen tres mensajes; o no corriges y esperas y no te aparece ninguno.
Fue una cuña clavada en la LITURGIA MODERNISTA. Por ahí comentó a recuperarse la misa tradicional. A partir de ahí puede llegar a regenerarse la iglesia, eso depende de nosotros y de nuestra actitud hacia la misa tradicional y sobre la SSSPX. con eso ya valió la pena sus pontificado, además al final se retractó de toda su vida de intelectual filosófico. Solo Cristo, camino, verdad y vida, Eso es todo, nada más y nada menos. Gracias Benedicto.
Bxvi, según dice infocatólica sobre lo que pone en el libro de ganswein, dijo que los que se oponen a la misa tradicional es porque esta contiene un concepto de expiación inaceptable. Creo que con eso se está retractado de las barbaridades de «Introduccion al cristianismo», pero como no habla claro, sigo sin saber lo que piensa o a lo que se refiere. Bxvi es un AM BI GUO, porque tal cosa significa que la misa nueva es la que es inaceptable, pero no la condena ni dice nada.
Cuando Lefebvre decía que no había que fiarse de Ratzinger por algo será: como mínimo te trata de convencer de una cosa y la contraria a la vez. No se sabe lo que quiere.
Se niegan a reconocer la mala intención con la que se hizo la misa nueva, cuyo ofertorio laboralista está sacado del Talmud, para que signifique otra cosa, y así la intención del sacerdote al consagrar quede herida de muerte si además es un ignorante:
Tu le ofreces a Dios el fruto de tu trabajo, ya sea pan y vino, trigo y viña, o lo que es lo mismo, hoz y martillo, y entonces Dios consagra el pan y el vino en agradecimiento por tu esfuerzo, productividad o actividad obrera.
Y a esto lo llaman sacrificio de la misa, y la gente sacrifica su tiempo para que los engañen con esta mentira.
Y el problema es Lefebvre porque no quería cambiar la doctrina que no se puede cambiar.
Es la ambigüedad del modernista, la misma que utiliza en sus libros Müller, denunciada por Pío VI, Pío IX y Pío X. Apliquemos la regla de «por sus frutos los conoceréis».
“Si debemos decir, por un lado, que con esta exhortación Pablo no cede a ninguna forma de moralismo y no desmiente para nada su doctrina acerca de la justificación mediante la fe –y no por las obras–, por otro queda claro que con esta doctrina de la justificación no se condena al hombre a la pasividad: no se convierte en un destinatario meramente pasivo de la justicia de Dios, la cual, en ese caso, sería en el fondo algo externo a él”[¿?] (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret – Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, 2011, pp. 275).
Uno piensa, ¿está defendiendo la justificación por la sola fe, como Lutero? ¡No puede ser!
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«Por eso la expresión «sola fide» de Lutero es cierta si no se opone la fe a la caridad, al amor» (Catequesis del Papa Benedicto XVI, sobre el Apóstol San Pablo. Miércoles 19 de noviembre 2008).
FRUTO: Ante las palabras del Papa en la catequesis, el decano de la Iglesia Evangélica Luterana en Italia, Holger Milkau, declaró: «siempre es un gusto escuchar al Papa hablar de Lutero, SOBRE TODO SI AFRONTA ARGUMENTOS QUE SE COMPARTEN».
FRUTO: Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona-Tudela, queriendo justificar a Benedicto escribe en lnfocatólica: «Algunos se han podido sorprender de que ahora el Papa haya dicho que la expresión de Lutero “Dios nos justifica por la fe en Cristo”, si se entiende bien, es verdadera. El Papa dice, la fórmula de Lutero “sola fide” es cierta si no se opone la fe a la caridad.
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El Papa sabe muy bien lo que dice. No hay en ello ninguna contradicción. Tiene una explicación muy sencilla y muy oportuna. Primero, no se puede negar que San Pablo dice y repite muchas veces que la fe en Cristo nos justifica de nuestros pecados y nos trae la salvación. Pero esto no quiere decir que Lutero tenga razón. Por una razón muy sencilla. En tiempos de Lutero, los teólogos, el propio Lutero y los PADRES DE TRENTO, entendían la fe como una virtud teologal, distinta de la esperanza y de la caridad. La fe, así entendida, sin caridad, sin arrepentimiento, sin conversión del corazón, no justifica, no nos salva. Por eso los LOS PADRES DE TRENTO DICEN, EN SU LENGUAJE Y ENTENDIENDO LA FE A LA MANERA DE LOS TEÓLOGOS DEL TIEMPO, que para alcanzar la justificación, hace falta la fe, por supuesto, pero no basta la fe sola, sino que tiene que ser una fe con esperanza y con caridad». ¡Con un par de c******!
Ha tenido que venir Ratzinger para que los teólogos de Trento entiendan lo que es la fe. Obsérvese la ambigüedad de la expresión de Benedicto en la afirmación de la catequesis: «Por eso la expresión «sola fide» de Lutero es cierta si no se opone la fe a la caridad, al amor». Utiliza el presente ES, no el condicional SERÍA. Cada uno que entienda lo que quiera. Eso hacen los luteranos que, de este modo, se confirman en su herejía y para qué volver a la iglesia si Lutero tiene razón. Si a esto le añadimos «la declaración conjunta católica y luterana sobre la doctrina de la justificación» y la basura ecuménica promovida por Benedicto, así nos luce el pelo.