Poco más de un tercio de los católicos estadounidenses -un 35%- confiesa tener verdadero empeño en que sus hijos mantengan la fe católica cuando lleguen a la edad adulta, según el último estudio demoscópico.
A menudo damos cuenta en esta publicación de las señales que, en el mundo eclesial, ponen de relieve la profunda crisis que vive la Iglesia. Pero lo que pasa abajo, al nivel de los bancos de las iglesias, no es en absoluto más prometedor de lo que a veces vemos en la jerarquía.
Así, un reciente estudio del gigante norteamericano de la demoscopia Pew Research revela que apenas un tercio (35%) de los padres católicos estadounidenses con hijos menores de 18 años consideran muy importante que sus hijos mantengan su misma fe, lo que contrasta poderosamente con la proporción de padres evangélicos protestantes que piensan lo mismo, un abrumador 70%.
El factor clave, concluye la firma de encuestas, está en la práctica religiosa: cuanto más frecuente es la asistencia a servicios religiosos (a Misa, en el caso católico), más probable es que los encuestados deseen firmemente que sus hijos conserven la fe en la edad adulta, y viceversa. Los padres que asisten a servicios religiosos semanalmente o con más frecuencia tienen más del triple de probabilidades que los que asisten con menos frecuencia de decir que es importante criar hijos que compartan su fe religiosa (76 % frente a 21 %).
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Siguiendo la lógica que el artículo parece apuntar, al menos implícitamente, eso significaría que alrededor del 35% de los católicos estadounidenses va a misa al menos una vez a la semana, lo cual está muy, pero que muy bien, tratándose de un país del primer mundo y al que también ha afectado seriamente el proceso de secularización.
El estudio confirma que hay una fisura radical entre católicos practicantes y los que no lo son. Y de los segundos, que viven en la incoherencia radical de tener una fe sin practicarla, se puede esperar su desidia por las creencias de sus hijos. Pero que entre los practicantes, el 24% de padres no den importancia a la perseverancia en la fe de su prole, es muy sorprendente.
Que un padre cristiano no valore que su hijo le secunde en gustos deportivos, por poner un ejemplo, es comprensible; que no lo haga en política, ya empieza a preocupar; pero que no dé importancia al hecho de que no le siga en religión, es extremadamente preocupante.
Bueno, de ser así seguro que superan el porcentaje de los españoles…