Monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, escribió en enero una carta pastoral titulada «Dios es un maestro que examina y dictamina».
Lejos de dejarse llevar por consignas buenistas, el arzobispo carga precisamente contra eso, ‘el buenismo’. Explica Francisco Pérez que «hay un sentimiento en el ambiente cultural, social o incluso religioso dónde se ha puesto de moda el “buenismo” (todo es bueno y no existe nada malo)».
El, también, obispo de Tudela señala que «es un grave error que lleva a la falta de realismo. El pecado, por mucho que se le quiera eliminar, existe. Basta reflexionas sobre los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Es el mejor examen que la razón –como iluminadora existencial- no puede marginar. Dios no se contradice a sí mismo, todo lo contrario, Él muestra lo verdadero y auténtico que ha impreso en el corazón humano».
«Ahora bien, como sucede muchas veces, el ser humano se desvía del camino y busca otros senderos creyendo que así es más libre. Por el contrario lo único que encuentra es la esclavitud de sus propios caprichos o vicios que le atan. Y como quiere justificarse comienza reafirmándose y creyéndose más en sí mismo que en Dios y busca la alternativa afirmando que el pecado no existe, que es algo del pasado oscuro y así va dando tumbos racionalistas que le llevan al vaciamiento interior. No encuentra salida y se desespera o más bien entra en una honda depresión anímica y psicológica, porque la tiniebla nunca será luz», agrega el arzobispo en su misiva.
Francisco Pérez escribe que «me hace gracia cuando oigo decir que Dios no es un juez y es “tan bueno” que siempre acoge a todos por igual». «¿Qué sucedería en un Centro Educativo si el profesor, a todos los alumnos, les diera la mejor nota aunque muchos hubieran adquirido menores calificaciones e incluso otros hubieran suspendido? Nos echaríamos las manos a la cabeza y diríamos que es un mal profesor y que mejor es que dejara su cátedra para otro. O ¿qué médico, por tramposo, cayera en no examinar y dictaminar si el paciente está enfermo o sano? Nos sentiríamos horrorizados al ser informados por tal despropósito y por falta de profesionalidad. Los buenistas dirían que no pasa nada pues total todos somos buenos, puesto que todos somos iguales, y todos merecemos lo mismo», explica el arzobispo de Pamplona.
Monseñor Pérez González subraya que «eso es lo que se quiere afirmar, en contra de los buenistas, cuando se dice que Dios es un Juez que, al final de la vida, nos examinará y dictaminará». El arzobispo prosigue asegurando que «las reacciones y las caras del buenismo cambian de postura y facciones horrorizadas: “Pero ¿cómo va condenar Dios?”. Y añaden: “Eso era antes cuando se vivía un cristianismo del miedo”. Pero no caen en la cuenta que Dios no es el que condena sino el que examina y dictamina».
El arzobispo de Pamplona añade, con gran acierto, que «el que suspende no es el profesor, es el alumno; el que está enfermo siempre lo estará aún cuando el médico no le haya atendido. El mejor maestro o el mejor médico es el que examina y dictamina. Pues ese es Dios. Al atardecer de la vida nos examinarán del amor realizado o del amor no realizado».
Para aclararlo aún más si cabe, Francisco Pérez rescata la enseñanza de la Iglesia que aparece en el Catecismo de la Iglesia Católica: “No podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: “El que no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un homicida; y sabéis que ningún homicida tiene en sí la vida eterna” (1Jn 3, 15). Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf Mt 25, 31-46)».
Por último, el prelado advierte que «morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno” (Nº 1033). Dios no predestina a nadie al infierno. Cada uno somos responsables de aquello que vivimos y realizamos. Por lo tanto el que examina no es responsable del mal resultado del examinador. Es el alumno que, ante el examen del maestro, responde para bien y aprueba o se excluye de aprobar realizando un mal examen».
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Qué obispo más crack. Lo mejor y más claro que he leído en mucho, mucho tiempo. Qué suerte Pamplona-Tudela.
Lo que dice este arzobispo es lo que mismo que me han enseñado a mí desde pequeñita en mi casa, y las teresianas en el colegio… Qué suerte tuve al nacer en esos años y no en estos tiempos de relativismo y buenismo irracional. Doy gracias a Dios por ello.
Iba a decir lo mismo. Casi la primera vez en mi vida (¿o la primera…?) que oigo esto en la vida real (es decir, aparte de en un antiguo devocionario o en algún blog como este – que no es que no sea «vida real», pero entiéndanme)…
Pues… ¿no sale más a cuenta hacerse hereje luterano o anglicano? O ya puestos budista…
Hombre, pues visto de esa manera, no sé yo. EL caso es que nadie sabe quién va al infierno a ciencia cierta, puesto que nadie sabe lo que una persona ya en coma, o minutos antes de morir, ve y percibe. Es un misterio, en definitiva dónde van, no los que mueren en pecado mortal, sino dónde va Fulanito o Menganito que murió en pecado mortal. YO sólo sé una cosa:
– que los que van al infierno van porque ellos «no quisieron ir al cielo» – nadie quiere el mal por el mal, sino que por «neo-idolatría» corren detrás del sexo, dinero, poder… – no cabiendo nadie que vaya por despiste o descuido, puesto que creo – como Faustina Kowalska – que cada alma tiene entre la vida y la muerte un momento de «opción definitiva» donde percibe con claridad su vida y la bondad de Dios y ya sin el «velo de Maya» de la materia, siendo puro conocimiento, puede elegir con verdadero conocimiento de causa.
Así se entiende que los Papas Pío XII y Juan XXIII condenaran la obra de la monja que cita y la incluyeran en el Índice de Libros Prohibidos, así como su afición por las cosas raras, siempre en el límite, por no decir ajenas a la fe católica.
«»que los que van al infierno van porque ellos «no quisieron ir al cielo» – nadie quiere el mal por el mal»»
¿Y según tú quienes son esos que quieren ir al infierno?
El argumento no podía ser más modernista. Suena a:
«como tengo fe me salvo, vamos a matar gente mientras tanto, que hay superpoblación y es un bien para la biosfera».
Es la herejía de la Salvación universal «por todos los hombres y no por muchos» porque «nadie quiere el mal por el mal».
Todos cristianos anónimos caminando juntos al punto omega con Espinete al frente.
Pues ya sabes, prueba. Aunque es mucho lo que arriesgas.
El budismo es un sistema filosófico, no una religión.
El budismo es una disciplina espiritual
Y creo que Dios tendrá Misericordia de los condenados – de una manera que nadie sabe nada más que él – y aunque estén así, mitigará el sufrimiento moral y físico de los mismos.
La pregunta que me hago – y que nadie me ha respondido fuera de argumentaciones de autoridad – no es porqué existe el infierno o ese lugar donde van los que no quisieron elegir a Dios – Dios no puedo obligar que le ame nadie – sino el porqué de su carácter horrendo, superando las escenas del peor cine Gore. Es necesario y justo esos tormentos a almas que lo único que hicieron es elegir la opción que JHS les puso delante?
Creo que el infierno será otra cosa. Desde luego, cada vez me dio cuenta que sabemos de Dios infinito menos uno.
Después de leer un alegato en contra del buenismo, va este buenista que se hace llamar renovado, que seguramente es otro de los apodos de EL PEDU o de algún otro energúmeno infame que trollean aquí, y suelta toda esta perorata buenista y estúpida. Encima pretenderá que le aplaudan sus ocurrencias. Que desesperación de Trolls aburridos, insolentes e irredentos.
Matamoros, joder, si es que hasta el nombre. En fin: luego en la realidad seguro que serás más pacífico. Suele pasar. Pero vamos al punto:
– No soy PEDU: lo puedes ver por mi IP y yo no insulto a sacerdotes. Él sí: hasta parece le imputa delitos. Yo, insisto: NO.
– Yo sólo he dicho que nadie sabe si Menganito o Zutanito ha ido al infierno: no hay «anti-santos». Ni de Judas Iscariote sabemos si al final en la horca se arrepintió.
– Parece que «te pone» ver un infierno lleno de pobres gentes. Yo no digo ni que sí ni que no, sino que nadie sabe cuántos van y que Dios es Amor y que su juicio será perfecto e inapelable por ello mismo. La perfección la veo por su inclinación a la Misericordia – en el juicio y en la pena – y tú la perfección la ves en la condena a trillones de personas.
– Tú eres fiel reflejo de tu nombre al fin y al cabo.
cow shit.
Bla bla bla bla y más bla bla bla bla……… que si, que si, Redomado, que eres el más bueno, el más listo y el más guapo, sigue así…… enhorabuena
Sesenta años lleva el clero neocon predicándole a la gente liberalismo, diciéndole: «Dios te hizo libre y respeta tu libertad de quererlo o de no quererlo». Anda que no se repiten.
¿Si Dios me hizo libre y respeta mi libertad, por qué me manda al infierno si no lo elijo a Él? ¿Donde está el respeto a mi libertad? ¿Sabiendo que puedo elegir mal, por qué me da a optar? No tiene ni pies ni cabeza. Esta contradicción la aprovecha el clero progre para darle sentido con el infierno vacío y la salvación universal.
Los liberales siguen sin entender que «obligatorio» no significa lo mismo que «por la fuerza». Para ellos no hay 10 mandamientos, son sugerencias. Es falso que Dios no te pueda obligar, Dios da mandamientos obligatorios, lo que no puede es imponerlo por la fuerza.
Ejemplo de barrio sésamo para liberales que dudan de lo que digo:
Hay mandamiento obligatorio de circular por la derecha, pero como nadie me fuerza a circular por la derecha apuntándome con una pistola, soy libre de circular por la izquierda, es mi opción libre y me tienen que respetar mi elección porque tengo derecho.
Puedo comer del árbol o no comer del arbol, Dios no me puede obligar a no comer con ningún mandato porque soy libre, me lo dice la serpiente.
Neocones culpables de la apostasía general por muy moralistas que sean con el no al aborto.
Sabemos de Dios lo que él ha querido revelarnos (eso incluye el infierno).
Decía el Santo Cura de Ars que los que creen en Dios tienen la fe de los demonios.
Dice Santiago 2:19: «¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan»; por eso Lutero eliminó de la Biblia protestante esta carta. La verdadera fe no consiste en creer en Dios, consiste en creer a Dios. Por eso, una de las definiciones de la fe es: el sometimiento de nuestros propios razonamientos a la verdad revelada; porque sus caminos no son nuestros caminos y sus pensamientos no son nuestros pensamientos (Isaías 55:8,9). No haga usted como Elifaz de Temán y sus amigos, contra los que se encendió la ira del Señor, que trataban de justificar a Dios. No sea usted antropocéntrico y considere que Dios debe de actuar como actuaría usted (usted no tiene la santidad de Dios); usted es imagen suya, Él no es un reflejo sublime de usted .
MBAvejentado, déjate de chorradas. No tiene sentido rebatirte.
Asimismo opino yo, este espacio no está para fomentar el ego de los que como MierDa Renovado están encantados de haberse conocido.
¿MierDa Renovado? ¡que chulitos nos ponemos desde el anonimato en un foro!
Matamoros: ¡serás hortera! ¡pedazo fósil espiritual! Tu peor enemigo es tu apodo, perdona que me ría o me mofe de este nombre con sabor a reconquista, a tiempos pasados, a Medievo, a minoría bulliciosa a… – en definitiva – extinción.
Veo que también tienen sus Trolls, sus gallitos de corral los que vais de tradicionales: no está solo el que llamáis «PEDU». Os retroalimentáis.
Trillones de almas condenadas ¿te pone cachondo eso? ¿es ese tu concepto de justicia divina? …menudo prenda estás hecho.
Para que lo sepas MierDa Redomada, Robustiano es mi nombre y Matamoros mi primer apellido y Vinagre de segundo, así que de anonimato NADA…….y me reitero en mis comentarios: eres muyyyyy guay, enhorabuena
Pues te pega…Vaya mierda de apellidos. Sólo te faltaba ser pariente del bestia y animal de bellota de Kiko Matamoros.
Vaya prenda estás hecho….de casta le viene al galgo.
Robustiano (manda huevos)…y encima…Robustiano…..¡corre al Registro Civil! y cámbiate de nombre, ¡por favor!
¿Te pone cachondo el pensar en trillones me condenados al infierno por la justicia divina? ¿Es ese tu idea de JHS Juez?
Por cierto…si quieres, podemos quedar y aclaramos cuestiones.
Robusto: si ves en Madrid, lo tienes fácil.
MD renovado. Argumentas como un liberal y sé perfectamente lo que estás diciendo, pero no te explicas bien.
Según tú, Dios te hizo libre, y por eso viene lo de elegir a Dios o de no elegirlo, la opción, Dios te creó libre para elegir, y Dios te dio derecho a no elegirlo. ¿Si tengo derecho a no elegirlo, por qué me castiga con el infierno si no lo elijo? ¿No era libre?
Todo esto es una falacia liberal. Dios no te hizo libre, te hizo inteligente, la inteligencia está para buscar la verdad, y es la verdad la que te hace libre. El demonio fue el primer liberal que engañó a Eva con ese estúpido argumento.
Luego te respondo. Tu comentario es respetuoso y merece una respuesta, pero seguro que saldrá matamoros y temo a que sus faltas de respeto.
Ciertamente.
Pues no señor, no vivo en Madrid, vivo en un pueblo cuyo topónimo va de acorde también a mi nombre, Suellacabras, así que no te pongas tonta MierDa Redomada, que como todos los izquierdosos siniestros, es decir los tuyos, sois muyyyyy tolerantes y dialogantes, hasta que os llevan la contraria, entonces hacéis como vuestros ancestros ideológicos: al Gulag o a la Checa, así sois vosotros MierDa Redomada, ja ja ja ja……..
PEDU Robusto Avinagrado Matamoros habitante de Suellacabras…tío ¡lo tienes todo! Yo tengo un mínimo de dignidad: no hablo con trolls que tienen esos nombres y viven en esos pueblos:
*Robusto
*Suellacabras (¡si son cuatro casas!…¡ah!….entiendo: vejete aburrido cascarrabias de casino – si lo hay – o de la sombra del olmo de la placita de esa pedanía.
*Avinagrado
*Matamoros
¿no te hubiera sido más rentable ponerte en su lugar un apodo normal?
¿yo del Gulag? pero si la persona más anticomunista que hay en 1000 km a la redonda de mi ciudad soy yo, anticomunista visceral antes que racional.
Por favor: no hables conmigo. Por favor te lo pido y ten un mínimo de respeto en el poquito de vida o de lucidez que – seguro – te queda por tu avanzada edad.
Ésto es de chiste! jejejejejejeje. Pero menudos cavernícolas hay aquí: me insulta y luego te quejas de recibir respuesta.
Virgen Santa.
«Pero ¿cómo va condenar Dios?”. Y añaden: “Eso era antes cuando se vivía un cristianismo del miedo”. Pero no caen en la cuenta que Dios no es el que condena sino el que examina y dictamina… significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección… Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno».
¡Me lo explique!, que decía el Macario, ¿Dios condena o no condena? Lo de «id malditos de mi Padre al infierno preparado para Satanás y sus ángeles», ¿no lo dirá Cristo en el JUICIO FINAL? ¿Dios no «dará a cada cual según sus obras»? (Romanos 2:6). ¿No «está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el JUICIO»? (Hebreos 9:27). «Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo JUICIO lo ha entregado al Hijo» (Juan 5:22). ”… y de nuevo vendrá con gloria para JUZGAR a vivos y muertos». Etc., etc., etc.
Aparte del mayor de los males, que es esa esa exclusión de Dios (lo de los bienaventurados no añade nada), una pregunta señor obispo: ¿la pena de sentido, el fuego real, se la impone el propio condenado en plan masoca? ¿Usted cree que la mayoría de los católicos de a pie, de hoy en día, entederán con su explicación lo terrible de un destino que llevó nada menos que un Dios a encarnarse para librar de él al hombre? Escuchándole a usted alguno entenderá que se va a perder la fiesta del jefe y de unos amigos.
¡Otro tuerto en el país de los ciegos! ¡Otro afeminado de la fe! ¡Otro que amaga y no pega!
Lo del fuego es poco. En el infierno está Satanás, un angel, un ser libre de inmenso poder, que odia al hombre. y todos los demás demonios. Y en el infierno no está Dios, que contiene a Satanás de torturarnos ya en esta vida. Saque usted sus propias conclusiones. Mire que Dios, Jesucristo, los Santos etc lo avisan. Por mucha ensoñación buenista que tengamos – y todos somos tentados a pensar así – las cartas están claras y diáfanas para el que quiera verlas. No nos engañemos sobre el infierno.
Jesucristo llora por cada uno que se condena al infierno, porque ya no puede hacer nada por él. No hay un segundo round de pruebas de aceptación. No hay repesca. En el cielo ya hubo una revuelta de almas que se rebelaron y no va a haber más. Pero podemos rezar por los muertos para que Dios les de gracias especiales para que se arrepientan a tiempo, entre la vida y la muerte. Incluso después de haberse producido el fallecimiento, porque para Dios el tiempo no existe.
«Incluso después de haberse producido el fallecimiento, porque para Dios el tiempo no existe».
Sí, si por fallecimiento entendemos cuando el médico dictamina que han cesado las constantes vitales.
Ha sostenido de siempre la Iglesia que es tán fuerte el vínculo alma cuerpo que el alma puede tardar horas en separarse de él. Pero una vez se desprende el alma del cuerpo, precisamente porque no existe el tiempo, el alma queda fijada en el estado en que le pilló la muerte definitiva y ya no tiene posibilidad de arrepentirse; por eso los condenados en el infierno no pueden arrepentirse, si pudieran y lo hicieran aún allí los salvaría el Señor. Esto explica porqué los sacerdotes ante una persona que llevaba incluso horas fallecida en accidente de tráfico, por ejemplo, le hablaban al oído y acababan dándole la absolución bajo condición.
«Ha sostenido de siempre la Iglesia que es tán fuerte el vínculo alma cuerpo que el alma puede tardar horas en separarse de él»
Eso no es así: en la Iglesia, que no «la Iglesia» (es decir, personas que pertenecían a Ella), se han dicho muchas cosas; también cosas inexactas y hasta auténticos disparates, comprensibles por la falta de ciertos conocimientos en la época en que se dijeron, como es el caso de Santo Tomás de Aquino, nada menos que Doctor de la Iglesia, cuando hace afirmaciones que la moderna embriología, por ejemplo, ha desmentido, pero que él no podía conocer, por lo que llega a conclusiones formalmente verdaderas, totalmente lógicas, pero que partían de presupuestos falsos, lo que resulta en que tales conclusiones son igual de falsas que los principios de los que partía. Dicho lo cual, la Iglesia nunca ha dicho que el alma tarde en abandonar el cuerpo. Al contrario: es dogma de fe que inmediatamente después de la muerte…
…se produce el juicio particular ante Dios, yendo unas almas al cielo, otras al purgatorio y otras al infierno (definido por S. S. Eugenio IV en el Concilio de Florencia). Que los humanos no sepamos o no podamos conocer siempre el momento exacto de la muerte (la persona puede estar inconsciente, catatónica, en coma… pero quizás no muerta aún), no significa que el alma no abandone el cuerpo en un instante. De hecho, la muerte, desde el punto de vista de nuestra fe, es éso mismo: la separación del alma del cuerpo. Si ésta no se ha producido, la persona no se ha muerto, sino que sigue viva, aunque aparentemente no dé señales de vida o éstas sean imperceptibles.
«Esto explica porqué los sacerdotes ante una persona que llevaba incluso horas fallecida en accidente de tráfico, por ejemplo, le hablaban al oído y acababan dándole la absolución bajo condición»
No se debe a tal cosa. El motivo es el que acabo de explicarle: lo hacen porque…
…no saben a ciencia cierta si esa persona está viva aún (aunque aparente no estarlo). Ante la duda, se le absuelve «sub conditione» (bajo condición): bajo la condición de que esté viva y de que se haya arrepentido. Si falla alguna de esas dos cosas, la absolución no sirve para nada, además de que los sacramentos SÓLO se administran a los vivos, jamás a un muerto, y de que la absolución no perdona ningún pecado si no hay contrición previa (o al menos atrición).
Por su puesto que la muerte se produce en el momento exacto de la separación de alma y cuerpo y que en ese mismo instante el alma es juzgada. Lo que digo es que la verdadera muerte no tiene porque coincidir con el dictamen médico de fallecimiento (pérdida de las constantes vitales). El fallecimiento inicia una carrera de descomposición en la cual numerosas células sanguíneas viven mas de 48 horas, células musculares más de 2 semanas, etc. Según un estudio publicado en 2017 por un equipo de científicos de la Escuela de Medicina NYU de Nueva York, las personas «saben de inmediato que han muerto», dado que su conciencia sigue funcionando después de que el cuerpo haya dejado de emitir señales de vida.
Afirman que con la parada cardiorrespiratoria el cerero baja su actividad de manera instantánea, no se producen ondas cerebrales, al menos visibles en un monitor, durante alrededor de 20 segundos. Esta primera reacción inicia una cadena de procesos celulares que resultan en la muerte cerebral, pero «hasta que esto sucede, pueden pasar horas desde que el corazón deja de funcionar». Tras analizar a un grupo de pacientes que sufrieron un paro cardiaco, que técnicamente fallecieron, pero fueron reanimados con éxito después, comprobaron que tenían consciencia de las conversaciones completas y, también de ver las cosas que sucedían a su alrededor, incluso después de haber sido declarados como fallecidos.
En cuanto a la fuerza de la unión alma cuerpo es tal que Santo Tomás afirma que las almas de los bienaventurados, pese a gozar ya de la visión beatífica de Dios, sufren una especie de violencia por no tener su cuerpo, que esperan recuperar en la resurrección (las quejas a Santo Tomás). Se sabe, también, que las personas que no se resignan a morir alargan su agonía.
Esta última aclaración suya es más congruente, además de ser acorde con la fe católica y el proceder de la Iglesia. Por eso, como he dicho, se administran los sacramentos «sub conditione», ante la imposibilidad, por parte del sacerdote, de saber el momento exacto de la muerte, si ésta se ha producido o no, si el moribundo le escucha y se arrepiente, etc. Si, por el contrario, no se trata de un moribundo, sino ya de un cadáver (el sacerdote no puede saberlo al 100%), los sacramentos administrados «sub conditione» no tienen ningún efecto en el alma del fallecido, la cual, como usted bien ha dicho, «queda fijada en el estado en que le pilló la muerte definitiva y ya no tiene posibilidad de arrepentirse», que es condición «sine qua non» para salvarse.
Una pregunta bizantina: Si una madre que va al cielo bendito observa que su hijo va al infierno eterno, sigue gozando de la eterna felicidad mientras su «nene» se achichara y grita desaforadamente de dolor? No sufrio indeciblemente nuestra Madre celestial viendo lo que hicieron con su hijo?
Yo también rezo por los que murieron teniendo en cuenta lo mismo que usted, Sí soy yo, considera. Es muy cierto lo que explica Quién como Dios. Ahora bien, puesto que para Dios el tiempo no existe y basta el arrepentimiento perfecto al morir, pienso: al igual que Dios escucha mis plegarias por la conversión y salvación de otros que hoy viven en estos días conmigo, también escucha en su presente eterno mis ruegos por la salvación de otros que murieron, quizá otorgándoles la gracia del arrepentimiento aunque fuera postrero. Yo se lo pido en el futuro de aquellos muertos. Pero Él me escucha en su presente eterno y puede graciosamente darles un impulso de contricción y dolor por los pecados y amor que enjuague ese dolor antes de expirar.
Con esa esperanza rezo a Nuestro Señor todos los días, y pido la intercesió´n de los Santos
Estoy plenamente de acuerdo con usted.
Qué forma tan enrevesada de explicar la divina Providencia. Claro que Dios conoce las peticiones de todos los tiempos, y otorga gracias en consecuencia. Pero se requiere que la persona las acepte: Dios no da gracias tales que violen la libertad humana que Él mismo ha otorgado. No obliga a nadie a arrepentirse. Por tanto, siempre hay que orar por los fieles difuntos que han muerto en gracia de Dios (si no lo estaban, pueden ahorrarse los rezos, porque del infierno nadie sale por más que se rece por esa persona), pues es una obra de misericordia y sirve para acortar o mitigar su sufrimiento en del Purgatorio, ya que tras la muerte no se puede merecer.
Hago la aclaración de que hay que rezar por todos los difuntos sólo a título particular, pues la Iglesia como tal no reza por algunas personas (como sufragio tras su muerte me refiero, ya que en vida sí reza por su conversión).
No hay que olvidar que durante dos milenios la Iglesia ha denegado los funerales, oraciones públicas y la sepultura eclesiástica a 1) aquellas personas cuyo pecado es público, sin que haga falta que la publicidad exista ya en vida; basta que adquiera esa cualidad después de su muerte; y 2) que no conste de una manera suficiente que dio alguna señal de arrepentimiento antes de morir.
Al contrario de lo sostenido por alguno por aquí, no basta la mera suposición de que tal vez en los últimos instantes, por la infinita misericordia de Dios, se haya arrepentido de sus culpas y obtenido el perdón (Gregorio XVI, «Officium», 16 de febrero de 1842).
Esto incluye:
1) A los no bautizados (salvo los catecúmenos).
2) A los apóstatas.
3) A herejes y cismáticos.
4) A los miembros de la masonería u otras sociedades del mismo género (por ejemplo, nihilistas y anarquistas).
5) A los excomulgados o entredichos después de la sentencia condenatoria o declarativa.
6) A los suicidas.
7) A los muertos en duelo o de una herida en él recibida.
8) A los que hubieran mandado quemar su cadáver.
9) A otros pecadores públicos y manifiestos, entre los que se debían considerar a los morían en el acto de cometer un pecado grave, los que de una manera contumaz y pública se negaron a recibir los últimos sacramentos, etc.
Incluso el Código de Derecho Canónico vigente (el de JPII de 1983), hace hincapié en la obligatoriedad de dar alguna señal de arrepentimiento (externa y manifiesta, por tanto), o en caso contrario «se han de negar las exequias eclesiásticas» (canon 1184 § 1). Y añade el canon 1185: «A quien ha sido excluido de las exequias eclesiásticas…
…se le negará también cualquier Misa exequial», es decir, la celebración de la Santa Misa en sufragio por su alma (vamos, el funeral), pues es dogma de fe que quien muere impenitente va al infierno, donde ya no sirven las oraciones por el difunto.
Con ésto queda en evidencia por dónde se pasan muchos clérigos (los de «fulanito ya está en el cielo», aunque fuera un asesino en serie) la fe de la Iglesia y la ley canónica vigente.
Católico:
No quiero empezar a discutir contigo – te respeto a pesar de lo que te puedas creer y no quiero sobresaltarme – pero lo tengo que escribir:
Me das miedo. Me das miedo y dan pena los que posiblemente estén bajo tu influencia espiritual – en caso que tengas algún cargo como laico en tu parroquia o posible movimiento o grupo de oración, asociación de fieles o lo que sea – ya que tu idea de la justicia de Dios es… es…no sé como calificarla….es…. (lo dejo aquí)
Saludos.
MierDa Redomada, estás hoy pletórica…….Jou Jou Jou…….
«Me das miedo», dice usted, cuando debería haber dicho «no acepto la fe católica», que es lo que le ocurre a usted realmente. No crea que lo transmitido por mí se trataba de una ocurrencia mía: lo tiene usted en los decretos dogmáticos de Trento, en documentos pontificios (el de Gregorio XVI es uno de muchos, no el único), en el «Codex Iuris Canonicum» Pío-Benedictino de 1917, y en el Código de Derecho Canónico vigente, el de 1983 de Juan Pablo II, que por lo visto tampoco era tan «bueno» como usted creía, ni por supuesto tan «bueno» como usted, al decretar tales cosas de acuerdo con la fe de la Iglesia.
Si la Verdad le da miedo, tiene usted un serio problema, pues ésta no cambia. Sólo dispone usted de dos opciones: aceptarla y adaptarse a ella, pues ella no se va a adaptar a usted; o rechazarla. La opción es suya y Dios la respetará. Pero, elija lo que elija, tendrá consecuencias. No porque Dios sea malo: su elección puede ser la mala.
«No acepto » ya te contestaré a su debido tiempo.
Ahora tengo cosas más importantes que hacer…no tengo todo el tiempo del mundo como el pueblerino PEDU Robusto Avinagrado Mataherejes habitante de la gran urbe denominada Desollaconejos y alcalde, paisano, cura, sacristán de ese villorrio (todo en uno, porque estará solo el pobre vejete)
Te voy a llamar Don Cayo.
Eres un filón, que no un felón, MierDa Redomada, contigo he encontrado una mina de oro con tus respuestas …….no sabes cómo me he reído…….jua jua jua jua juaaaaaa….EL PEDU y el Probe Migue son solo lerdos y como no tienen ni gracia ni sentido del humor, no me contestan. Pero un tipo como tú con un ego tan subido MierDa Redomada, entras al trapo y me encanta….ju ju ju ju, por eso te digo que eres un filón, te aseguro que tus descalificativos me encantan MierDa Redomada…..
No voy a entrar a tus provocaciones, abuelo.
Rezaré por tí…y lo digo en serio.
O sea, que según la Santa Iglesia Romana, Dios sí acepta el delito de autor y condena a los masones y otras especies por el hecho de serlo, sin entrar a juzgar si es inocente o culpable de manera personal de las atrocidades que se nos achacan? O sea, quiere Vd decir que Dios es menos benéfico que la imperfectíma justicia humana? Pues vaya!
Está claro que actualmente se quiere despojar a Dios de parte de sus atributos, convirtiéndolo en un Dios insulso y bobalicon, poco más que lo que sería una marioneta en manos del que la maneja. Me parece que estamos muy equivocasos, Dios es el que es y no lo podemos cambiar a nuestro antojo y adaptarlo a las modas imperantes. ¿Cómo puede pretender la criatura oponerse a su Creador, o incluso pretender ocupar su puesto?
La prédica del Arzobispo tiene puntos muy clarificadores y define muy bien el buenismo.
Para lo que se acostumbra en los prelados, es excelente.
Con respecto a que Dios examina y dictamina, para no decir castiga, lo entiendo como otra expresión, no como oposición.
Dios castiga porque sino habría que arrancar muchísimas páginas de la Biblia. Y éso no se puede hacer porque es Palabra de Dios. Jesús no vino a cambiar ni una coma de las Escrituras.
uno.- El infierno existe
dos.- Las penas son terribles y duran toda la eternidad
tres.- El que entra NO sale
cuatro.- Son muchísimos los que desgraciadamente se condenan
cinco.- Judas Iscariote se condenó («Más te valdría NO haber nacido»)
«Pero no caen en la cuenta que Dios no es el que condena sino el que examina y dictamina»
Qué frase tan desafortunada: ¿no cae en la cuenta Su Excelencia Reverendísima que «examinar y dictaminar» a quien finalmente acaba en el infierno, significa exactamente que Dios le ha juzgado (examinado) y condenado (dictaminar sentencia condenatoria)?
Y reitera la misma perogrullada con el ejemplo escolar: «el que suspende no es el profesor, es el alumno». Pues va a ser que no: aunque sea frecuente emplear mal el verbo «suspender», en su acepción en el ámbito académico significa en español: «Negar la aprobación a un examinando hasta nuevo examen». Es el profesor quien, de acuerdo con lo que haya hecho el alumno (o lo que no ha hecho y debería haber hecho) suspende al alumno. Exactamente igual que en el caso del juez (y Dios es el Juez Supremo; el Juez de jueces): es el juez quien condena al acusado hallado culpable. La única diferencia con el…
…juicio divino es que éste es único e inapelable: tras él ya no cabe recurso de apelación (en el caso del ejemplo del juez), ni ningún «nuevo examen» (en el caso del ejemplo académico).
«Al atardecer de la vida nos examinarán del amor realizado o del amor no realizado»
Como frase queda bonita, pero tras morir, Dios, el Juez Supremo, nos juzgará sobre todo: pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión, no sólo de los de omisión, que es lo que parece indicar eso del «amor no realizado», cuando existen pecados de comisión u obra (no sólo no se realiza algo bueno, sino que se comete voluntariamente un acto malo contrario a Dios y a sus mandamientos: el pecado). ¿Que Su Excelencia Reverendísima se refiere a que la increencia e impiedad, la idolatría, los asesinatos, las violaciones, las mentiras, la lujuria, el robo, la envidia, la pereza, etc., son «amores no realizados», como la ceguera es «videncia no realizada»? Entonces es…
…correcto, aunque poco preciso y, sobre todo, cursi, como no podría ser de otra forma al emplear esos alambicados eufemismos para referirse al pecado: pese a la bonita frase evangélica, rematada motu proprio «de aquella manera», Dios juzgará todos nuestros actos, incluyendo nuestros pecados, que son actos voluntarios: tanto el bien no hecho, como el mal sí hecho.
«Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos»
Omite aclarar, Su Excelencia Reverendísima, que entre esas necesidades se encuentran, en primer y principal lugar, las espirituales, no sólo llenarles la panza, de las que muchos prelados y otros clérigos se han olvidado, siendo su principal cometido salvar las almas de esos «pobres y pequeños», no sólo cubrir sus necesidades materiales para salvarse ellos, dejando a esos pobres a su suerte. ¿Qué amor o caridad…
…es ésa? (¿verdad, «Cáritas»?).
«Por lo tanto el que examina no es responsable del mal resultado del examinador»
No está muy fino Su Excelencia Reverendísima: no cae en la cuenta de que «el que examina» y «el examinador» son la misma persona? Ha dicho de dos formas diferentes algo que significa lo mismo, lo que resulta en una frase absurda: ¿cómo el profesor puede no ser responsable del mal resultado del profesor (que es «el examinador» o «quien examina»)?
Menos mal que las cartas pastorales no se las lee nadie; e incluso quien las lee no se entera de nada (no digamos si se leen en misa, que la gente desconecta a partir del minuto uno), porque vaya «cacao» tiene (y éso que éste obispo, al menos, no difunde herejías, que ya es mucho). Lo que evidencia la pésima formación que se imparte en los seminarios desde hace medio siglo. Visto lo visto, la intención será buenísima, pero el resultado es manifiestamente mejorable.